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21 Congreso de la SEAP
Madrid, del 29 al 31 de mayo de 2003
 E-mail: patologia@pgmacline.es

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CURSO CORTO DE PATOLOGÍA PEDIÁTRICA
PROBLEMAS DIAGNÓSTICOS EN PATOLOGÍA TUMORAL PEDIÁTRICA

SALA MUNICH
Viernes, 30 de mayo de 2003. De 8,30 a 10,30 h.

Coordinador: Dr. J. Vila Torres

Ponentes:

1-. Osteosarcoma.
     Dr. F.J. Martínez Tello
    
Hospital Universitario "12 de Octubre". Madrid

2-. Tumores de células redondas.
     Dr. Samuel Navarro
    
Hospital Clínico Universitario. Valencia

3-. Tumores del Sistema Nervioso Central.
     Dra. Arantxa Ortega
    
Hospital Universitari "Vall d´Hebró" Barcelona

4-. Tumores abdominales.
     Dr. Josep Vila
    
Hospital Universitari "Sant Joan de Déu" Barcelona


Problemas diagnósticos en Osteosarcomas de la edad pediátrica.

F. J. Martínez Tello.
Hospital Universitario 12 de Octubre.
 

El osteosarcoma (OS) es el tumor maligno primario de hueso no hemopoyético más frecuente, en el que las células neoplásicas producen osteoide, aunque sea en cantidades mínimas. La edad de aparición de máxima incidencia es en la segunda década de la vida, afectando tambien en un número importante a niños menores de 10 años. Se distinguen varios subtipos de OS, siendo el más común el OS convencional intramedular. La mayoría de los casos no presentan problemas diagnósticos, por su típica localización metafisaria en los huesos tubulares largos, las características radiológicas de destrucción cortical con reacción perióstica, con formación de un triángulo de Codman o de reacción espiculada en rayos de sol, y la presencia de osteoide depositado por células neoplásicas muy atípicas. Sin embargo existen subtipos que pueden presentar problemas diagnósticos.

La variante de OS de predominio codroblástico puede contener tan escasa formación de osteoide que por problemas de muestreo se suscite el diagnóstico de Condrosarcoma (CS) Grado 3. El CS es un tumor infrecuente en la infancia y adolescencia que ocurre en localizaciones algo distintas al CS del adulto (1) : Más frecuente en cráneo y extremidades inferiores y menos frecuente en caja torácica y cinturón pélvico. El OS de predominio condroblástico presenta un patrón lobular de lóbulos condroides rodeados por septos de células fusiformes atípicas, mostrando las células de hábito condral en las lagunas una atipia similar a la de las células fusiformes. Los lóbulos condroides son hipercelulares en la periferia. En los centros de los lóbulos se puede encontrar osteoide, así como entre las células fusiformes, pero hay casos en los que no se encuentra, posiblemente por razones de muestreo, habiendo de asumirse, basados en la clínica y radiología, el diagnóstico de OS de predominio condroblástico.

El OS de predominio fibroblástico y el Os de patrón fibrohistiocitario pueden contener tambien escaso osteoide y suscitar el diagnóstico de fibrosarcoma o fibrohistiocitoma naligno. Estos tumores presentan las mismas localizaciones que el OS pero son excepcionales en la infancia y adolescencia. Desde un punto de vista práctico el error diagnóstico en uno de estos tres supuestos no tien consecuencias en cuanto al tratamiento ya que es el mismo.

Más comprometido es el diagnóstico diferencial de la variante Os de células pequeñas con un Sarcoma de la familia Ewing/PENET (SE) (2) que son tumores que ocurren en estas edades. Hay aspéctos clínicos , como fosfatasa alcalina elevada en el OS y la localización preferente del SE en la diáfisis de los huesos tubulares largos, así cómo los aspectos radiológicos más típicos del SE, de imagen de reacción perióstica en capas de cebolla, que pueden ayudar al diagnóstico. Sin embargo existen casos en los que lo más característico del SE en los aspectos clínicoradiológicos los puede presentar el OS y viceversa. El estudio histológico, especialmente de pequeñas biopsias como los cilindros, puede ser muy comprometido por la dificultad de distinguir entre un escaso y fino osteoide y depósito de fibrina intercelular, lo cual generalmanete se puede aclarar mediante una tinción tricrómica. La tinción para el glucógeno puede ayudar pero no en todos los SE son sus células glucógeno positivas . La demostración por inmunohistoquimia del MIC2 y la demostración de las Traslocaciones conocidas del SE darán el diagnóstico.

Más comprometida es la diferenciación de un OS con una lesión benigna por las consecuencias terapeúticas que implica.

El OS telangiectásico (3) puede ser dificil de distinguir del quiste óseo aneurismático radiológicamente. Sin embargo el diagnóstico histológico es fácil, ya que si bien en el quiste óseo aneurismático se puede depositar osteoide en los septos de los lagos sanguíneos, no presenta la enorme atipia celular que caracteriza al OS telangiectásico. La variante sólida de quiste óseo aneurismático puede sin embargo dar lugar a problemas de diagnóstico histológico diferencial cuando existe en la lesión una proliferación celular reactiva exhuberante.

La variante de OS osteoblastoma-like (4) puede confundirse con el osteoblastoma (OB). De hecho un repaso a la literatura en este campo demuestra la dificultad diagnóstica en muchos de estos casos,lo que ha dado lugar a que se describiera el Ob maligno ( 5) posteriormente denominado Ob agresivo (6 ) y casos de Ob con cambios degenerativos de los osteoblastos que simulan un Os ( 7 ). El Os osteoblasoma-like se caracteriza por presentar trabéculas óseas ribeteadas por osteoblastos simulando el aspecto de un osteoblastoma. Actualmente no se reconoce el Ob maligno/Ob agresivo como una entidad que se pueda definir histológicamente si no solamente por criterios clínicos y radiológicos. Se considera que los tumores osteoblásticos son benignos o malignos si bien aun no existe una opinión clara acerca de si un Ob puede convertirse en un Os. Lo que sí está claro es que la distinción entre Ob y Os puede ser extremadamente dificil. La permeación de trabéculas óseas preexistentes y la presencia de bandas de células neoplásicas sin producción de matriz son los dos aspectos histológicos que más ayudan al diagnóstico entre Ob y Os.

