LA
AUTOPSIA CLÍNICA. UN PROCEDIMIENTO CIENTÍFICO DE GRAN BENEFICIO
SOCIAL
Ernesto
Arteaga Hernández
Médico Especialista de Segundo Grado en Anatomía Patológica. Profesor
Asistente de Anatomía Patológica.
Hospital Docente de Postgrado "Hermanos Ameijeiras". San
Lázaro No. 701. Municipio Centro Habana. Ciudad Habana. CUBA.
Introducción
El presente trabajo aborda aspectos generales de
un tema apasionante, controvertido y complejo, de obligada vigencia
en la literatura contemporánea, que esta dado por la indisoluble
relación entre ciencia y tecnología y a su vez la interrelación
de estos procesos y su impacto en la sociedad. Se tratan aspectos
de su evolución, desarrollo, limitaciones, haciendo énfasis en el
enfoque ético para el tratamiento adecuado de las problemáticas
inherentes al desarrollo científico/tecnológico contemporáneo y
la responsabilidad de la comunidad científica de colocar el conocimiento
y su consolidación en función de las necesidades sociales y el bienestar
humano.
En el segundo apartado se hacen algunas reflexiones
acerca de la autopsia clínica como un método de investigación científica
particular, tradicional, de gran valor en la actualidad para obtener
conocimientos sobre la enfermedad en humanos, que aporta importantes
beneficios sociales, como un instrumento útil en la docencia de
estudiantes y médicos, en el estudio epidemiológico de morbi-mortalidad
y la investigación, considerando algunos factores que influyen en
su realización ya que en las ultimas décadas han determinado índices
decrecientes a nivel internacional.
Arriba
Impacto Social de la Ciencia y la Tecnología
El progreso conocido hoy por la humanidad no es
mas que el resultado de las tecnologías científicas que han transformado
progresivamente, desde los tiempos de la revolución industrial los
modos de producir los bienes y servicios (1).
Del mismo modo, estas tecnologías han generado una gran parte de
los males o problemas que afectan hoy a la sociedad moderna.
La ciencia y la tecnología son un proceso inherentemente
social, donde los valores morales, intereses profesionales, presiones
económicas, definidos como elementos no técnicos (1),
desempeñan un papel decisivo en su génesis y consolidación. Por
tanto es imprescindible para los científicos conocer la responsabilidad
que tienen con respecto a las sociedades donde se desenvuelven ya
que estas son proveedoras de todos los medios, instrumentos y recursos
que utilizan para su trabajo. El objetivo supremo de sus preocupaciones
ha de ser el bienestar humano.
El desarrollo tecnológico constituye una compleja
actividad humana que tiene lugar en contextos socio-políticos dados.
Su desarrollo vertiginoso entraña a su vez problemáticas consecuencias
de naturaleza social sobre las que se debe reflexionar y trazar
líneas de acción.
La clásica concepción triunfalista y esencialista
de las relaciones entre Ciencia, Tecnología y Sociedad presentes
aun en diversos ámbitos del mundo académico y medios de divulgación,
que suponen una génesis endógena y espontánea de las riquezas y
el bienestar social a partir del desarrollo científico-técnico,
hoy es sometida a revisión y cambios sustanciales
(2). La idea de este desarrollo autónomo, unidireccional falla
a fines de la década de los 50 en el mundo Occidental, acumulando
una sucesión de desastres vinculados al desarrollo científico-técnico
como: los vertidos de residuos contaminantes, accidentes nucleares,
envenenamientos farmacéuticos, derramamientos de petróleo, etc.
Todo esto hizo reflexionar sobre la necesidad de
cambios en la política científico-tecnológica y con ella la concepción
misma de su relación con la sociedad.
En Estados Unidos por ejemplo los movimientos sociales
y políticos a fines de los 60 hicieron de la tecnología moderna
y el estado tecnócrata su blanco de lucha (Movimientos sociales
del 68 contra la guerra en Vietnam)
(3).
El cambio académico de la imagen social de la ciencia
la tecnología es un proceso que comienza en los 70 y que hoy se
haya en una fase de intenso desarrollo.
