Se encuentra Ciudad Real ubicada en la zona conocida como Campo de Calatrava, aunque no fuera calatrava en su origen la ciudad, como hemos reseñado. Argamasilla, Carrión, Moral, Villamayor... "de Calatrava", son algunos restos de la toponimia que llegó a consagrar la poderosa Orden, que aquí tuvo su origen, y aquí dominó durante más de siete siglos.

        Estamos en el año 1.085. Alfonso VI conquista Toledo a la morisma, y prosigue sus incursiones hacia el sur. Sobre la fortaleza Kalaat-Rawaah, junto al Guadiana, ondea ya el pendón de Castilla. El rey decide entregarla a la Orden del Temple, que allí se establece para su defensa. Pero muerto Alfonso VIII se produce la terrible invasión almohade de 1.157.

        Los templarios, incapaces de mantener la plaza, la devuelven a la Corona, que la ofrece a su vez a quienes estén dispuestos a defenderla. Una difícil empresa que se hace posible gracias a dos hombres venidos de fuera, ejemplos de fe cristiana y ardor guerrero. Con Raimundo de Fitero y Diego Velázquez llegan en 1.158 a Calatrava 20.000 bravos caballeros. Es el inicio de la Orden de Calatrava, que se incorporará al Cister y adoptará su regla. Blanco será su hábito, y negra su cruz flordelisada.

        Así llegamos a 1.195. La derrota cristiana en la Batalla de Alarcos, al mismo borde de la actual Ciudad Real, supone un desastre para los calatravos. La próxima guarnición del castillo de Calatrava "la Vieja" prefiere la muerte antes que la huida, y es pasada a cuchillo. Desde entonces y para siempre, la cruz negra del hábito blanco de los freiles, se volverá roja. Pero a partir de ahí, la Orden se reestructura, y construye después de las Navas de Tolosa, la más importante fortaleza de Castilla, hoy en el término de Aldea del Rey. Una calzada de piedra, construida en 1.560, por los años en que Felipe II solía visitar el castillo, permite llegar hasta el pie de las murallas. Hasta allí se trasladó en 1.217, y desde Calatrava la Vieja, la llamada Virgen de los Mártires, junto a los restos de los Maestres y los caballeros muertos. Desde aquí se administrarán ahora los cuarenta y tres lugares, villas y ciudades manchegas de la Orden.

        Treinta Maestres tienen que pasar, hasta la muerte de don Garci López de Padilla, para que el rey don Fernando el Católico, logre que la administración de los territorios pase a la Corona. Ya no es la guerra la principal razón de ser de la Orden. Por el contrario, es la administración la que impera en la llamada Mesa Maestral. Sobre el poder que llegaron a alcanzar los Maestres, sirva como muestra don Pedro Girón Pacheco, que estuvo a punto de casarse con la Princesa Isabel, luego Reina Católica. Tan sólo la muerte de don Pedro Girón en Villarrubia de los Ojos el 2 de mayo de 1.466, por causas no suficientemente esclarecidas, abortó el matrimonio.

        Disueltas las Ordenes Militares en 1.931, Ciudad Real ostenta sin embargo un importante protagonismo en el mantenimiento de su espíritu. En Noviembre de 1.988, se celebraron en el Sacro Convento, los actos conmemorativos del VIII Centenario de la incorporación de la Orden de Calatrava al Cister. Y el Obispado Priorato de las Ordenes Militares, creado por la Bula "Ad Apostolicam" de Pío IX, el 18 de noviembre de 1.875, es el artífice de que en cada festividad del Corpus, las calles de la capital se llenen de capas y cruces de caballeros, que eso sí, han abandonado caballo, espada y armadura.

 

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