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Morfometría de la Neoplasia Intraepitelial Cervical.
Caracterización de las biopsias por ponche. 1997

Dra. Tania Ochoa Calvi*, Dra. Mercedes Seguí Sánchez**, Dr. Pedro A. Díaz Rojas.***

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[TITULO] [INTRODUCCIÓN] [METODO] [DISCUSIÓN] [TABLAS] [CONCLUSIONES] [BIBLIOGRAFÍA]

METODO

TABLAS


DISCUSIÓN

ANALISIS Y DISCUSION DE LOS RESULTADOS:

La aplicación de técnicas morfométricas en el estudio de la Neoplasia Intraepitelial Cervical nos brinda la oportunidad de realizar una caracterización más objetiva de las variaciones celulares que se producen en sus diferentes estadíos.

Entre estos cambios celulares atípicos cobra notable significación la valoración de las características nucleares, tales como núcleos aumentados de tamaño, irregulares e hipercromáticos y la presencia de un número variable de mitosis (36).

Diversos autores han señalado la utilidad de la cuantificación del volumen nuclear en el estudio de diversas lesiones incluyendo las de cuello uterino (19,37-40). En 1937 Strodtbeck realizó una distinción entre el carcinoma de células escamosas y el epitelio cervical normal utilizando este indicador. En 1956 Foraken y Reagan realizaron un estudio bidimensional del volumen nuclear en áreas de metaplasia, hiperplasia atípica y carcinoma in situ, demostrando diferencias en los valores del mismo en estas lesiones (19). Otros autores han señalado además su utilidad como indicador en el pronóstico de diferentes tipos de afecciones malignas planteándose que el aumento en su valor se encuentra en relación con el grado de agresividad de la lesión dado que refleja el aumento de la actividad metabólica celular (37-45).

Los resultados obtenidos en nuestro trabajo con respecto a este indicador se muestran en el Cuadro 1. En el mismo observamos los valores medios de volumen nuclear (Vn) obtenidos en cada uno de los grupos estudiados, poniéndose en evidencia que el valor de este indicador aumenta a medida que se agrava la lesión; los menores valores estuvieron en los grupos 1 ( 50.730 ± 37.754 ) y 2 ( 91.640 ± 79.529 ) y los mayores en los grupos 3 ( 242.714 ± 189.091 ) y 4 ( 231.407 ± 151.077 ).

Según los resultados del ANOVA con la prueba HSD de Tukey (Cuadro 2), hubo diferencias significativas en los grupos 1 y 2 con respecto a los grupos 3 y 4. Además, si bien el valor medio del volumen nuclear en el grupo 3 fue mayor que en el grupo 4, al realizar la comparación entre ambos grupos encontramos que no existieron diferencias significativas.

El hecho de que los mayores valores de Vn se observen en los grupos 3 y 4 se encuentra en estrecha relación con la presencia de la anaplasia, que desde el punto de vista cualitativo podemos encontrar tanto en la displasia severa como en el carcinoma in situ, donde pueden observarse células con núcleos desproporcionadamente grandes con marcada alteración de la relación núcleo-citoplasma, así como la presencia de células tumorales gigantes con núcleos polimorfos voluminosos (15,46).

La densidad de perfiles nucleares (Dpm) es un indicador morfométrico que posibilita cuantificar la población celular en una lesión determinada, y en nuestro estudio nos permitió valorar la diferenciación de la población celular en cada grado de NIC, si tenemos en cuenta que el epitelio cervical se caracteriza por presentar una gran celularidad, con la presencia de núcleos redondeados u ovales de pequeño tamaño(47).

El valor medio de la densidad de perfiles nucleares (Dpn) en los diferentes grupos de estudio disminuyó gradualmente a medida que avanzó la lesión (Cuadro 3). Al realizar el análisis comparativo de los resultados entre los grupos (Cuadro 4), Observamos que existen diferencias significativas entre los grupos 1, 2 y 3 y al igual que en el caso del volumen nuclear no hubo diferencias significativas entre los grupos 3 y 4. Estos resultados nos hablan a favor de una mayor diferenciación celular a nivel de las lesiones iniciales en relación con los grados más avanzados de la afección.