Debemos distinguir entre ciencia y tecnología aunque
estas categorías están superpuestas y dependen una de otra. La ciencia
trata sobre la generación y ordenamiento conceptual del conocimiento,
mientras que la tecnología trata sobre la designación, desarrollo
y aplicación del conocimiento científico y/o tecnológico siempre
en respuesta de las necesidades sociales y humanas, por ejemplo:
la invención del microscopio lleva a nuevos descubrimientos acerca
de la célula.
Algunos factores son importantes al considerar
la interrelación entre Ciencia, Tecnología, Sociedad y Medio Ambiente
(4):
-
La selección de los problemas investigados
por científicos e investigaciones tecnológicas están influenciadas
por las necesidades, intereses y soporte financiero de la sociedad.
-
La tecnología es controlada por la sociedad.
-
El producto y las practicas del conocimiento
científico son determinados por la sociedad, los científicos
y tecnólogos tienen la responsabilidad ética de informar públicamente
las posibles consecuencias de sus aplicaciones, ejemplo: La
famosa carta de Einstein al presidente Roosevelt para informar
y prevenir de la posibilidad de producción de armas atómicas
a partir de su descubrimiento.
Los estudios de ciencia, tecnología y sociedad
(CTS) constituyen hoy un vigoroso campo de trabajo donde se trata
de entender el fenómeno científico-tecnológico en el contexto social
tanto con relación a sus condicionantes sociales como a lo que se
refiere a sus consecuencias sociales y ambientales.
La sigla CTS hoy se acepta universalmente que hace
referencia a las interrelaciones entre los avances científicos,
las aplicaciones de la tecnología y las respectivas implicaciones
positivas y negativas que todo ello supone para la sociedad (2).
La conflictividad subyacente a las relaciones CTS
indicaban ya en los 70 que en ningún momento esas relaciones habían
dejado de ser ajenas a la política. También a los problemas éticos
relacionados con el desarrollo tecnológico se les reconoce hoy un
inocultable matiz político (2).
La tecnología en manos de los mercaderes, ha servido muchas veces
para degradar y humillar la condición humana (5).
Un enfoque actual sobre el estado de estas cuestiones
en América Latina pone de relieve el marcado desnivel entre el Norte
y el Sur. Señala que el gasto en los países en actividades de ciencia
y tecnología alcanza poco menos de los 8 000 millones de dólares
anuales, lo cual representa el 2.3 % del gasto mundial en ese sector.
Encontrando además un bajo nivel relativo en todos los indicadores
que pueden utilizarse para medir el desarrollo científico tecnológico
en esos países (2).
Es común que amplios sectores de la población,
que van siguiendo los avances tecnológicos de la medicina moderna
dan por validos y legítimos los beneficios proclamados, tanto brillantes
tratamientos como los trasplantes de órganos y los diagnósticos
obtenidos mediante costosas metodologías de análisis de imágenes
como la tomografía axial computarizada o la resonancia magnética
nuclear.
A pesar de los incuestionables éxitos de esta tecnología,
su elevado precio encarece los servicios médicos, sobre todo si
su utilización no obedece a indicaciones precisas y rigurosas.
Las aspiraciones del paciente que desea ser tratado
con estas tecnologías avanzadas entra en contradicciones con las
restricciones presupuestarias de las autoridades de salud para la
atención terciaria y coinciden con las del medico, que por principios
favorece el desarrollo tecnológico.
Parson postula que el incremento de los medios
técnicos, desvincula cada vez mas al paciente de su enfermedad por
lo que al no evaluar la experiencia técnica del medico, basa su
juicio en el interés demostrado por este y en la tecnología que
maneja (6)
Por tanto en la practica de la medicina, el medico
enfrenta constantemente problemas de tipo ético al tomar decisiones
conflictivas que lo obligan a hacer juicios de valor eligiendo que
respeten las esperanzas y los deseos del enfermo. En los últimos
años han abundado las protestas debidas al mal empleo de pruebas
diagnosticas y más graves aun son los problemas que plantea el uso
incorrecto de intervenciones terapéuticas.