Hay Os de bajo grado histológico que apenas presentan atipia celular y aspectos histológicos de osteosarcoma parostal, fibroma desmoplásico o displasia fibrosa que radiológicamente pueden motrar una lesion de bordes precisos y por tanto de características no agresivas (8).

La diferenciación entre un OS rico en células gigantes (9) y un Tumor de células gigantes (TCG) es uno de los problemas más dificiles, ya que la naturaleza maligna de las células puede pasar desapercibida cuando las células mononucleadas muestran solamente una sutil atipia. El dignóstico de OS habrá de sospecharse en un caso que muestre características histológicas de TCG pero que tenga una localización inusual cómo en la metáfisis de un hueso tubular largo y en un niño. El problema puede ser aun más dificil en los rarísimos casos de Os epifisario con carácterísticas radiológicas e histológicas de TCG.

En las fases tempranas de la curación de una fractura existe una marcada actividad mitótica de las células mesenquimales en el proceso reparativo. En estadios tempranos del proceso reparador el osteoide y material condroide no presentan una disposición funcional como corresponde a un proceso reactivo, por lo cual el cuadro histológico, interpretado fuera de contexto, puede sugerir el diagnóstico de Os. En estadios más avanzados la maduración ordenada de cartílago y células fusiformes a osteoblastos y la formación de trabéculas óseas hace fácil el diagnóstico. La correlación de las características histológicas con la clínica y la radiologia es muy importante. Las fracturas de stress se producen usualmente en la diáfisis tibial y huesos del metatarso en marchadores y saltadores; los pacientes sufren dolor. A veces se produce una neoformación ósea periostal exhuberante que cubre todo el hueso y puede simular una neoplasia permeativa, encontrándose en la RM una médula ósea alterada y un escintigrama con tecnecio positivo. En pacientes que han sufrido una fractura intramedular con rotura de trabéculas óseas de la esponjosa, sin afectación de la cortical, sienten dolor pero no se observa radiológocamente una fractura obvia. En estos casos se puede encontrar neoformación ósea en los espacios medulares, de carácter permeativo, atrapando trabéculas óseas persistentes que puede sugerir el diagnóstico de Os. Sin embargo las trabéculas neoformadas no se disponen de forma apretada, unas con otras, si no separadas por médula. La falta de evidencia de una masa intramedular en los estudios radiológicos tambien excluye la posibilidad de un Os.

Cada vez se observan Os de menor tamaño, posiblemente por el aumento en educación de la población general y por el mayor nivel de los facultativos ( pediatras y traumatólogos), que pueden mostrar una imagen radiológica no agresiva, sugestiva de un Ob o un fibroma no osificante, y luego resultar en el estudio anatomopatológico ser un Os.

El Os Parostal (10) aunque tiene su mayor incidencia en la 3ª década tambien ocurre en la 2ª. El diagnóstico diferencial puede plantearse con la miositis osificante (MO) . Radiológicamente el OS Parostal presenta una masa adherida a la superficie del hueso que característicamente muestra una mineralización inferior en las áreas periféricas que en la central en tanto que en la MO ocurre lo contrario, apareciendo más mineralizada la zona periférica. Ello es debido a que la MO muestra el llamado fenómeno de zona, consistente en que se produce una maduración progresiva del tejido mesenquimal reactivo desde el centro de la lesión hacia la perifería con maduración de las células mesenquimales en osteoblasos que depositan osteoide y llegan a producir trabéculas óseas bien conformadas en la zona externa de la lesion , constituyendo como una especie de cáscara ósea envolvente. No obstante el patólogo debe conocer la patocronia de la lesión y saber que zona de la misma estudia, correlacionándo el cuadro histológico con el radiológico, si no quiere caer en graves errores de interpretación .

El OS Periostal (Os P) (11) tambien ocurre en la 2ª década. Se trata de un Os de grado intermedio de malignidad de predominio condroblástico. El diagnóstico diferencial hay que establecerlo con el Condrosarcoma Yuxtacortical, tumor muy raro, de características radiológicas muy similares. El quid del diagnóstico es el encontrar osteoide, aunque sea en cantidades mínimas en el Os P. Más importante es la diferenciación con el Condroma Periostal (12) que por presentar usualmente cierto pleomofismo celular puede tambien crear incertidumbres en el diagnóstico. A parte de que estos tumores son de menor tamaño ( menores de 3 cm) que el Os P en ellos histológicamente tampoco se halla osteoide.

LITERATURA

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TUMORES DE CÉLULAS REDONDAS

Dr. S. Navarro.
Departamento de Patologia. Universidad de Valencia

RESUMEN

Los denominados tumores de células redondas configuran un grupo heterogéneo de neoplasias que suelen afectar a niños o adolescentes y que aparecen tanto en hueso como en partes blandas e incluso pueden ser detectados en estructuras viscerales. En este grupo, junto a neoplasias como el rabdomiosarcoma indiferenciado, el linfoma linfoblástico o el tumor desmoplasico de células redondas, destacan por su incidencia y por los problemas diagnósticos que plantean, los tumores neuroblasticos y los tumores de Ewing/tumor neuroectodermico periférico(PNET). Estas dos ultimas entidades, generalmente presentan rasgos anatomoclinicos y biológicos bien definidos. Así, el Neuroblastoma suele diagnosticarse en edades tempranas, como tumor adrenal o mediastinico, con metabolitos de catecolamina elevados en suero u orina y captación tumoral de MIBG, siendo la edad al diagnostico y el estadiaje tumoral, factores pronósticos de primer orden. Los tumores de Ewing/PNET, sin embargo, suelen diagnosticarse en pacientes adolescentes o jóvenes con una localización en hueso y/o tejidos blandos. Desde el punto de vista morfológico, los tumores neuroblasticos se tipifican siguiendo los criterios histopronosticos de Shimada y cols (1), siendo importantes factores los detalles morfológicos del núcleo de las células tumorales, especialmente el numero de figuras mitóticas, el indice mitosis-cariorrexis, forma y tamaño nuclear, nucleolo, pleomorfismo, etc). Objetivamente, son los subtipos de Neuroblastoma indiferenciado (incluido el Neuroblastoma anaplasico-pleomorfico), quienes plantean problemas de diagnostico diferencial con los tumores de Ewing/PNET. Respecto a estos últimos, el estudio morfológico convencional tiende a definir rasgos de diferenciación neural como la presencia de pseudorrosetas, de valor pronostico dicutido,pero que a nivel diagnostico pueden plantear problemas diferenciales con el Neuroblastoma.

