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Madrid, del 29 al 31 de mayo de 2003
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CURSO CORTO DE HEMATOPATOLOGÍA
«Patología Hematopoyética extranodal y en Inmunodeficiencias»

Enfermedad Linfoproliferativa Postrasplante (PT-LPDs).

Dr. Augusto Álvarez García.
Servicio de Anatomía Patológica. Hospital Juan Canalejo. La Coruña

Los pacientes sometidos a trasplante de órganos, son especialmente susceptibles de desarrollar procesos neoplásicos. Si bien el desarrollo de Enfermedad Linfoproliferativa Postrasplante (Posttransplantation lymphoproliferative disorders, PT-LPDs) no es la neoplasia mas frecuente en estos pacientes, si es la que produce mayor morbilidad y mortalidad.

Existe una clara relación entre los PT-LPDs, infección por el virus de Epstein-Barr (EBV) y la inmunodeficiencia que presentan estos enfermos, debido al tratamiento inmunosupresor que se les administra para impedir el rechazo del órgano trasplantado. Esta interrelación es la causa más probable de las peculiaridades un tanto diferentes de estos procesos linfoproliferativos, en cuanto a su incidencia, características morfológicas y evolución.

La incidencia varia dependiendo del tipo de órgano trasplantado, la edad del receptor y el tipo de régimen inmunosupresor. La frecuencia global se estima entre un 0,7% al 1,7%, siendo por ejemplo en de un 0,4% en trasplantes renales, 1% a 2% en hepáticos, y de 2% a 9% en cardíacos. La frecuencia en trasplantes de medula ósea varia enormemente dependiendo de sí la medula ósea no se manipula (0,4%), o si se provoca una deplección de linfocitos T (7,5%), siendo excepcionales los casos descritos en trasplantes autologos previamente depleccionados para linfocitos T.

Series comparadas dentro de una misma institución demuestran una mayor frecuencia de PT-LPDs en pacientes pediátricos, con toda probabilidad debido a que estos son con mayor frecuencia seronegativos para EBV antes del trasplante, con positivización posterior. Existen también variaciones en la frecuencia de PT-LPDs dependiendo del régimen inmunosupresor. El riesgo aumenta con terapias agresivas. Por ejemplo, tratamientos combinados con Globulina Antilinfocítica, esteroides y azatioprina con o sin ciclosporina, siempre que se monitoricen sus niveles, se consideran de bajo riesgo en cuanto al desarrollo de PT-LPDs. Por el contrario, el tratamiento con FK506 se considera como de muy alto riesgo en la producción de PT-LPDs.

Los PT-LPDs se han subclasificado teniendo en cuenta las peculiaridades histológicas, fenotípicas y moleculares, así como la evolución de las mismas. En la actualidad se utiliza la clasificación de la OMS, que es una evolución de la clasificación de la Sociedad Americana y Canadiense de Hematopatología, elaborada en una reunión de trabajo (1997).

Enfermedad linfoproliferativa post-trasplante ( OMS)

Lesiones iniciales

Hiperplasia reactiva de celulas plasmaticas

Mononucleosis infecciosa- like

Polimorfas

Policlonales

Monoclonales

Monomorfas

Linfomas B

Linfoma B celulas grandes difuso

Linfoma Burkitt-like

Mieloma

Linfomas T

Linfomas T perifericos

Otros tipos (NK, hepatoesplenic..)

Otros tipos

Enfermedad de Hodgkin-like ( asociados a tratamientoi con Metotrexato)

Plasmocitoma-like

 

Enfermedad linfoproliferativa post-trasplante inicial. Incluye una serie de cuadros que tienen en común el ser procesos reactivos y ocurren preferentemente durante los tres primeros meses post-trasplante. Bajo esta denominación se encontraría la hiperplasia folicular reactiva, la hiperplasia de células plasmáticas, algunos casos que han recibido la designación de linfomas policlonales y casos de enfermedad tipo mononucleosis infecciosa-like. Suelen afectar a pacientes jóvenes que previamente no presentaban exposición a virus de Epstein Barr. Presentan afectación preferente en adenoides, amígdalas, bazo y con menor frecuencia, en ganglios linfáticos. Histológicamente se caracterizan por preservar la arquitectura del órgano afectado, por un infiltrado linfoide polimorfo, con un fenotipo tanto B como T y resultan en la mayor parte de los casos policlonales para inmunoglobulinas de superficie así como cuando se intentaba realizar reordenamiento por métodos moleculares (PCR o Southern-blot), tanto para inmunoglobulinas como para EBV. No presentan mutaciones para c-myc, ras y p53. Estos son los típicos casos descritos en la literatura como PT-LPDs que remiten simplemente al disminuir la inmunosupresión. Otros autores los han tratado con Aciclovir.