El impresionante desarrollo alcanzado por la ingeniería
genética permite manipular al hombre desde su ontogénesis hasta
el final del nacimiento. El hombre se ha atribuido el derecho de
intervenir en los propios procesos ontogénicos de la naturaleza
y tiene ante si el reto de que su intervención sea siempre en beneficio
de la humanidad (5).
El encarecimiento constante de los servicios médicos
obligara al desarrollo de auditorias para investigar el empleo de
técnicas tanto diagnosticas como terapéuticas y su relevancia en
el manejo del enfermo. Esta relevancia puede tener distintos significados
de un país a otro. El rápido crecimiento de la tecnología que ocasiona
el mal uso de la misma como su consumo excesivo, que obliga a utilizar
fondos destinados a atender necesidades primarias más imperiosas
parece incontenible (6).
Con frecuencia los avances tecnológicos no van
acompañados por el desarrollo de personal capacitado para conseguir
el rendimiento elevado que prometen.
La escalada creciente de los precios de equipos
tecnológicos no conlleva necesariamente a un mayor rendimiento instrumental
ni a un claro beneficio para el paciente.
Un grave problema es el hecho de que estas tecnologías
pueden invadir el mercado sin haber sido sometidas a un riguroso
examen respecto a los riesgos o beneficios que pueden aportar así
como su superioridad sobre los procedimientos habitualmente empleados.
Hoy día existe la opinión generalizada de que la
introducción de una nueva tecnología tiene carácter de investigación
y deberá por tanto estar sometida a controles similares a los utilizados
para la evaluación de nuevos medicamentos
(6), teniendo en cuenta además los principios básicos de la
ética de ensayos clínicos e investigaciones en humanos.
Los avances tecnológicos médicos han sido clasificados
por el presidente del colegio real de médicos del Reino Unido (6)
en 3 grupos por categorías: Los que permiten la curación de enfermedades
a un costo moderado, los que facilitan la prevención de enfermedades
y promoción de salud con poco dispendio y los que permiten mantener
la salud y una calidad de vida razonable, pero que para su éxito
requieren considerables recursos tanto materiales como humanos.
Los últimos crearan mayores problemas para la sociedad ya que estarán
determinados principalmente por factores económicos.
La sociedad o sus representantes deben exigir que
la introducción de nuevas tecnologías se acompañe desde el principio
de una evaluación sistemática, de su correcta aplicación y de sus
beneficios.
Los gigantescos progresos de la ciencia y la tecnología
contemporánea, demandan hoy mas que nunca del enfoque ético de la
ciencia, de la fundamentación del trabajo humanista del científico
y de las vías en la que se expresa la moral en las relaciones entre
ellos (7)
La ética del científico es el conjunto de principios
que guían a este profesional en el proceso de la actividad cognoscitiva
y el comportamiento que este asume en el contexto de una comunidad
científica determinada (7).
Del mismo modo que se desarrolla la revolución
científico-técnica y aumenta la responsabilidad de científicos y
tecnólogos, crece también la significación de la moral profesional
en la vida social.
A las ciencias y a los científicos, ya no solo
se les puede pedir criterios cognoscitivos si no ideológicos, morales
y políticos (7). Los científicos
del mundo tienen que cobrar conciencia de su papel social. Deben
plantearse proyectos que sirvan de soporte a los objetivos generales
del desarrollo social.
El compromiso de la intelectualidad científico-técnica
trasciende los limites de las practicas de investigación y desarrollo
que deben estar reguladas por la honestidad, el humanismo y dedicación
plena al trabajo, debe extenderse a las aplicaciones del conocimiento,
la enseñanza y en general a la elevación de la cultura científico-técnica
del pueblo.
La importancia de la ciencia y la tecnología aumenta
en la medida que el mundo se adentra en lo que hoy se llama sociedad
del conocimiento. En ellos el valor del conocimiento crece constantemente
en la medida que se incorpora a los procesos productivos y de servicios,
a los procesos de participación popular y de gobierno, así como
para la buena conducta de la vida personal y familiar (1).
La tecnología moderna apoyada en el desarrollo
científico ejerce una influencia extraordinaria en la vida social
en todos sus ámbitos: Económicos, políticos, militar y cultural.