Técnicas auxiliares como la inmunohistoquimica, han ayudado considerablemente a definir estas entidades como neoplasias con rasgos distintivos propios. Asi, los neuroblastomas, incluso los subtipos indiferenciados, pueden expresar una amplia gama de marcadores neurales como cromogranina, HNK-1 (CD57), Enolasa neuronal especifica, sinaptofisina, TRK –A, etc y otros marcadores recientemente tipificados como el NB84 (2), mientras que el grupo de tumores de Ewing/PNET, suelen expresar CD99 (MIC2, HBA-71) y FLI-1 (3), junto a otros marcadores neurales e incluso citoqueratinas. Pero quizas donde se aprecian rasgos diferenciales mas acusados es desde el punto de vista biológico: Alteraciones cromosomicas numéricas y/o estructurales, amplificaciones o fusiones génicas con marcado carácter diagnostico y pronostico , han sido descritas en ambos tipos tumorales. Asi, la amplificación del oncogen MYCN, localizado en el cromosoma 2 y la perdida de material cromosómico del brazo corto del cromosoma1 (del 1p36), son alteraciones genéticas presentes en neuroblastomas a los que confieren un peor pronostico, mientras que mas del 80% de los tumores de Ewing/PNET presentan la translocación reciproca t 11;22 (q24;q12), que implica la fusion genica EWS/FLI1, de importante valor diagnostico y pronostico.

A pesar de estas características clinico-biologicas diferenciales, algunas situaciones plantean problemas diagnósticos. Así, desde el punto de vista clínico, existen tumores de Ewing/PNET, localizados en retroperitoneo, suprarrenal o riñón que pueden simular neuroblastomas. Desde el punto de vista morfológico, existen tumores neuroblasticos indiferenciados cuyo diagnostico se realiza en biopsias ganglionares o cutáneas y pueden simular tumores de Ewing. Por otra parte, estos ultimos pueden formar masas retroperitoneales con rasgos citológicos pleomorficos muy similares a los observados en el Neuroblastoma anaplasico. Por ultimo, desde el punto de vista biológico, existen tumores de Ewing que presentan fusiones génicas distintas a la EWS/FLI1, y por tanto no muestran la t 11;22, planteando problemas de diagnostico diferencial. En el presente curso, presentamos con carácter practico, algunos de estos ejemplos de dificultad diagnostica.

Bibliografía

1-Shimada H, Ambros IM, Dehner, LP, Hata JI, Joshi VV, Roald B. Terminology and morphologic criteria of neuroblastic tumors: recommendations by the International Neuroblastoma Pathology Committee. Cancer 1999; 86:348-362.

2-Miettinen M, Chatten J, Stevenson A. Monoclonal antibody NB84 in the differential diagnosis of Neuroblastoma and other small round cell tumors. Am J Surg Pathol 1998; 22(3):327-332.

3- Llombart-Bosch A, Navarro S. Immunohistochemical detection of EWS and FLI-1 proteins in Ewing sarcoma and Primitive neuroectodermal tumors: Comparative analysis with CD99 (MIC-2) expression. Appl Immuno Mol Morphol 2001; 9 (3): 255-260.


TUMORES DEL SNC EN LA INFANCIA

Arantxa Ortega Aznar
Servicio de Anatomía Patológica (Neuropatología). Hospital Vall d´Hebrón. Universidad Autónoma.Barcelona

Los tumores del SNC constituyen el segundo grupo de tumores en la infancia. Formado por un conjunto muy amplio y diverso de entidades sobre las que hemos acumulado muchos conocimientos acerca de sus características moleculares y citogenéticas, que nos permiten identificarlas mejor y sentar las bases para una clasificación mas correcta. Es probable que en la próxima década análisis de genética molecular demostrarán su utilidad en la evaluación de muchos tumores del SNC y estas técnicas llegarán a ser de uso rutinario en neurooncología. A pesar de estos progresos, los tumores cerebrales todavía se caracterizan fundamentalmente por sus rasgos histológicos, con una presunción frecuente acerca del origen celular de la neoplasia. Usamos aquí la clasificación de OMS 2000 que también gradua los tumores de acuerdo a su comportamiento biológico. Los sistemas numéricos de graduar los tumores son muy útiles, sobre todo en el análisis de grandes series, pero deben usarse con precaución y no suplantar la necesidad de un entendimiento firme de los criterios histológicos que se usan para el diagnóstico del tipo específico de tumor, así como la necesidad, también, de que patólogos, radiólogos, cirujanos y oncólogos entiendan la nomenclatura tumoral, los criterios que se utilizan para su uso y para asignarles un grado de malignidad. Los términos benigno y maligno son peligrosos y deben usarse con cuidado en relación a tumores neuroepiteliales, debido a que no tienen el mismo significado que en otros órganos.

Hay un patrón definido en la incidencia de los tumores del SNC relacionado con la edad y sus localizaciones, lo que permite también un abordaje de tipo topográfico, que contempla la clasificación según las regiones de máxima incidencia de tumores cerebrales:

A Tumores de fosa posterior o infratentoriales:

