La frecuencia de
la patología cutánea y la accesibilidad de la piel para tomar muestras
para biopsia y sugerir la presencia de procesos sistémicos hacen de los
estudios de la piel los más frecuentes en los servicios de anatomía
patológica. Para los exámenes, el microscopio sigue teniendo un papel
fundamental, aunque cada vez se utilizan más las técnicas de patología
molecular, que además orientan hacia el pronóstico.
La accesibilidad de la piel para la
toma de muestras para biopsias hace que los estudios anatomopatológicos
de las lesiones cutáneas sean los más frecuentes. De hecho, "de las
30.000 biopsias anuales que realizamos en este hospital, 8.000 son de
procesos cutáneos. En cualquier hospital general las biopsias cutáneas
constituyen la causa más común de análisis de anatomía patológica,
seguidas de las de digestivo y ginecología", ha subrayado José Luis
Rodríguez-Peralto, del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Doce
de Octubre, de Madrid.
Tampoco hay que olvidar la alta frecuencia de la patología cutánea,
especialmente en nuestro país, debido a la elevada exposición solar, lo
que conlleva un mayor riesgo de carcinoma epidermoide, epitelioma
basocelular y melanoma. Este último "es uno de los tumores humanos más
malignos, aunque, afortunadamente, no es muy frecuente. Nosotros
diagnosticamos al año alrededor de un centenar". Los otros tumores
cutáneos, aunque más frecuentes, "son poco malignos, y la mayoría se
resuelve con una extirpación quirúrgica bien hecha. El basocelular nunca
metastatiza y es agresivo localmente, y el carcinoma epidermoide sólo
metastatiza en uno de cada mil casos".
Procesos sistémicos
Además, la piel puede ofrecer mucha información sobre otros procesos
sistémicos, que encuentran en este órgano uno de sus mejores modos de
expresión; de hecho, "muchas de estas enfermedades se diagnostican a
través de una biopsia cutánea, como sucede con la vasculitis séptica y
el pioderma gangrenoso (relacionado con patología digestiva)". El
interés de este aspecto es tal que ha merecido un importante número de
sesiones en el V Curso de Dermatopatología, celebrado en el citado
centro madrileño.
Rodríguez-Peralto, que ha dirigido el encuentro, ha destacado la
especial atención que se ha prestado a las dermatosis de pronóstico
grave o infausto, puesto que "muchas enfermedades muy graves presentan
lesiones histológicas en la piel difíciles de detectar, pero el patólogo
debe estar bien entrenado para apreciar cambios muy sutiles pero de una
gran trascendencia para diagnosticar una enfermedad sistémica".
También se han abordado las dermatosis paraneoplásicas, que son lesiones
cutáneas que aparecen en sujetos que padecen un cáncer que "en muchas
ocasiones no se ha detectado todavía. Este es el caso de la acantosis
nigricans, que con mucha frecuencia se asocia a tumores viscerales". No
obstante, ha insistido en que "no todos los que presentan esta lesión
padecen un cáncer, pero hay que estudiar al enfermo para descartar el
tumor".
Abordaje precoz
El patólogo ha concedido una extraordinaria importancia a la observación
de las manifestaciones cutáneas, ya que pueden permitir atajar
enfermedades muy graves. En este sentido, "en muchas sepsis las lesiones
cutáneas constituyen las primeras manifestaciones, pero nos permiten
adoptar el tratamiento contra la infección antes de que se disemine y
tenga un pronóstico infausto".
La micosis fungoide ha sido otra enfermedad que ha merecido una sesión
monográfica, ya que "es el linfoma cutáneo más frecuente. Muchas veces
su diagnóstico no es fácil, pero en los últimos años se han producido
avances en este campo, la mayoría relacionados con la patología
molecular, concretamente el estudio de reordenamientos de receptores T.
Hasta disponer de estos métodos, los pacientes debían someterse a varias
biopsias antes de poder establecer el diagnóstico".
Sobre las técnicas de diagnóstico, Rodríguez-Peralto ha señalado que
"seguimos usando el microscopio convencional que, hoy por hoy, aporta
mucha información", lo que no exime del empleo de las técnicas de
patología molecular, que "han pasado del plano experimental a la
práctica, fundamentalmente para establecer el pronóstico de lesiones
tumorales. Por ello, cada vez son más frecuentes los servicios de
patología molecular