La ciencia y la tecnología definen en gran medida
el poder mundial, en consecuencia los estados y grandes transnacionales
son los mayores protagonistas de las ciencias y las tecnologías
contemporáneas (6).
Arriba
Reflexiones acerca de la realización
de la autopsia clínica como un procedimiento científico de gran
beneficio social
La autopsia es uno de los métodos de investigación
médica más antiguo. Las disecciones humanas en cadáveres fueron
practicadas en Alejandría alrededor de 300 a 400 años a.C. (8)
alcanzando una connotación importante con el trabajo fundamental
de Morgagni y sus discípulos. Hace mas de 2 siglos él estableció
firme e irrevocablemente que las bases estructurales de los eventos
clínicos que conducen a la muerte, deben ser encontrados por los
médicos en la realización de la autopsia. Innumerables contribuciones
al conocimiento de la enfermedad han emanado del ejercicio intelectual
llevado a cabo por ellos en las salas de autopsias (9).
La autopsia contribuye primero a la evolución del
conocimiento anatómico y luego a la comprensión de la naturaleza
orgánica de las enfermedades.
En la medicina moderna, básicamente la autopsia
es realizada con el objetivo de responder 2 preguntas: ¿Cuál fue
la causa de muerte de un paciente en particular? y ¿ Que podemos
aprender de este caso en particular para mejorar el conocimiento
medico?
La expansión mundial de los registros de causas
de muerte y el subsiguiente uso epidemiológico para describir la
frecuencia de enfermedades mortales ha dado un rol adicional a la
autopsia. Hoy constituye "la regla de oro" para la evaluación
de la validez de los diagnósticos reportados en los certificados
de defunción (8) y se ha señalado
como la única fuente fidedigna de estadísticas vitales.
Numerosos estudios de correlación clínico-patológica
han demostrado la importancia de la autopsia en la educación medica,
la investigación, la epidemiología y el control de la calidad de
los servicios médicos (10).
El mantenimiento de un índice de autopsia aceptable es importante
para el control continuo de la calidad de las estadísticas de mortalidad
de una población, así como el control continuo de la calidad de
los diagnósticos clínicos en general. Existen evidencias acumuladas
que sugieren una asociación entre un alto índice de autopsias y
la calidad de las practicas medicas (9).
Una revisión critica de los registros de autopsia
puede ayudar a interpretar cambios en los patrones de una enfermedad
que han caracterizado un grupo étnico en un periodo de tiempo dado
(8).
Las políticas de salud en muchas naciones son basadas
en estadísticas de morbilidad y mortalidad para lo cual la autopsia
ha sido un instrumento irremplazable e indispensable.
Los estudios de largas series de autopsias han
provisto a los clínicos de una valiosa información durante muchas
décadas. Los numerosos estudios de comparación entre los diagnósticos
clínicos sospechados en vida o de las causas de muerte, registrados
en certificados de defunción han encontrado una concordancia relativamente
baja con los hallazgos necrópsicos.
Bernicker y colaboradores (11)
encontraron en un estudio de un hospital docente urbano un bajo
índice de autopsias de 16 % (152/974) con un 35 % de diagnósticos
no sospechados clínicamente (53/152) con un porciento mayor (55
%) cuando se trato de enfermos con infección de VIH/SIDA.
Otro estudio realizado en un hospital docente de
Sao Paulo, Brasil, concluye que en los pacientes con SIDA mas que
la población general, existe una sustancial discordancia entre los
hallazgos premortem y postmortem a partir
de 52 autopsias consecutivas. Ellos encontraron solo un 46 % de
concordancia. Muchos pacientes mostraron infecciones simultáneas
y de ellas muchas no fueron sospechadas en vida (12).
Un estudio reciente de 101 necropsias de pacientes
con SIDA realizado en 2 hospitales metropolitanos de NY fueron comparados
con los diagnósticos clínicos antemortem, detectando
que un 74 % de los pacientes tenían en la necropsia enfermedades
asociadas al SIDA que no fueron sospechadas clínicamente (10).
Todos estos estudios confirman el valor de la autopsia
clínica. La preservación de este proceder ha sido proclamada como
principio fundamental de toda investigación clínica con beneficios
para la sociedad y el estado (8).