 

Enfermedad linfoproliferativa post-trasplante polimorfa. Esta denominación incluye términos tan imprecisos como hiperplasia de células B polimorfas y linfomas B polimorfos. Suelen aparecer en un periodo más tardío, que varia de entre 4 meses a 8 años tras el trasplante. Típicamente suelen tener una localización extraganglionar, (intestino, hígado, pulmón.....). Histológicamente se pierde la arquitectura del órgano afectado. El espectro celular que conforma la lesión es muy variado, con presencia de linfocitos plasmacitoides, células plasmáticas e inmunoblastos que pueden ser llegar a ser muy atípicos. Con frecuencia, los pacientes pueden tener lesiones múltiples, unas con el aspecto morfológico descrito y otras en donde inequívocamente se diagnostica un linfoma no-Hodgkin de alto grado. Suelen predominar los linfocitos B, aunque entremezcladas, suele existir una proporción importante de linfocitos T. En muchos casos, resulta difícil de demostrar restricción para cadena ligera o pesada de las inmunoglobulinas mediante inmunohistoquímica y en cambio, es posible demostrar generalmente monoclonalidad, con técnicas moleculares, bien para IgH o EBV. No suele observarse mutación de oncogenes como c-myc, ras y p53. La reducción de la inmunosupresión hace remitir en algunas ocasiones este tipo de neoplasias, aunque en otros casos la enfermedad progresa.

Estos son los casos más difíciles de interpretar y algunos pueden tratarse de linfomas no-Hodgkin iniciales de difícil diagnóstico o casos "borderline", que plantean el diagnóstico diferencial entre linfoma o hiperplasia reactiva.

 

Enfermedad linfoproliferativa post-trasplante monomorfa. En este apartado incluiremos los linfomas B, que son los mas frecuentes y que se corresponden con linfomas B de células grandes difusos de la clasificación REAL, así como algunos casos de linfoma tipo Burkitt. Son frecuentemente extraganglionares. Histológicamente, suelen tener una clara pérdida de la arquitectura, encontrándose frecuentemente amplias zonas de necrosis. Citológicamente el aspecto no tiene por que ser necesariamente monomorfo a pesar de su denominación, aunque si generalmente las células tienen un aspecto blástico, pudiendo en casos ser multilobadas y tener una apariencia mas de centroblastos o de inmunoblastos. El fenotipo es B, pudiéndose demostrar generalmente restricción para cadena ligera o cadena pesada de inmunoglobulina de superficie con inmunoperoxidasa. Algunos casos presentan además aisladas células CD30 (+), no haciendo cambiar de denominación al subtipo de linfoma. Con técnicas moleculares la mayoría de los casos son monoclonales para IgH y EVB. Con frecuencia se observan mutaciones para oncogenes ras y P-53. En su evolución excepcionalmente remiten al reducir la inmunosupresión, siendo necesario tratarlos con quimioterapia. Un pequeño numero de casos de este apartado se tratan de mielomas múltiples.

 

Los linfomas T en pacientes post-trasplantados, constituyen aproximadamente el 10% de los linfomas no-Hodgkin de estos enfermos. Se denominarían como en la clasificación REAL. En general, el pronóstico es malo, no respondiendo al tratamiento.

Otros tipos. En este apartado incluiremos la enfermedad de hodgkin-like y plasmocitomas. La existencia de enfermedad de hodgkin clásico es excepcional en pacientes trasplantados, sin embargo son frecuentes casos con células Stembergoides, que presentan fenotipo de células B activadas con positividad para CD30 y LCA, pero negativas para CD15, que característicamente tienen EBV (EBER y LPM-1).