Uno de los parámetros de importancia característico de la displasia lo constituye la presencia de imágenes de mitosis. En la mucosa cervical normal solo se observan en la capa basal, pero en el epitelio cervical displásico suelen advertirse a niveles medios incluso en los planos superficiales, apareciendo en todo el espesor del epitelio.

El aumento del número de mitosis pone de manifiesto la actividad proliferativa celular y a menudo se utiliza como parámetro en la valoración del nivel de agresividad de una lesión tumoral (44,48-51).

En los valores medios de la frecuencia de perfiles mitóticos (Fpm) encontrados en nuestro trabajo, se pone en evidencia claramente que a medida que se agrava la NIC aumenta el valor de este indicador, alcanzando el valor más alto en el carcinoma in situ en correspondencia con la anaplasia que histológicamente caracteriza esta lesión, donde podemos encontrar la presencia y aumento del número de mitosis (46) (Cuadro 5).

Al realizar la comparación de los resultados obtenidos entre los diferentes grupos (Cuadro 6), observamos que existieron diferencias altamente significativas entre los grupos 1 y 2 con respecto a los grupos 3 y 4; significativas entre estos dos últimos y entre los grupos 1 y 2 no hubo diferencias.

En los distintos grados de NIC encontramos un grado variable de pleomorfismo nuclear con variaciones en el tamaño y forma del núcleo. La valoración histológica del pleomorfismo desde el punto de vista cualitativo, ha demostrado tener limitaciones por incidir en la misma el factor subjetivo del observador (49,52). La aplicación del factor de forma (Ff) en la cuantificación de esta alteración celular ha permitido una valoración más objetiva de la misma (48).

En nuestro trabajo la determinación de la densidad de células pleomórficas la realizamos mediante el cálculo del factor de forma. En el Cuadro 7 se muestran los valores medios obtenidos en este indicador, siendo el mismo de 0.34 ± 0.12 para la población más pleomórfica (Ff <= 0.5) y de 0.70 ± 0.10 para la menos pleomórfica (Ff> 0.5). Al aplicar el test de diferencia entre medias para comparar ambos grupos de población celular pleomórfica, observamos que existen diferencias significativas entre ambos resultados, por lo que se comprueba que el nivel establecido del factor de forma para clasificar ambas poblaciones celulares fue seleccionado con calidad.

La distribución porcentual de la densidad de población de células pleomórficas (Dcp), según resultados del factor de forma en cada uno de los grupos estudiados, refleja que el por ciento de células con mayor pleomorfismo nuclear aumentó progresivamente en relación con el grado de la NIC, correspondiendo el mayor por ciento al grupo 4 o carcinoma in situ, grupo donde también encontramos el por ciento más bajo de población celular menos pleomórfica (Cuadro 8).

Para comprobar la significación estadística de estos resultados aplicamos el test de proporciones (Cuadro 9), observando que no existió diferencia significativa entre los grupos 1 y 2, encontrándose de forma significativa en el resto de los grupos y altamente significativa al comparar el grupo 4 con el resto. El hecho de que este indicador alcance sus valores más significativos en el carcinoma in situ esta en estrecha relación con la anaplasia y el pleomorfismo que caracteriza histológicamente a esta lesión y por consiguiente, con la disminución de la diferenciación celular de la misma (46).

Para finalizar queremos llamar la atención acerca de los resultados obtenidos en la comparación de los diferentes indicadores morfométricos utilizados en nuestra investigación, específicamente entre los grupos 3 y 4. Así vemos que no existen entre ellos diferencias significativas en relación con el volumen nuclear y densidad de perfiles mitóticos, siendo significativa y altamente significativa en relación con la frecuencia de perfiles mitóticos y densidad poblacional de células pleomórficas con Ff <= 0.5 respectivamente y a favor del grupo 4. Esto nos indica que la diferenciación de las variaciones celulares es difícil aún mediante el estudio cuantitativo de las mismas en los grupos 3 (displasia severa) y 4 (carcinoma in situ), por lo que consideramos se debe seguir profundizando en el estudio de aquellos indicadores que en nuestro trabajo demostraron tener mayor utilidad en este sentido.

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Dra. Tania Ochoa Calvi*, Dra. Mercedes Seguí Sánchez**, Dr. Pedro A. Díaz Rojas.***
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