Sin embargo debido a numerosos factores los índices
de autopsias han disminuido considerablemente en las últimas décadas.
En los EU los índices han declinado desde un 50 % en la década de
los 40 hasta un 15 % en los 80
(13) y un estudio mas reciente indica porcentajes aun menores
con un promedio de 10 % para hospitales docentes y tan bajos como
un 0 a 5 % en hospitales no docentes de la comunidad (10).
Entre los factores que contribuyen a la disminución
de los índices de autopsia internacionalmente se hayan la excesiva
confianza de los clínicos, las dificultades en obtener el consenso
de los familiares y el alto costo del procedimiento (13).
Un argumento es que el avance de la tecnología
diagnostica en las ultimas décadas ha hecho de la autopsia un procedimiento
"irrelevante e innecesario" (13).
El clínico aumenta la confianza en la precisión de la alta tecnología
disponible para el diagnostico correcto de las enfermedades en vida
sobre todo en países industrializados. Sin embargo los múltiples
estudios citados anteriormente que señalan una alta discordancia
entre los diagnósticos clínicos y los hallazgos necrópsicos indican
que los avances en la tecnología diagnostica no han mejorado aun
esta correlación (14)
(15). Debemos
considerar que el rápido crecimiento de la tecnología puede no ir
acompañado de un uso racional y adecuado de la misma.
Otro argumento de gran importancia en la actualidad
que puede contribuir a la disminución de la realización de las autopsias
y en contra de la tradición de la investigación para aumentar el
conocimiento acerca de las enfermedades humanas es el peligro que
puede entrañar la realización de la autopsia en sí para la salud
y la vida de sus proceptores.
Numerosas enfermedades infecciosas, emergentes
o reemergentes, como la tuberculosis, sífilis, hepatitis B y C,
encefalopatía espongiforme, infección por VIH/SIDA, se encuentran
en expansión creciente, algunas en proporciones epidémicas, con
peligro potencial de ser transmitidas al personal de salud que manipula
al paciente y muestras de tejidos o fluidos corporales. Apareciendo
así la denominada autopsia de alto riesgo biológico (16).
En la opinión del autor el peligro a la adquisición
de una enfermedad transmisible no debe generar temor no rechazo
a la realización de la autopsia, debemos aprender mucho aun de estas
enfermedades nuevas o reemergentes y la autopsia es un instrumento
de investigación poderoso. Geller (9)
señala que no hay evidencias de que la técnica cuidadosa como tradicionalmente
se practica ponga al patólogo ante el riesgo de adquirir infección
por VIH.
En nuestro conocimiento, la infección por el VIH
tipo 1 adquirida en la autopsia, bien documentada, solo ha sido
reportada en un caso de un patólogo a través de una herida en la
mano con el instrumental propio de esta actividad (17).
Existen medidas universales de bioseguridad, incluso
recomendaciones de organizaciones de prestigio internacional para
el caso en particular de la autopsia (9) que unida a buenas practicas
de la técnica y al trabajo cauteloso, serio y consciente del personal
entrenado puede colocar la balanza de riesgo/ beneficio a favor
de la necesidad del conocimiento y por tanto a la realización de
la autopsia.
El estado debe también apoyar esta actividad, garantizando
los recursos materiales indispensables para cumplir las medidas
y recomendaciones y así disminuir el riesgo biológico.
Otros autores basados en que muchas autopsias son
realizadas en individuos ancianos con enfermedades crónicas previamente
diagnosticadas y otro grupo con enfermedades malignas cuya diseminación
ya fue confirmada en vida por medio de tecnologías avanzadas, incluyendo
métodos imagenológicos, también en que la autopsia es una actividad
costosa que absorbe mucho tiempo y recurso, proponen seleccionar
las autopsias, las cuales deben realizarse cuando el diagnostico
clínico es incierto o desconocido y en entidades raras e interesantes
(13).