Astrocitoma pilocítico

Astrocitoma de tronco

Meduloblastoma

Tumores ependimarios

Tumores de plexos coroideos

B Tumores cerebrales

Astrocitoma pilocítico

Astrocitoma fibrilar difuso

Xantoastrocitoma pleomórfico

Astrocitoma subependimario de células gigantes

Astrocitoma /ganglioglioma desmoplásico infantil

Tumores de plexos coroideos

Tumores ependimarios

Ganglioglioma / gangliocitoma

Meduloepitelioma

Ependimoblastoma

PNET

Tumor rabdoide/ teratoide atípico

C Tumores de la región pineal

Pineocitoma

Pineoblastoma

Teratoma

Germinoma

Carcinoma embrionario

Coriocarcinoma

Yolk sac tumour

D Tumores de la región sellar

Craniofaringioma

Tumores astrocitarios: Son los tumores primarios del SNC mas frecuentes en niños representando el 30-40% de los mismos. Constituyen un grupo con un amplio espectro de neoplasias que son diferentes en su topografía, rasgos radiológicos, histopatología, comportamiento biológico, alteraciones genéticas y curso clínico. El principal reto es la distinción entre los tumores astrocitarios difusos de carácter infiltrante y aquellos que constituyen lesiones localizadas. Estos últimos (Astrocitoma pilocítico, Xantoastrocitoma pleomórfico, Astrocitoma desmoplásico cerebral de la infancia, Astrocitoma subependimario de células gigantes) son mas frecuentes en niños y pacientes jóvenes y constituyen verdaderas entidades clinicopatologicas diferenciadas con un bajo grado de malignidad. Mientras, los tumores difusos resultan en un espectro de tumores de diferentes fenotipos y grados de malignidad pero con una inherente tendencia a la progresión maligna que refleja el tipo de alteraciones genéticas adquiridas durante el proceso de transformación. De máxima incidencia en hemisferios cerebrales y tronco cerebral pero poco frecuentes en la infancia representan el 14% de los tumores de SNC. Característicamente son mal delimitados y microscópicamente infiltrantes, su grado de malignidad oscila de II-IV, aunque la mayoría son de bajo grado y muestran mucho menor tendencia a progresar a la malignidad que en los adultos. La historia natural es poco conocida porque tropieza con la falta de series bien estudiadas y su baja frecuencia.

Con excesiva frecuencia ocurre en este grupo de tumores el uso de terminología oscura e inespecífica. Bajo "astrocitoma de bajo grado" se interpretan como iguales entidades de diferente biología e implicaciones pronósticas. No debe usarse tampoco el término "astrocitoma", sin un subtipo o calificativos, para el diagnóstico de tumores astrocitarios de bajo grado, porque se suele sobreentender como astrocitoma difuso. No son raras las situaciones de dificultad diagnóstica, escasez del material o pobre representatividad del mismo y en ellas resulta imprescindible completar el diagnóstico histológico con los datos radiológicos y clínicos.

Astrocitoma pilocítico: Es el tumor astrocitario más frecuente en la infancia y el 70% de los mismos ocurren en pacientes menores de 20 años. Su distribución topográfica, las características radiológicas, los patrones tisulares y rasgos histológicos, patrón de crecimiento y factores pronósticos conforman una entidad clínico patológica bien definida que corresponde a un grado I de malignidad (OMS). Marcadores histológicos de malignidad en otros tumores, sobre todo astrocitarios, incluso la infiltración tumoral del espacio subaracnoideo carecen de valor pronóstico en este. Las implicaciones clínicas de estos hechos son frecuentemente infravaloradas por clínicos, radiólogos y patólogos.

Su localización cerebelosa es la mas frecuente y en población infantil los astrocitomas de cerebelo son casi exclusivamente pilocíticos (97%). En esta localización la cirugía frecuentemente comporta extirpación completa, mientras en su característica localización cerebral en tálamo, paredes del III ventrículo o parcialmente intraventricular, la resección completa es difícil y el pronóstico está muy condicionado por la opción que se tome ante las ventajas y desventajas de un tratamiento quirúrgico agresivo. Su localización en nervio óptico es típicamente infantil; un pequeño porcentaje de los mismos se asocia a NF1 y en ese caso suelen ser bilaterales. En esta localización frecuentemente son radiados bien por falta de biopsia o por un diagnóstico inespecífico. Algunos casos publicados que tuvieron un comportamiento maligno mostraban en su historia haber sido sometidos a radioterapia por un astrocitoma pilocítico anterior, con periodos de latencia que variaban desde 2-50 años.

Xantoastrocitoma pleomórfico: Tumor astrocitario que supone el 1% de este grupo, y que afecta, sobre todo, a niños y adultos jóvenes. Dos tercios de los enfermos son menores de 18 años. Localizado generalmente en cerebro, se distingue por su carácter circunscrito y localización superficial relacionado con meninges. La historia clínica se asocia típicamente a convulsiones resistentes al tratamiento. Los rasgos histológicos complejos de este tumor son especialmente característicos e incluyen un patrón fascicular, trama reticulínica rica, células astrocitarias pleomórficas, astrocitos lipidizados o xánticos como datos positivos más importantes y constantes, mientras los datos negativos adquieren especial relevancia en el diagnóstico correcto de este tumor: no existen mitosis, necrosis o hiperplasia endotelial. Estos dan pie a que frecuentemente sea diagnosticado de tumor mesenquimal maligno o de GBM. Frente a esta morfología de tumor pleomórfico su pronostico es favorable y corresponde a un grado II de malignidad.

Astrocitoma subependimario de células gigantes: Neoplasia circunscrita y benigna (grado I) que se asocia, prácticamente siempre, al complejo de esclerosis tuberosa. Su incidencia es de 6-16% en estos pacientes y puede debutar clínicamente en niños o jóvenes. Suele situarse en el ventrículo lateral, en la cabeza del núcleo caudado, originándose de nódulos subependimarios histológicamente similares y dando lugar a obstrucción del foramen de Monro. No está claro si es una verdadera neoplasia o simplemente un hamartoma. Su inmunofenotipo es complejo y muestra rasgos de inmunoreactividad variable a marcadores neuronales.

Algunos tumores astrocitarios como el astrocitoma pilocítico, xantoastrocitoma pleomórfico, ganglioglioma desmoplásico infantil o astrocitoma subependimario de células gigantes, son especialmente susceptibles de ser erróneamente interpretados con un mayor grado de malignidad al que les corresponde, debido a sus

Características histológicas, frecuente pleomorfismo celular o componente desmoplásico prominente. Esta confusión diagnóstica es particularmente frecuente en situaciones de resección incompleta.

Existen algunos escenarios que nos pueden sugerir un diagnóstico histológico incorrecto:

. Un astrocitoma difuso grado II ante una lesión que capta contraste.

. Un astrocitoma difuso grado II o III ante una masa que radiológicamente es homogéneamente captante.

. Un astrocitoma difuso grado III o IV ante la imagen de un nódulo superficial homogéneamente captante en la pared de un quiste.

. Tumor maligno a la luz de una historia clínica larga, frecuentemente de convulsiones o asociada a festoneado de la tabla interna ósea del cráneo.

. Neoplasia maligna en ausencia de evidencia radiológica de edema peritumoral.

. Astrocitoma infiltrante o maligno en un tumor con fibras de Rosenthal y/o cuerpos granulares eosinofílicos.

