Comunicación
Nº 026
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Dr. Jorge Ugalde P.; Dra. Rocío Murillo; Tec. Med. Fabiola Carvajal; Tec. Med. Julia Amón M.
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El uso de la microondas dentro del laboratorio de Patología como auxiliar tecnológico en el diagnóstico y procedimiento de múltiples técnicas tanto de histoquímica, no son recientes, los primeros trabajos realizados con algún éxito, datan de los años sesenta, autores como Baker, 1963, supieron aplicar esta metodología como “aplicador” de calor interno, como fijador rápido en formalina (Mayers ,1970), desarrollaron el principio de aceleración molecular, con los objetivos deseados. Hasta el momento se usaba en labores bien definidas, una de ellas en los restaurantes para la preparación y el calentamiento de cierto tipos de comidas que debían ser dadas al cliente en ese mismo momento, tecnología útil que hacia que ciertos alimentos a media cocción estén listos para ser servidos en pocos minutos.
Hacia los años 80, comenzamos con el uso de esta metodología dentro del laboratorio de Patología, en principio los resultados fueron desalentadores, no había forma de regular la cantidad de radiación, ya que los hornos traían solo algunas calibraciones determinadas: para la cocción, otras para descongelar y algunas un término medio de fuerza, lo que hacia difícil el hecho de poder aprovechar de los recursos que nos daba la tecnología en beneficio procesamiento y de aminorar el tiempo en las diferentes técnicas diarias que se usan dentro del laboratorio de anatomía - patológica.
El calentamiento externo ha sido largamente reconocido que reduce los tiempos en las técnicas( 2 ), y mejora los patrones de tinción, como explica Bouchard, 1963, en la aceleración de la técnica de Giemsa, así como, Koski, 1981, sobre la seguridad de las técnicas de plata ( 8 ).
Los usos de la microondas se generalizaron, así, en inmunohistoquímica los primeros reportes vienen de Australia (Leong y Milios, 1986) y de Hong Kong (Chiu, 1987), en Elisa, en 1986 con Tovar, como fijador de platos de micropocilllos; en la actualidad su uso en metodología como la hibridación in situ de DNA-DNA, han abierto una puerta para la investigación de la medicina genética.
El perfeccionamiento de los hornos (Boon, 1986), que dan la facilidad de modificar el potencial de radiación, dar el tiempo necesario para cada procedimiento, así como, el hecho de poder calibrar la temperatura que se logra en los líquidos a volumen conocidos, hizo que rápidamente esta técnica sea parte normal del trabajo diario dentro de la Patología ( 7,8 ).
A continuación ponemos vuestra consideración una forma fácil de demostrar la presencia de Helicobacter Pylori, en material de biopsia, procesado incluido en parafina, técnica corta de alta sensibilidad, en relación a otras utilizadas en la actualidad, que aunque sensibles, son engorrosas y costosas.
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