La introducción
de nuevas tecnologías para detectar lesiones mamarias está ofreciendo
mayores índices de precisión. De esta forma, el diagnóstico clínico se
ha visto favorecido y está adoptando nuevas orientaciones encaminadas a
eliminar la enfermedad, pero con medidas lo más conservadoras posibles.
La elevada incidencia de las patologías
de la glándula mamaria hace necesario, a juicio de José María Rivera
Pomar, jefe de Servicio de Anatomía Patológica del Hospital de Cruces,
en Bilbao, revisar el papel del patólogo en el manejo del cáncer de
mama. "Los cambios han sido provocados por las nuevas orientaciones que
ha tomado el diagnóstico clínico de las lesiones mamarias, por el enorme
desarrollo de la punción-aspiración con aguja fina y por la mayor
precisión alcanzada por el estudio citológico de las lesiones".
Además, también ha resaltado el hecho de que muchos gobiernos y
organizaciones sanitarias han iniciado campañas de screening del cáncer
de mama que hacen que un patólogo "deba enfrentarse a un conjunto de
lesiones que tiempo atrás no tenía habitualmente la oportunidad de ver".
Entre los cambios más destacables, Rivera recalca "la introducción de la
biopsia-cilindro percutánea, la introducción de la mamotomía y la
tendencia, cada vez más creciente, a la realización de una cirugía
reducida del cáncer, con el sistemático y progresivo abandono de la
mastectomía radical". El experto entiende que "la práctica de una
cirugía reducida exige un riguroso control de la extirpación de la
lesión y la evaluación precisa de los bordes de resección de la pieza
con el fin de evitar al máximo las recidivas".
Sobre el diagnóstico, ha dicho que uno de los procedimientos de mayor
auge en los últimos tiempos es la citología por punción-aspiración con
aguja fina, a la que define como "una técnica sencilla que puede
precisar no sólo la benignidad o malignidad sino que, a medida que los
cuadros citológicos de las lesiones son cada vez más conocidos, se puede
usar para orientar hacia el tipo histológico de tumor".
Alta sensibilidad
"Esta técnica tiene una sensibilidad media del 96 por ciento y una
especificidad del 94 por ciento, pero no está indicada en las lesiones
no palpables o localizables ecográficamente y en aquéllas procedentes de
las campañas de screening que muestren microcalcificaciones".
Además de esta citología, "el patólogo puede recibir muestras
citológicas de secreción espontánea o inducida por el pezón, que en
muchos casos permiten descubrir la existencia de lesiones ductales,
especialmente las papilares, que afectan a los ductos de grueso
calibre".
Ha recordado que en los últimos tiempos se ha introducido la biopsia
transcutánea-percutánea efectuada mediante una aguja gruesa con
dispositivo de disparo similar a la usada en otros órganos sólidos como
el riñón. Ha precisado que mediante su uso se extraen varios cilindros
de tejido con resultados muy prometedores.
También supone un avance de los últimos años "la introducción de una
mesa radiológica de mamografía digital a la que pueden incorporarse
varios dispositivos diferentes de obtención de material biópsico y que
ha facilitado el desarrollo de la mamotomía y de la extirpación de
lesiones de menos de dos centímetros de diámetro mediante la obtención
de múltiples cilindros de tejido".
Sobre la genética y el consejo genético del cáncer de mama, Miguel Angel
López Ariztegui, miembro de la Unidad de Genética del Hospital de
Cruces, se ha referido a los criterios para identificar una familia con
riesgo aumentado de padecer cáncer de mama familiar. "La mujer,
inicialmente, sobreestima su riesgo de desarrollo de cáncer de mama al
conocerse portadora de una mutación genética". No obstante, la actitud
ante esta situación es variable: unas muestran en ocasiones una
respuesta que elude cualquier adhesión a protocolos de seguimiento,
mientras que otras buscan de forma desesperada el análisis genético o el
tratamiento profiláctico. Pero es evidente que el consejo genético ayuda
a aliviar o eliminar la ansiedad y confusión creadas".
Portadoras
El experto estima razonable que, al iniciar un estudio analítico de
posibles portadores de una mutación genética, los primeros en ser
evaluados sean los que han padecido la enfermedad. Si se detecta la
mutación en los genes BRCA1 y BRCA2, el riesgo de la familia en primer
grado de ser portadores es del 50 por ciento. "Es necesario considerar
con cautela el resultado negativo como portador, dado que podría ocurrir
que el determinante de este cáncer de mama familiar pudiera estar
condicionado a otros genes no descubiertos".