Tumores neuronales y neurogliales: Son tumores poco frecuentes, que tienen en común la presencia de diferenciación neuronal mas o menos extensa entremezclada o no con componente de diferenciación glial. Casi todos los tipos que componen el grupo implican un buen pronóstico y corresponden a grados I o II de malignidad. De ellos solamente el ganglioglioma y astrocitoma desmoplásico infantil es casi exclusivamente infantil (menores de 1 año), mientras gangliocitoma, ganglioglioma, tumor disembrioplástico neuroepitelial y neurocitoma central pueden verse a cualquier edad, incluso en niños. Estos tumores causan frecuentemente convulsiones parciales complejas, tienen predilección por el lóbulo temporal, en el 5% de los casos se asocian a anormalidades congénitas y se asocian a la cirugía de la epilepsia resistente al tratamiento. Muchas veces hay serias dificultades diagnósticas para separar tumores de células ganglionares de neoplasias gliales que están infiltrando sustancia gris con neuronas atrapadas o de otros tumores neuroepiteliales con grandes células con nucleolo que les confieren aspecto ganglionar. Además algunos rasgos histológicos característicos de tumores astrocitarios como los cuerpos granulares eosinofílicos presentes en astrocitoma pilocítico y xantoastrocitoma pleomórfico pueden verse también en tumores de células ganglionares. Desde el punto de vista radiológico algunas características son comunes a estos tumores astrocitarios localizados, obligando a considerarlos en el diagnóstico diferencial. Estas se interpretan como propias de tumores de bajo grado de malignidad: lesión quística especialmente con un nódulo mural, localización superficial, ausencia de efecto de masa, escaso edema, presencia de calcificaciones y erosión ósea.

Tumores ependimarios: Gliomas derivados de células que expresan diferenciación ependimaria. Suponen el 6-12% de los tumores intracraneales infantiles y el 30% de aquellos que se dan en menores de 3 años. Pueden localizarse en cualquier región a lo largo del sistema ventricular y canal espinal, pero el 70% de los intracraneales lo hace en la fosa posterior y de estos la mitad se originan en el suelo del cuarto ventrículo. En los niños más pequeños predomina claramente la localización infratentorial. Patrones histológicos diferentes dan lugar a subtipos o variantes de ependimoma que plantean diferentes diagnósticos diferenciales. Histológicamente corresponde a un grado II de malignidad. Sin embargo, uno de los aspectos más controversiales de estos tumores es el intento de establecer unos criterios histológicos de graduación. No es raro encontrar variaciones intralesionales significativas en el grado de diferenciación tumoral expresándose en forma de nódulos que muestran pleomorfismo citológico, actividad proliferativa, necrosis y todos aquellos parámetros que condicionan malignidad obligada en tumores astrocitarios. Un marcador histológico de anaplasia que parece emerger como un criterio pronóstico independiente es un índice de proliferación celular superior al 4%, mientras la evaluación de la apoptosis de células tumorales no ha aportado información de valor pronóstico. Además no existe una relación clara entre las características histológicas y el comportamiento clinico de la neoplasia. Junto a la histopatología, la identificación de otros parámetros con valor pronóstico es un asunto discutido y pendiente de resolver. La supervivencia es significativamente menor en niños menores de 3 años, la localización infratentorial comporta también peor pronóstico, así como la evidencia de extensión de la enfermedad a través del líquido cefalorraquídeo y la amplitud de la resección quirúrgica son indicadores que influyen en el curso clínico. La incidencia referida del ependimoma anaplásico (grado III) es muy variable, debido a la poca claridad en los criterios histológicos de malignidad

Tumores de plexos coroideos: Neoplasias intraventriculares derivadas de los plexos coroideos. Estos, de origen neuroepitelial, están constituidos por un epitelio muy especializado con funciones de secreción y absorción y los tumores tienen muchas similaridades con los papilomas y carcinomas sistémicos. Representan el 2-4% de los tumores cerebrales en niños, pero constituyen el 10-20% de aquellos que se manifiestan en el primer año de vida. Incluso puede verse en la vida fetal porque es uno de los tumores cerebrales congénitos más frecuentes. El papiloma es un tumor benigno de crecimiento lento que corresponde a un grado I de malignidad. La pérdida de la arquitectura papilar, poliestratificación, pleomorfismo, mitosis, necrosis e infiltración tumoral del tejido cerebral vecino son criterios que indican malignidad y que el tumor es un carcinoma de plexos (grado III, de malignidad). Además de diseminación meníngea, puede dar lugar a metástasis sistémicas. El 20-40% de los tumores de plexos son carcinomas y el 80% de los mismos se dan en niños. Los ventrículos laterales son la localización mas frecuente de ambos tumores.

Tumores embrionarios: Se agrupan en este apartado aquellos tumores malignos, de considerable heterogeneidad intra e intertumoral, pero constituidos por proliferación de células redondas indiferenciadas, con abundantes mitosis y fenómenos de apoptosis, que clásicamente se identificaban como tumores de células azules y con el sufijo blastoma. Constituyen, por su incidencia, una fracción muy importante de los tumores pediátricos pero su origen y clasificación son temas muy discutidos. Largas controversias ha suscitado particularmente el término tumor neuroectodérmico primitivo (PNET), usado durante años para incluir un subgrupo de tumores embrionarios, ampliamente distribuido a través del CNS, caracterizado histológicamente por células muy indiferenciadas. La introducción de la inmunocitoquímica y estudios genéticos moleculares han realzado las diferencias entre algunos de las entidades PNET mejor conocidas. La consecuencia ha sido que tumores incluidos como PNET en el pasado han sido relocalizados en diferentes grupos tumorales de la última clasificación WHO (2000), quedando el uso de este acrónimo restringido al de un tumor del cerebro o supraselar formado por células neuroepiteliales nula o pobremente diferenciadas que muestran capacidad de adoptar rasgos divergentes de diferenciación, aunque en la práctica la mayoría de las lesiones muestran características de línea neuronal. Otros miembros del grupo constituyen entidades histológicamente identificables e incluso muestran compromiso en diferentes vías genéticas. Todos ellos se comportan con gran tendencia a la diseminación a través del espacio subaracnoideo y corresponden a un grado IV de malignidad. Así pues, Meduloepitelioma, Epéndimoblastoma, PNET supratentorial, Tumor teratoide rabdoide atípico y Meduloblastoma constituyen los miembros de este grupo que tienen algunas características histológicas y biológicas comunes pero que también presentan diferencias topográficas, radiológicas, de patrones histológicos y genéticas que pueden permitir considerarlas como entidades clínico patológicas diferenciadas.

