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21 Congreso de la SEAP
Madrid, del 29 al 31 de mayo de 2003
 E-mail: patologia@pgmacline.es

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CURSO CORTO LÍMITES DE LA PATOLOGÍA

"A GRANDES BIOPSIAS, GRANDES DIAGNÓSTICOS"

Sergio Serrano Figueras
Hospital del Mar-UAB. Barcelona

No es infrecuente que los patólogos deban realizar su trabajo a partir de biopsias de reducidas dimensiones que en ocasiones no contienen elementos diagnósticos suficientes. Esta situación conduce, con cierta frecuencia, a considerar sinónimos tamaño y representatividad. Esta actitud determina que también con frecuencia los cirujanos consideren que los patólogos exageran en sus demandas de tejido.

La actitud de los patólogos es el resultado de que han sido entrenados para actuar con un máximo de objetividad. Sólo deben de tener en cuenta lo que ven y por tanto, temen basar sus conclusiones diagnósticas en un tejido que no contenga la información suficiente. Por otra parte, son escasos los órganos y las patologías sobre los que existe un consenso sobre la cantidad mínima de tejido que se requiere para que la biopsia sea representativa (biopsia de médula ósea, biopsia renal, biopsia de próstata, biopsia hepática, biopsia pulmonar). Incluso en estos casos los problemas potenciales son numerosos. Puede que el tejido estudiado no contenga información sobre la lesión que presenta el enfermo, puede que la información que contenga sólo sea parcial o que, incluso sólo contenga información sobre una lesión secundaria más o menos relevante que puede o no estar relacionada con la lesión principal. En el primero de los casos, el patólogo puede concluir que no existe ningún tipo de lesión; en el segundo puede realizar un diagnóstico incorrecto o incompleto y en el tercero puede realizar un diagnóstico correcto pero de una lesión que no corresponda al problema principal que tiene planteado el enfermo. Crear las condiciones para que el impacto de estos problemas sobre la calidad del trabajo del patólogo sea mínima depende, en buena medida, de la actitud del mismo patólogo y de su capacidad para interaccionar con sus interlocutores. Si el patólogo considera que su trabajo se limita a extraer conclusiones estrictamente a partir de la información que obtiene del estudio macro-microscópico, su trabajo será poco eficaz y las posibilidades de cometer errores significativos se incrementarán. Si por el contrario, el patólogo actua integrando los datos clínicos, biológicos y radiológicos con los que proporciona el estudio del tejido, las posibilidades de error se reducirán drásticamente incluso cuando el material que se ha recibido en el laboratorio sea muy limitado desde el punto de vista cuantitativo. O lo que es lo mismo, si la relación entre el clínico y el patólogo es fluida la capacidad para explotar la información contenida en el tejido aumenta y la decisión de si una biopsia es o no representativa es más facil.

El tema de esta charla es "a grandes biopsias, grandes diagnósticos". Es evidente que las "biopsias grandes" pueden facilitar el trabajo del patólogo, pero ello no excluye que con un enfoque metodológico correcto las "biopsias pequeñas" pueden con frecuencia aportar información relevante. En este sentido, hay una tendencia imparable a utilizar, cada vez más, metodos diagnósticos menos agresivos, por lo que en el futuro cabe esperar que cada vez se nos exigirá más a partir de menos tejido. Deberemos, por consiguiente, aprender a explotar al máximo toda la información disponible, tanto la externa como la interna (histología, inmunohistoquímica, microscopía electrónica, citogenética, biología molecular). En este contexto, deberemos también aprender a reconocer el punto en el que el tejido "no da más de sí" y los riesgos inherentes a los errores de muestreo que puedan ocasionar que se pase por alto información relevante. También deberemos lograr que, antes de realizar la biopsia, los clínicos, cirujanos y radiólogos compartan con nosotros, en los comités de tumores, la decisión acerca de cual es el tipo de muestra más conveniente en cada caso. Una vez examinada ésta, si existen dudas de que la biopsia sea representativa, deberemos compartir también con los clínicos la decisión de si se debe realizar o no una nueva biopsia. Para ello se deberá evaluar cuidadosamente el riesgo/beneficio de las distintas opciones disponibles. Esta actitud no sólo aumentará la calidad de la atención que reciba el enfermo, sino que además facilitará la comprensión tanto de las posibilidades como de las limitaciones de nuestro trabajo.

 

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Actualizado: 09/07/2003