Por ultimo incluiriamos los PT-LPDs EBV negativos. Son aproximadamente entre un 8-14% de los linfomas desarrollados en estos pacientes y se sugiere que forman una entidad diferenciada. Se caracterizan por ocurrir en una fase mas tardía post-trasplante, con mas frecuencia afectan a ganglios linfáticos, y la reducción de la inmunosupresión no influye en su progresión.

EXPERIENCIA DEL HOSPITAL JUAN CANALEJO

El número de trasplantes efectuados en nuestro hospital hasta diciembre del 2002 fue de 2437, diagnosticándose hasta esa fecha un total de 18 PT-LPDs, lo que supone que al menos, un 0,7% de los pacientes sometidos a trasplante desarrollan esta complicación. Cuatro fueron pacientes trasplantados de riñón (1579 trasplantes renales, frecuencia 0,25%), tres fueron en pacientes sometidos a trasplante cardiaco (418 trasplantes cardiacos, frecuencia del 0,7%), nueve fueron trasplantados hepáticos (367 trasplantes hepáticos, frecuencia 2,4%) y dos fueron trasplantados pulmonares (73 trasplantes pulmonares, frecuencia 2,7%). El tiempo transcurrido entre la realización del trasplante y el desarrollo de PT-LPDs, vario entre 3 y 91 meses, con una media de 22 meses.

Solamente dos casos debutaron con presentación ganglionar de inicio, siendo extranodales los dieciséis restantes, afectando preferentemente intestino, pulmón, hígado y piel. La mayor parte de nuestros casos los diagnosticamos ya inicialmente de PT-LPDs monomorfos (14 de los 18 casos). Dos casos eran inicialmente PT-LPDs polimorfos, presentando uno de ellos además áreas de PT-LPDs monomorfo. Los otros dos casos se trataban de PT-LPDs iniciales, presentando uno de estos pacientes al cabo de unos meses un PT-LPDs monomorfo en otra localización.

PT-LPDs monomorfos. Doce de los catorce casos inicialmente diagnosticados de PT-LPDs monomorfos presentaron una evolución similar que puede ser comentada en conjunto. Se trataban de en general de linfomas B difusos de célula grande de la clasificación REAL, que se caracterizaban histológicamente por presentar grandes zonas de necrosis en 10/12 casos, un fenotipo B y un índice de proliferación elevado. Solo un caso se correspondía con un linfoma Burkitt-like. Todos fueron monoclonales para la cadena pesada de las inmunoglobulinas y en 10/12 casos se observó presencia de EBV con técnicas de PCR y/o EBER. Llama la atención que clínicamente, con la excepción de un caso, debutaron en localizaciones extranodales y sin infiltración de la médula ósea.

En cuanto a su comportamiento biológico, diez de ellos a pesar de disminuir la inmunosupresión y de ser tratados con poliquimioterapia, no respondieron y fallecieron a consecuencia del linfoma.

En cuanto a los otros dos casos, uno se trataba de un linfoma desarrollado en el órgano trasplantado. Se trataba de un paciente sometido 10 años antes a un trasplante renal que había fracasado y al que se le había realizado 4 meses antes de desarrollar su linfoma un doble trasplante renal y hepático, apareciendo una tumoración a nivel de hilio hepático. Una biopsia mostraba un linfoma B difuso de célula grande que también presentaba amplias zonas de necrosis. Un estudio inmunofenotípico, demostraba fenotipo B y con técnicas de PCR se demostró reordenamiento para cadena pesada de las inmunoglobulinas y asociación con EVB. La comparación de regiones hipervariables del DNA de las células tumorales, el DNA del donante y el DNA del receptor, confirmó que este linfoma se había desarrollado en los linfocitos del donante, quizás a partir en algún pequeño ganglio del hilio hepático injertado en el momento del trasplante. En la literatura, los linfomas desarrollados en linfocitos del donante en trasplantes de órganos sólidos, se había observado que en todos ellos se trataba de linfomas desarrollados en el mismo órgano trasplantado, que normalmente se encontraban localizados y que podrían ser tratados con retrasplante; a este paciente se le decidió realizar un retrasplante, permaneciendo actualmente libre de enfermedad, y sin otras complicaciones, 78 meses después de haber sido diagnosticado de PT-LPDs monomorfo.