Meduloblastoma: Es el tumor embrionario del cerebelo y el tumor embrionario intracraneal mas frecuente, mientras los demás del grupo son extremadamente infrecuentes. Constituye el 20% de todos los tumores del SNC infantiles y, a su vez, el 70% ocurren en pacientes menores de 16 años. También se han publicado casos de afectación prenatal y neonatal. A pesar de su heterogeneidad intratumoral, la variedad de subtipos histológicos y la irregularidad y variedad de los resultados inmunohistoquímicos para diferentes proteínas, el diagnóstico diferencial es sencillo si se dispone de la información clínica y radiológica adecuada, incluso en el caso de una biopsia por congelación intraoperatoria o en el caso de resección parcial y recepción de escaso material. La supervivencia ha mejorado notablemente en la actualidad relacionado con la mejora de la quimio y radioterapia.

Tumores de la región sellar: Varios tumores pueden originarse en esta región de la base del cráneo y desde allí comprometer seriamente el SNC, principalmente por expansión. El mas frecuente en niños es el Craniofaringioma. Tumor epitelial, benigno y parcialmente quístico, presumiblemente derivado de la bolsa de Rathke. Constituyen el 2-5% de todos los tumores intracraneales y el 10% de los intracraneales no neuroepiteliales de la infancia. Aunque extraordinario, existe algún ejemplo de forma congénita del tumor. El tipo clínicopatológico más frecuente es el Craniofaringioma adamantinomatoso que, a su vez, afecta principalmente a niños y tiene una histopatología muy característica que lo hace similar a algunos tumores odontogénicos. Los rasgos radiológicos son también característicos. Corresponde a un grado I de malignidad pero la historia natural es impredecible debido a las dificultades de la resección completa y su sustancial tendencia a recurrir.

Tumores de células germinales: Estos tumores son raros en el SNC y suponen el 0.5% de los intracraneales en nuestro medio. Sus tipos y frecuencia relativa se reflejan a continuación:

Germinoma 50%

Teratoma inmaduro 14%

Teratoma maduro 6%

Teratoma con transformación maligna 4%

Carcinoma embrionario 3%

Yolk sac tumour 2%

Coriocarcinoma 1%

Tumores mixtos de células germinales 20%

El Germinoma ocurre en las dos primeras décadas de la vida, sobre todo a los 10-12 años y tiene una incidencia dos veces superior en niños. El estudio citológico del líquido cefaloraquídeo y el uso de marcadores de células germinales en el mismo, así como los avances en neuroradiología que ayudan, además, en la planificación de la intervención para biopsia estereoatáxica han facilitado el diagnóstico y abordaje terapeútico de los germinomas. El diagnóstico diferencial más común y de relevancia es el que se puede plantear con tumores de parénquima pineal como pineocitoma o los de diferenciación intermedia.

Teratomas intracraneales: son tumores raros y ocurren predominantemente en las dos primeras décadas de la vida. Sin embargo, son uno de los tumores cerebrales congénitos más comunes pudiendo alcanzar tamaños enormes. De acuerdo con el grado de diferenciación de los tres componentes principales se clasifican en maduros, inmaduros o malignos. El Teratoma inmaduro constituye la mayoría de los que se originan en SNC. El componente inmaduro puede consistir en tejido embrionario mesenquimal o embrionario neuroectodérmico con patrón de rosetas o estructuras canaliculares. En este último caso se puede plantear un serio problema de diagnóstico diferencial con tumores embrionarios como el Epéndimoblastoma o el neuroblastoma. En el estudio de estos tumores adquiere especial relevancia que el muestreo del material sea suficiente y representativo.

Cualquier solicitud de biopsia debe acompañarse de una serie de datos clínicos cuyo conocimiento es esencial antes de emitir un diagnóstico. A ellos debe añadirse información precisa radiológica que incluya las características de las lesiones con CT y MRI. El abordaje multidisciplinario y discusión conjunta de los pacientes permite planificar el tipo de biopsia, estudios preoperatorios o conservación de material para estudios especiales.

Bibliografía:

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-Hereditary tumor syndromes of the nervous system: Overview and rare syndromes. Editors: DN Louis, A von Deimling. Brain Pathology, vol 5, nº2, 145-193, 1995.

-Recent advances in the molecular characterization of childhood brain tumors: Editorial comments. Editors: IF Pollack, LE Becker. Brain Pathology, vol 7, nº 2, 753-836, 1997.

-WHO Classification of Tumors. Pathology& Genetics of Tumours of the nervous system. Editors P Kleihues, WK Cavenee. IARC Press. Lyon, 2000.

-Neonatal tumors of the CNS: a report of 9 cases and a review. A Ortega Aznar, FJ Romero Vidal, J de la Torre, J Castellví, P Nogués. Clinical Neuropathology 20; 181-189; 2001.

-Surgical pathology of the nervous system and its coverings. Editors PC Burger, BW Scheithauer, FS Vogel. Churchill Livingstone, New York, Edinburgh, London, Philadelphia, 2002.

-Diagnostic pathology of nervous system tumours. JW Ironside, TH Moss, DN Louis, JS Lowe, RO Weller. Churchill Livingstone, London, Edinburgh, New York, Philadelphia, Sydney, Toronto. 2002.


 

Tumores abdominales

Dr. J. Vila Torres:
Hospital Sant Joan de Déu, Barcelona.

En las grandes estadísticas de tumores pediátricos los más frecuentes suelen seguir este orden: Leucemia (LLA), Sistema Nervioso Central (Astrocitoma pilocítico, Meduloblastoma ), Linfomas (Linfoblástico, Burkitt, Esclerosis nodular), Neuroblastoma y otros neuroectodérmicos, Wilms, Tumores óseos (Sarcoma osteogénico y Ewing/PNET) y Tumores de Partes blandas (Rabdomiosarcoma, Fibromatosis).

La cavidad abdominal y el retroperitoneo engloban una serie de órganos y estructuras que dan lugar a una extensa representación de las más diversas neoplasias que inciden en la infancia y adolescencia. La inmunohistoquímica y la biología molecular han contribuido a clasificar correctamente un buen número de tumores que antiguamente clasificábamos de indiferenciados". Actualmente se pueden diagnosticar correctamente los linfomas ganglionares o extraganglionares (intestino), hepatoblastomas, pancreatoblastomas, nefroblastoma de Wilms y otros tumores renales, tumor rabdoide renal o extrarrenal, tumores germinales gonadales o extragonadales, neuroblastoma y otros tumores neuroectodérmicos, tumores de partes blandas, tanto de células redondas (Ewing extraesquelético y DSRCT), como de células fusiformes (fibromatosis, rabdomiosarcomas, fibrosarcomas).

