V CURSO DE HEMATOPATOLOGÍA

TORTOSA, 13-14 NOVIEMBRE 1998

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RADIOLOGIA DE LOS LINFOMAS

Dr. José A. Izuel Navarro

Servicio de Radiología

Hospital de Tortosa Verge de la Cinta

[Índice] [El radiólogo] [Técnicas-1] [Técnicas-2] [Claves diagnósticas] [Mañana] [Bibliografía]

Papel del radiólogo

Diagnóstico

Estadiaje

Tratamiento

Seguimiento


 PAPEL DEL RADIÓLOGO

DIAGNÓSTICO

La patología linfoide puede presentar un amplio espectro de manifestaciones clínicas, en función de la afectación nodal o extranodal, el tipo histológico y el grado de diseminación de la enfermedad. El diagnóstico de la misma no es evidente en muchos casos, y las pruebas de diagnóstico por la imagen resultan con frecuencia de gran ayuda para el clínico.

Las pruebas de imagen no son , en la mayoría de los casos, específicas, pero son altamente sensibles, y permiten la obtención de muestras para citología o biopsia bajo control visual directo en lesiones no palpables o de difícil acceso, o bien dirigir al cirujano para la biopsia quirúrgica de las lesiones más "rentables" para el diagnóstico.

ESTADIAJE

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Fig. 1. Enfermedad de Hodgkin tipo esclerosis nodular, mujer 24 a.

T.A.C. toraco-abdómino-pélvica con contraste intravenoso y oral para estadiaje inicial: a) masa mediastínica (m) con síndrome de vena cava superior; b) adenopatías (a) peripancreáticas y nódulos esplénicos (n); c) adenopatías paraaórticas (a) e interaortocavas, dudosa afectación mesentérica (?), que podría deberse a una distribución desigual del medio de contraste oral en las asas de intestino delgado (CI = vena cava inferior, A = aorta); d) adenopatías retroperitoneales pelvianas (a) en cadena iliaca primitiva derecha (PS = psoas). RESULTADO: EH estadio IV.


Una vez realizado el diagnóstico de linfoma en una localización es fundamental conocer la extensión de la enfermedad en el organismo y expresarla en un lenguaje universalmente inteligible por la comunidad médica; este proceso se denomina estadiaje, y su importancia radica en que

El sistema de estadiaje TNM empleado en la mayoría de los tumores de estirpe epitelial no es útil en la patología linfoide, a excepción de algunos linfomas extranodales como las micosis fungoides, cuyo patrón de distribución es similar al de los carcinomas. En la enfermedad de Hodgkin con afectación nodal, los patrones de diseminación son relativamente predecibles, generalmente a traves de estaciones ganglionares contiguas. Sin embargo, en la mayoría de los linfomas B de células grandes, el patrón de diseminación es mucho más inconstante, y en linfomas centrofoliculares la diseminación es generalizada en el momento del diagnóstico; en otros casos, como en la leucemia linfoide crónica o los linfomas de células del manto, los órganos afectados suelen ser ganglios, sangre periférica y médula ósea, pero el grado de extensión en cada órgano o tejido afecto varía notablemente en cada individuo. Esta es básicamente la razón de un estadiaje apropiado para cada tipo de proceso linfoproliferativo.

En esta fase el radiólogo juega un papel decisivo, ya que en un gran mayoría de casos son únicamente las pruebas de imagen las que permiten la detección de lesiones ocultas y el estudio homogéneo de todo el organismo. Asimismo, es básico el conocer minuciosamente todas las localizaciones de la enfermedad antes de comenzar el tratamiento, para poder evaluar correctamente la respuesta al mismo y evitar dudas posteriores.

TRATAMIENTO

El papel de la radiología en este campo es muy limitado, quedando prácticamente restringido a proporcionar la informacion topográfica adecuada para la delimitación de los campos de radioterapia o a la aplicación de alguna técnica intervencionista para la resolución de complicaciones derivadas de la enfermedad (raro).

SEGUIMIENTO

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Fig. 2. LNH linfoma B de células grandes con esclerosis, mujer 20 a.

Afectación cervical y mediastínica. Ingresa en urgencias por disnea de reposo; a la exploración se objetiva clínica de síndrome de vena cava superior. T.A.C. torácica con contraste intravenoso en la que se aprecia una masa mediastínica anterior que engloba el tronco innominado (TI), la vena cava superior (VCS), el cayado de la ácigos (AZ) y la arteria pulmonar derecha (APD), así como la aorta ascendente y el cayado aórtico. Circulación colateral (flechas) ascendente a través de las venas mamarias externas y desde el brazo izquierdo a través de las venas circunflejas deltoideas. Estadiaje inicial.

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Fig. 3. La misma paciente de la fig. 2, tras 3 ciclos de CHOP y radioterapia

T.A.C. torácica con contraste intravenoso en los mismos planos que la figura anterior. Se puede comprobar la desaparición prácticamente completa de la circulación colateral y de las lesiones mediastínicas, a excepción de un nódulo retroesternal (n) de 25 mm. de diámetro ¿tejido residual o fibrosis? La T.A.C. sólo puede contestar basándose en criterios de tamaño controlando la evolución del nódulo en estudios posteriores.

Al igual que en la fase de estadiaje, las pruebas de diagnóstico por la imagen son básicas en el reeestadiaje, que comprende la monitorización de la respuesta al tratamiento y el seguimiento de la enfermedad a medio y largo plazo. Permiten detectar rápidamente una respuesta pobre y orientar el cambio de la estrategia terapéutica, confirmar una remisión completa, detectar recidivas o transformaciones y, en muchos casos, diferenciar entre enfermedad residual, hiperplasia reactiva o tejido cicatricial inerte o al menos facilitar el acceso a las lesiones problemáticas para la obtención de citología o biopsia. En la gran mayoría de casos, si bien la biopsia quirúrgica puede ser imprescindible para el diagnóstico primario, en el reestadiaje suele ser suficiente la citología obtenida por punción aspirativa con aguja fina (PAAF).

La frecuencia y el método empleado para el reestadiaje varía según la localización de la enfermedad; por ejemplo, con el tratamiento adecuado, la regresión de las adenopatías mediastínicas linfoides es muy rápida, y puede controlarse mediante radiología simple, mientras que la tomografía axial computarizada puede espaciarse cada dos o tres meses inicialmente; en cambio, en la afectación retroperitoneal, la radiología simple no resulta de utilidad y los controles deben hacerse mediante T.A.C. y/o ecografía.

 

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Fecha de última modificación: 01 abril, 1999
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