Introduccion
Es una enfermedad ampollar y auto inmunitaria rara, caracterizada por el depósito de IgA lineal a nivel de la unión dermo–epidérmica (1)(2)(3). Clínicamente se caracteriza por el desarrollo de ampollas polimorfas que en ocasiones son similares a las del penfigoide ampolloso, la presentación clínica en otras ocasiones es similar a la dermatitis herpetiforme. No se asocia a enteropatía sensible al gluten. Existen dos formas clínicas, la del adulto y la infantil (2)(4)(5).
Dermatosis IgA lineal del adulto
Es una enfermedad ampollar autoinmune estrechamente relacionada con la enfermedad ampollar crónica de la infancia, y que al igual que ella su rasgo más distintivo es el depósito lineal de IgA en la membrana basal.
Sus características clínicas, anatomopatológicas son prácticamente idénticas a las de la enfermedad ampollar crónica de la infancia, de la que se distinguirá por su inicio siempre después de la pubertad, con un pico de máxima incidencia por encima de los 60 años, con lesiones ampollosas localizadas preferentemente en el tronco, la incidencia escasa de HLA-B8 y la rara presencia de IgA antimembrana basal en la inmunofluorescencia indirecta (IFI). Se han descrito formas inducidas por medicamentes siendo la mas frecuente causada por Vancomicina (4) (5)(6)(7)(8)(9)(10).
La forma infantil o crónica de la infancia es una enfermedad adquirida, afecta por igual a ambos sexos, en general por debajo de los 10 años, a una edad promedio de 4.5 años. Entre los afectados existe una alta incidencia de HLA-B8 (5)(6)(7).
La clínica es bastante variada. En general son ampollas tensas de gran tamaño que aparecen sobre piel normal o eritematosa. Las lesiones aparecen sobre todo en parte baja del abdomen, el periné, los genitales, las extremidades inferiores, la zona perioral y el cuello, y se pueden extender después al resto de la superficie cutánea. Con frecuencia se encuentran lesiones anulares o eritematosas policíclicas, con ampollas periféricas. Un hallazgo característico en los pacientes con enfermedad ampollar infantil crónica es que las nuevas ampollas aparecen en la periferia de las costras de las ampollas antiguas, lo cual resulta en racimos y rosetas de ampollas o sea aparición de ampollas nuevas alrededor de otras en fase de curación, dando una imagen en “rosetón”. Las membranas mucosas, principalmente las orales pueden estar comprometidas en una minoría de pacientes. El prurito es variable, pero usualmente está presente. La enfermedad clínica en algunos pacientes puede semejar tanto al penfigoide ampollar como a la dermatitis herpetiforme. En la mayor parte de los casos la enfermedad cura en un plazo de dos años, siendo infrecuente presentar lesiones más allá de la pubertad (8)(9)(10).
Anatomía patológica:
Ampolla subepidérmica con infiltrados de neutrófilos y algunos eosinófilos en dermis superficial similar a la dermatitis herpetiforme. En otros casos la histología es más parecida a la del penfigoide ampollar, con predominio de eosinófilos. A nivel ultraestructural la línea de clivaje se produce en la lámina lúcida (5)(8)(9).
Inmunopatología:
La IFD muestra depósitos lineares de IgA en la membrana basal. La inmunoelectromicroscopía localiza estos depósitos en la lámina lúcida y en algunos casos por debajo de la lámina lúcida y en otros por debajo de la lámina densa.
La IFI detecta IgA antimembrana basal, a títulos bajos, en la mayoría de los casos de la forma infantil, pero raramente en la forma del adulto. Raramente se demuestra la presencia de anticuerpos circulantes IgA dirigidos contra los componentes del endomisio en el músculo liso (IgA-EmA) (8) (9).
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La técnica de inmunoblot ha identificado que el antígeno contra el que se dirigen los anticuerpos es una proteína de 180 Kd, presumiblemente el antígeno mayor del Penfigoide buloso BP-180, si bien se ha determinado la presencia de varios antígenos involucrados. La inmunoelectromicroscopía ha demostrado que la localización de los antígenos es variable en los hemidesmosomas, lámina lúcida, lámina densa y sublámina densa (1)(2)(6)(7 ).
Tratamiento:
El tratamiento de elección son las sulfonas o la sulfapiridina, con excelente respuesta a los pocos días. En casos rebeldes pueden añadirse dosis bajas de prednisona (8)(9)(10).
Dapsona:
Dosis inicial: 200 mg / día.
Dosis para el control: 50 – 100 mg /día.
ó
Sulfapiridina:
Dosis: 0.5 – 2g/día.
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Prednisona:
Dosis: 40 – 60mg/día (con disminución progresiva de la dosis).
Dosis: 40 – 60mg/día (con disminución
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