Póster
Nº 042
Póster |
|
Alonso M.J.(1), Corcuera M.T.(1), Muñoz E.(2), Picazo A.(1), Gómez-Aguado F.(1),Casado I.(1)
|
|
La oncocercosis es una infección humana ocasionada por un nematodo filarial, Onchocerca Volvulus. Se transmite de una persona a otra a través de varias especies de mosca negra del género Simulium, que se desarrollan en zonas de corrientes rápidas de ríos y arroyos. Las zonas de mayor incidencia se encuentran en Africa, Yemen y un área comprendida desde el sur de Méjico hasta el norte de Brasil ( 1-4 ). En 1990, fue descrita la posible transmisión de la enfermedad por vía placentaria ( 5 ).
Onchocerca volvulus es una especie con un dimorfismo sexual muy acentuado. Las hembras son de mayor tamaño que los machos, pudiendo alcanzar las primeras hasta 50 cm de longitud. En el hombre, el gusano adulto vive en la dermis profunda y tejido adiposo subcutáneo, adoptando una forma enrollada con reacción granulomatosa a cuerpo extraño y fibrosis alrededor, lo cual ocasiona la presencia de nódulos llamados oncocercomas, desde unos pocos milímetros hasta varios centímetros de tamaño y que tienden a localizarse sobre las prominencias óseas ( 6-10 ). Cuando se produce la picadura por el simúlido, tiene lugar una pequeña erosión en la piel que facilita el paso de sangre, restos celulares y microfilarias, si es que éstas están presentes, desde el hombre a la mosca. Una vez ingeridas por la mosca, las microfilarias atraviesan su pared intestinal y migran hasta los músculos torácicos, donde se transforman en larvas infectantes. Éstas terminan localizándose en la probóscide de la mosca y serán inoculadas en la piel de otro individuo cuando ésta vuelva a alimentarse. El gusano en desarrollo migra a través de la dermis y tejido subcutáneo, en grupos de dos o más, hasta que comienza su encapsulación, aproximadamente, un año después de la infección ( 11 ). Las microfilarias localizadas en el útero del gusano hembra pueden ser liberadas y migrar a través de la sangre, alcanzando cualquier otra localización (ojos, ganglios linfáticos y vísceras).
El diagnóstico de la oncocercosis se basa en la clínica (prurito, lesiones cutáneas como nódulos y alteraciones de la pigmentación, adenopatías, en ocasiones ceguera, etc.), determinación de las microfilarias en sangre, orina y esputo, y en el estudio anatomopatológico de los oncocercomas. Actualmente, la determinación antigénica en el suero de los pacientes infectados constituye uno de los métodos diagnósticos más útiles ( 12 y 13 ).
|
|