En nuestra experiencia cada autopsia, incluyendo
los grupos señalados anteriormente puede ofrecer potencialmente
aportes nuevos o de interés al conocimiento de la enfermedad en
cuestión, como lo demuestran los trabajos de correlación clínico-patológica
citados anteriormente así como satisfacer objetivos docentes y proveer
material para investigaciones futuras que empleen técnicas más avanzadas.
Por todo esto, estamos a favor de conservar índices mayores de autopsias,
ya que la selección podría ser ambigua o dudosa.
En nuestro país, según la constitución vigente
la salud es un derecho del pueblo y una responsabilidad del estado,
la autopsia clínica se encuentra dentro de los servicios asistenciales
que se prestan a la población para restablecer y promover la salud,
así como para prevenir enfermedades, el desconocimiento de la importancia
de este servicio trae consigo un fuerte rechazo a su realización.
A nuestro juicio es este en nuestro país uno de los aspectos de
mayor incidencia que influyen en no obtener índices mas elevados
de autopsias.
Los doctores Valerón y Dueñas (18)
hacen un análisis general de los factores que influyen en el consentimiento
de los familiares del paciente para la realización de la autopsia
clínica, donde se destacan los principios ético-profesionales del
medico, la aplicación consecuente de los principios ético-humanistas,
el elevado nivel profesional, el tacto, la amabilidad, corrección,
firmeza, la capacidad de infundir animo y confianza al paciente
y sus familiares y la solidaridad. Del patólogo se requiere elevado
nivel profesional, rigor científico, honestidad y respeto absoluto
a la dignidad humana.
Por otra parte no menos importante,
son considerados los factores culturales, psicológicos, filosóficos
y religiosos de los familiares del paciente. Resulta innegable que
en la medida en que se consiga una interacción positiva entre estos
factores, con la elevación del nivel científico, ético y cultural
de la comunidad científica y de la población se obtendrán mejores
condiciones para la realización de este procedimiento científico
de beneficio para ambos.
Otro aspecto importante a considerar en nuestro
país en particular es la influencia negativa de las condiciones
económicas prevalecientes en los últimos años como resultado del
bloqueo norteamericano, con marcada influencia en el campo de la
salud y el impacto en nuestra sociedad de la caída del campo socialista
en los países de Europa. Aunque no conocemos en nuestro medio estudios
de referencia al comportamiento de las tasa de autopsias con relación
a este periodo, es evidente que la falta de recursos materiales
y también humanos han afectado esta actividad. Sin embargo el estado
cubano ha centrado sabiamente la lucha en salvaguardar las principales
conquistas de la revolución y dentro de ellas las actividades de
promoción de salud por su objetivo noble y humano.
Arriba
CONCLUSIONES
La Ciencia y la Tecnología constituyen un proceso
o un producto eminentemente social, donde los valores éticos desempeñan
un papel fundamental o decisivo, tanto en su génesis, desarrollo
así como en su consolidación y su objetivo máximo debe consistir
en el bienestar humano.
El desarrollo científico-tecnológico, debe crear
valores y conocimientos útiles que respondan a la solución de los
problemas mas acuciantes de la sociedad moderna, la comunidad científica,
dotada de altos valores morales y el estado tienen la responsabilidad
de tomar acciones en contra de los conflictos y problemáticas, que
generados por el uso inadecuado de la tecnología van en detrimento
de los intereses y necesidades de la sociedad.
Los factores que influyen internacionalmente en
la disminución progresiva del número de autopsias realizadas, son
múltiples, heterogéneos y su incidencia pueda variar en relación
con las condiciones socioeconómicas de una región determinada. El
impacto del desarrollo tecnológico sobre la disminución de los índices
de autopsia puede tener una mayor repercusión en países industrializados.
Sin embargo la tecnología diagnostica moderna no ha demostrado mejoría
en los índices de correlación clínicos y anatomopatológicos.
Numerosos estudios avalan la vigencia actual del
valor académico, epidemiológico, investigativo y científico de la
autopsia, por lo que las autoridades de salud y la comunidad científica
deben enfrentar el conjunto de factores que influyen negativamente
en su realización.
Profundizar en el conocimiento de las enfermedades
a través de la autopsia representa notables beneficios para los
enfermos, su familia, su entorno y para la sociedad en general.
Arriba
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