Una buena coordinación entre cirujano, radiólogo y patólogo es fundamental en el manejo de una masa abdominal tanto en el diagnóstico y pronóstico como en la planificación del tratamiento. El patólogo tiene un importante papel no solo en la clasificación correcta del tipo histológico de tumor sino también en la evaluación de factores pronósticos. La resecabilidad total sigue siendo el factor más importante pero la radioterapia para el control local de la enfermedad y la quimioterapia, han producido importantes avances tarepéuticos que se han traducido en supervivencias prolongadas.

 

En el manejo de los Tumores pediátricos es fundamental el trabajo en equipo que incluya el cirujano, el radiólogo y el patólogo. El aspecto quirúrgico desde su localización exacta, delimitación, extensión, relación con estructuras vecinas etc. constituyen una información muy valiosa para el patólogo. La situación ideal es la de recibir la muestra en fresco, inmediatamente a su exéresis lo cual favorece la toma de tejidos para distintas técnicas especiales. La biopsia intraoperatoria puede ser útil en la orientación del tratamiento quirúrgico y en la obtención de un material adecuado para garantizar un diagnóstico diferido correcto en caso de tumores irresecables.

Las modernas técnicas de Diagnóstico por Imagen, (TAC helicoidal, RNM, PET), proporcionan información sobre localización del tumor, relación con estructuras vecinas, multiplicidad, tamaño, afectación ósea, visceral y de estructuras neurovasculares, extensión y presencia de necrosis, hemorragia, quistificación.

El exámen macroscópico debe incluir macrofotografía y fotocopias del tumor, identificación de márgenes, integridad de la cápsula si existe, descripción y medidas, cuantificación del % de necrosis, muestreo abundante del tumor y márgenes. Deben conservarse muestras para técnicas especiales y, si es posible para banco de tumores, congelación en nitrógeno líquido, Microscopía electrónica, material estéril en medio de cultivo para citogenética.

La tendencia a utilizar procedimientos minimamente invasivos (PAAF, biopsia incisional) con modernas técnicas de diagnóstico por imagen (ultrasonografía, TAC, RNM), da lugar al envío de muestras pequeñas frecuentemente con valoración limitada (problemas de muestreo) de la lesión dependiendo de la viabilidad y representatividad de la muestra. En cualquier caso, la efectividad de una PAAF es directamente proporcional al grado de colaboración entre el clínico y el patólogo.

Se deben utilizar los paneles adecuados de marcadores inmunohistoquímicos tanto de diferenciación celular como marcadores del ciclo celular. La citogenética es fundamental como aplicación práctica al diagnóstico y diagnóstico diferencial de los tumores indiferenciados.

El informe anatomopatológico final debe incluir información sobre localización, tipo de muestra, resección completa/incompleta, profundidad, tipo histológico, variante y grado, si es posible, tamaño del tumor y nódulos satélites, evaluación de los márgenes, distancia mínima al margen y estatus ganglionar, cuantificación microscópica de la necrosis y invasión vascular. Opcionalmente, es conveniente indicar el índice mitótico, grado de atipia, Invasión vascular, % de necrosis). En un adendum se indicará la información sobre Inmunohistoquímica, M. Electrónica y Citogenética.

La mayoría de los Linfomas no Hodgkin, pediátricos corresponden a linfoma de Bukitt, linfoma linfoblástico y linfoma de célula grande. El LINFOMA LINFOBLÁSTICO T es de localización predominantemente mediastínica mientras que el LINFOMA LINFOBLÁSTICO B, infrecuente en mediastino, puede originarse en ganglios linfáticos abdominales. Sin embargo, el intestino es la localización primaria más frecuentes de los linfomas extranodales infantiles en forma de LINFOMA DE BURKITT. Es el tumor maligno intestinal más frecuente en niños entre 5 y 10 años, y constituye una emergencia oncológica que requiere un diagnóstico y trataniento urgente: masa abdominal dolorosa de crecimiento muy rápido originada en el tejido linfoide de la submucosa de la región ileocecal y ganglios mesentéricos. La histopatología corresponde a un linfoma de células B tipo Burkitt con traslocación t(8;14). El LINFOMA B DIFUSO DE CÉLULA GRANDE es más frecuente en ganglios periféricos de pacientes con inmunodeficiencia congénita o adquirida. En cuanto a los linfoma de Hodgkin, raramente se presenta como manifestación primaria abdominal.

Entre los tumores hepáticos, el hepatoblastoma, el hemangioendotelioma infantil y el sarcoma embrionario indiferenciado representan más del 50% de los tumores hepáticos por debajo de los 20 años. El HEMANGIOENDOTELIOMA INFANTIL es más frecuenten en los 6 primeros meses de la vida, pueden ser únicos o múltiples, rojizos, circunscritos, esponjosos con áreas de hemorragia, fibrosis y calcificación. El 90% de los HEPATOBLASTOMAS inciden por debajo de los 5 años y se asocian a diversas malformaciones y a mutaciones germinales como la poliposis adenomatosa familiar. Cursa con AFP elevado. Un 50% pueden ser irresecables y hasta un 20% pueden tener metástasis pulmonares en el momento del diagnóstico. La quimioterapia preopreatoria puede disminuir masa tumoral y favorecer la resección quirúrgica posteriormente. El 80% de los hepatoblastomas son masas únicas lobuladas y prominentes en la cápsula hepática que, al corte, una superficie de sección heterogénea con focos de hemorragia y de necrosis. Histológicamente se distinguen un tipo epitelial y un tipo mixto, con o sin cambios teratoides. El SARCOMA EMBRIONARIO INDIFERENCIADO aparece entre los 6 y 10 años de edad, en forma de masas únicas, circunscritas que al corte tienen un aspecto mixoide con hemorragias y necrosis. Histologicamente forma áreas de células estrelladas o fusiformes y células multinucleadas con glóbulos de material PAS + diastasa resistente, en un estroma mixoide. La inmunohistoquímica sugiere un tumor mesenquimal primitivo con diferenciación divergente o aberrante y tiene una supervivencia del 9% a 15 años.