El otro paciente con PT-LPDs monomorfo, presentaba una afectación múltiple en piel, que regresaba simplemente al disminuir la inmunosupresión. Este paciente presento varios episodios similares, que se resolvieron siempre sin necesidad de tratamiento con quimioterapia, simplemente disminuyendo la inmunosupresión, encontrándose el la actualidad bien después de 42 meses de evolución.

PT-LPDs polimorfos. Uno de los dos pacientes con este diagnostico fue un hallazgo de autopsia. Se trataba de una mujer que tenía una historia previa de artritis reumatoide con amiloidosis secundaria, que había provocado que se realizara un trasplante renal 4 meses antes de que se realizase la autopsia. En esta se encontraron tumoraciones múltiples, en intestino delgado. Histológicamente la mayor parte de las lesiones se correspondían con áreas de PT-LPDs polimorfa, encontrándose en uno grandes zonas de necrosis y áreas de un claro PT-LPDs monomorfo. En la literatura, existen casos similares también con presentación en intestino delgado en forma de lesiones múltiples, con un aspecto histológico similar al nuestro. En el estudio con técnicas de PCR para reordenamiento de IgH, se pudo observar que diferentes tumores correspondían a diferentes clones celulares, lo que planteaba que los diferentes tumores fuesen independientes, con producción de una enfermedad tumoral múltiple simultánea en el mismo paciente. En nuestro caso, se realizo reordenamiento de IgH en cuatro tumores diferentes, observándose bandas de diferentes tamaños en las cuatro lesiones, lo que confirmaba lo ya descrito en la literatura.

El otro caso de PT-LPDs polimorfo se produjo en un paciente con doble trasplante renal-pancreático, en el propio órgano trasplantado (ganglios peripancreáticos), pudiéndose demostrar su origen en linfocitos del donante (estudio de regiones hipervariables). El paciente falleció a los cuatro meses de este diagnostico por una aspergilosis pulmonar angio-invasiva y en el estudio necrópsico no se evidencio linfoma residual.

PT-LPDs iniciales. Los dos casos corresponden a pacientes pediátricos sometidos a trasplante hepático. El primero es un niño de dos años con un cuadro de PT-LPDs inicial localizado en amígdala que remitió al disminuir el tratamiento inmunosupresor (el EBV se positivizó tras este episodio). Tres meses después, presento un PT-LPDs monomorfo que no respondió a la disminución de inmunosupresores y que se trató con Rituximab, respondiendo y encontrándose libre de enfermedad 14 meses después de este diagnostico.

El otro paciente es también un niño de 6 años, con adenopatías generalizadas, que presentaba una linfadenopatía reactiva, no presentando ningún otro episodio adicional, tras un seguimiento actual de 20 meses.

En resumen, nuestra experiencia es muy similar a la recogida en la literatura. La frecuencia del 0,7% observada en el global de los pacientes trasplantados es similar a la observada en el resto de Europa y ligeramente inferior a la observada en Norte América. El escaso número de casos con PT-LPDs inicial en nuestra serie se puede explicar debido al escaso número de pacientes pediátricos. La mayor parte de nuestros casos son PT-LPDs monomorfos. En concreto, se trata de linfomas B de alto grado extranodales, asociados a EBV, de características muy similares a los observados en otros pacientes inmunodeprimidos. Presentan mala respuesta al tratamiento con la peculiaridad de que ocasionalmente, pueden remitir espontáneamente al disminuir la inmunosupresión, por lo que ésta debe ser sin duda la primera medida terapéutica a realizar en estos enfermos.

En los PT-LPDs que se desarrollan en el propio órgano trasplantado se debe valorar también el posible origen en células del donante, ya que estos linfomas son susceptibles de curación con extirpación quirúrgica, debido probablemente, a que se mantienen localizados, probablemente debido a una respuesta inmune, de rechazo hacia las células neoplásicas que son del donante.

 

BIBLIOGRAFÍA

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Actualizado: 10/07/2003