El pancreatoblastoma o adenocarcinoma infantil del páncreas, es una entidad controversial con una incidencia a los 2.5 años. Forma una masa lobulada y circunscrita en cualquier parte del páncreas, sólido-quística que histológicamente muestra, como otros blastomas, una estructura mixta epitelial y mesenquimal. El componente epitelial es organoide, glandular o escamoide, ocasionalmente acinar. Puede cursar con alfa-fetoproteína elevada. El pronóstico es bueno tras cirugía y quimioterapia.

El 80% de los tumores renales está representado por el NEFROBLASTOMA DE WILMS 1.5% de los cuales pueden ser familiares. Se asocia a diversas malformaciones congénitas que implican distintos locus genéticos y también se implica el gen supresor p53 la patogénesis. Macroscopicamente forma una masa única que afecta a cualquier parte del riñón, 5% de las veces de forma bilateral. La superficie de corte es prominente y lobulada, con áreas de necrosis, de hemorragia y quistificación y un borde neto de crecimento expansivo. Se origina del blastema metanéfrico y muestra un patrón trifásico, con blastema, epitelio y estroma en diversas proporciones.

Los distintos tipos histológicos fueron de utilidad pronóstica antes de la era de la quimioterapia moderna. Las formas bifásicas o monofásicas pueden plantear problemas diagnósticos, en material de biopsia o de PAAF. El único marcador de histología desfavorable en el Wilms es la presencia de anaplasia (núcleos de un diámetro triple , hipercromasia y mitosis tripolares, visibles a 10X) , y correlacionan con resistencia al tratamiento. En el diagnóstico macroscópico del Wilms hay que tener en cuenta la VARIANTE QUÍSTICA DE WILMS considerada como una variante madura hiperfavorable y el NEFROMA MESOBLÁSTICO que, sin relación con el Wilms, es el tumor renal más frecuente en los 3 primeros meses de vida. Otros tumores renales malignos menos frecuentes son el sarcoma renal de células claras y el tumor rabdoide

Entre los tumores de partes blandas, el 65% son benignos y un 35% malignos. Entre, los benignos, el 70% son tumores vasculares, de vaina nerviosa, y miofibroblásticos, mientras que de los tumores malignos, el 50% son Rms. y el resto está formado por un grupo heterogéneo que incluye fibrosarcoma, sarcoma sinovial, sarcoma de Ewing extraesquelético y liposarcoma. Los TUMORES FIBROBLÁSTICOS/MIOFIBROBLÁSTICOS (antiguamente llamadas fibromatosis congénitas o agresivas), formados por mio/fibroblastos, y aunque algunao pueden regresar espontaneamente, la mayoría deben resecarse con márgenes libres. Los casos donde no es posible un diagnóstico específico se clasifican simplemente como "fibromatosis, NOS". El RABDOMIOSARCOMA es el tipo maligno más frecuente en pediatría, representando el 50% de los sarcomas pediátricos de partes blandas, con una supervivencia global del 61% a 5 años. El 50% de ellos ocurren en el 1º año de vida, predominantemente en cabeza y cuello, genitourinario, pelvis y extremidades. La diferencia entre los tipos embrionario y alveolar, en base a características genéticas y moleculares, tiene traducción en el pronóstico. La fusión génica PAX3/FKHR , es más agresiva que la PAX7/FKHR. Un 10% de los casos de SARCOMA SINOVIAL, se presenta en la infancia y adolescencia, en cualquier localización. Constituído por una proliferación fusocelular mesenquimal con diferenciación epitelial variable y una traslocación específica t(X;18)(p11;q11). El TUMOR DE CÉLULAS REDONDAS DESMOPLÁSTICO (DRCT), tiene una estructura de tumor de células redondas con marcada desmoplasia y diferenciación polifenotípica, con t(11;22)(p13;1q2), que afecta a niños y adultos jóvenes, en abdómen, retroperitoeno y mesenterio. Muy mal pronóstico.

Entre los tumores ováricos el TERATOMA INMADURO representa 1/3 de los tumores germinales del ovario adolescente. El factor más importante en su correcta clasificación es un abundante muestreo del tumor que permita identificar no solo neuroectodermo inmaduro, cuyo significado es controversial, sino también tumor del seno endodérmico (AFT) o carcinoma embrionario, ambos relacionados con recidivas y metástasis. Comparativamente con la mujer adulta, el teratoma de la adolescencia tiene globalmente mejor pronóstico. El DISGERMINOMA representa casi el 50% de los tumores malignos de ovario en la infancia y adolescencia, el 10% de los cuales es bilateral. Hay que descartar la asociación con carcinoma embrionario, ya que las formas puras son muy radiosensibles y tienen una supervivencia a 5 años del 90%. El TUMOR DEL SENO ENDODÉRMICO es el segundo tumor ovárico maligno más frecuente en la infancia. La histología es muy polimorfa y se asocia a AFP para monitorización. Actualmente, la quimioterapia ha aumentado la supervivencia a 5 años, hasta un 75% en estadío I. En el diagnóstico diferencial de los tumores ováricos infantiles hay que tener en cuenta el TUMOR DE CÉLULAS DE LA GRANULOSA JUVENIL cuya estructura histológica es distinta de la del homólogo en la mujer adulta. El 90% de estos tumores no recidivan en contraste con un 20% de recidivas en la edad adulta.

Otra fuente importante de neoplasias se originan como tumores de las glándulas suprarrenales con un marcada predominio de neuroblastomas sobre tumores corticales (15:1). Tanto los adenomas y carcinomas corticales como el feocromocitoma, son tumores infrecuentes en pediatría. El grupo de los NEUROBLASTOMAS es desarrollado por el Dr. Samuel Navarro en otra conferencia de este mismo curso corto.

A diferencia del adulto, las metástasis en abdómen y retroperitoneo, son infrecuentes como primera manifestación de un tumor primario desconocido, a excepción de los tumores ováricos.

Bibliografía

1-. Stocker J. T.; Dehner L.P.

Pediatric Pathology , 2nd Ed. Pp. 1163

Lippincot Williams and Wilkins, 2001

2-. Dehner L.P.

Pediatric Surgical Pathology, 2nd ed.

Williams and Wilkins, 1987

 

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Actualizado: 09/07/2003