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21 Congreso de la SEAP
Madrid, del 29 al 31 de mayo de 2003
 E-mail: patologia@pgmacline.es

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CURSO CORTO DE HEMATOPATOLOGÍA
PATOLOGÍA DE GANGLIOS LINFÁTICOS Y BAZO

PATOLOGÍA ESPLÉNICA. MISCELÁNEA.

Dr. Javier Menárguez Palanca.
Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid.

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El bazo es un órgano complejo con funciones y componentes reconocidos desde antiguo. A partir de estos diversos componentes se producen diversos tipos de lesiones, que en parte han sido ya tratadas por los restantes ponentes del curso.

La patología esplénica ha ido siendo desarrollada a partir de material necrópsico y posteriormente, a partir de piezas quirúrgicas. Como resulta lógico, resulta aquí también fundamental poseer una información clínica adecuada y el que la pieza sea remitida en fresco para un correcto análisis y manejo de la misma.

Son numerosos los procesos en los cuales puede estar indicada la esplenectomía, bien sea con fines diagnósticos o terapéuticos. La evolución en el conocimiento del papel fisiológico del bazo, de su participación en la patogenia de diversas entidades nosológicas y de las consecuencias de su ausencia han provocado un cambio continuo en las indicaciones de la esplenectomía. Es a partir de la segunda mitad del presente siglo cuando se establecieron sus funciones fundamentales en el terreno hematológico e inmunológico.

El conocimiento del riesgo aumentado de sufrir complicaciones sépticas graves por parte del sujeto asplénico ha sido el principal determinante en la tendencia actual a preservar el bazo (parcial o totalmente) siempre que sea posible, así como a tomar medidas profilácticas frente a la infección en caso de que la esplenectomía sea ineludible.

Si bien el número total de esplenectomías anuales se ha mantenido relativamente constante en las últimas décadas, la incidencia de algunas de las indicaciones ha variado de forma notable, especialmente en el caso de los linfomas Hodgkin. Al mismo tiempo, se ha experimentado un incremento significativo de esplenectomías en relación con la cirugía de tumores malignos en regiones anatómicamente cercanas, pudiendo esto traducir en parte una mayor tendencia a la radicalidad en la cirugía oncológica.

La patología esplénica puede ser clasificada en conjunto, de una forma artificial y de acuerdo a la localización preferente de las lesiones como:

Patología de la pulpa blanca: patología linfoide reactiva y neoplásica, incluyendo dentro de este apartado, los diversos tipos de granulomas.

Patología de la pulpa roja: patología reactiva y neoplásica de las series hematopoyéticas no linfoides, patología vascular, quistes y lesiones pseudotumorales.

Traumatismos esplénicos, lesiones vasculares diversas y las esplenectomías realizadas en el seno de cirugía local (neoplasias vecinas, etc)

A continuación, se comentan cinco tipos de patologías concretas no contempladas por el resto de los ponentes.

 

Bibliografía general

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ESPLENECTOMIAS EN LA INFECCIÓN POR EL VIH.

La esplenomegalia en el seno de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es un hecho relativamente frecuente, aunque no lo es tanto la necesidad de realizar de esplenectomía. En nuestra serie, que incluye 37 casos recogidos en un periodo de 13 años, la distribución etiológica es la siguiente:

Hiperesplenismo-Trombopenia:..................... 18 (48.6%)

Traumatismo................................................... 10 (27.0%)

Infección.......................................................... 7 (18.9%)

Tumores (leiomioma EBV, linfoma)................ 2 ( 5.4%)

En el caso de la infección asociada al uso de drogas por vía parenteral, pueden existir comportamientos que supongan un mayor riesgo de sufrir lesiones esplénicas de origen traumático. Por otra parte, es mayor la incidencia de patologías en las que la afectación del bazo puede conducir a la esplenectomía, tales como la infección por Mycobacterium avium intracellulare, el sarcoma de Kaposi o los linfomas. Sin embargo, en la mayoría de series publicadas, el motivo más frecuente de esplenectomía es la trombocitopenia autoinmune, cuadro esencialmente superponible a la púrpura trombocitopénica idiopática del sujeto VIH-negativo. En estos casos se recomienda la esplenectomía cuando persiste un recuento bajo de plaquetas a pesar de tratamientos médicos, entre los que se ha ensayado el efecto de la zidovudina, los corticoides o inmunoglobulinas intravenosas a altas dosis. La posible aceleración de la progresión a SIDA en el paciente esplenectomizado suscitó en los años ochenta un importante debate. De acuerdo con los resultados mostrados en estudios ulteriores, la esplenectomía no sólo es eficaz en el control de la trombocitopenia en sujetos infectados por el VIH, sino que además no parece aumentar el riesgo de evolución precoz a SIDA.

Con el incremento del número de pacientes VIH, la prevalencia de la tuberculosis en nuestro medio fue aumentando. En estos enfermos, la afección más común es la localizada en las vías respiratorias, tratándose de reactivación de una infección antigua, pero cada vez es menos infrecuente la afectación de otros lugares de la economía, desarrollándose infección generalizada en la mayoría de los casos, con afectación abdominal de hasta más del 90% en algunas series, y afectación esplénica que oscila entre el 19 y el 23%. La afectación esplénica es la tercera en frecuencia, dentro del abdomen, seguida de la ganglionar y la hepática. De hecho, la causa más frecuente de alteraciones esplénicas, detectadas mediante TAC, en un enfermo VIH, es la presencia de infección tuberculosa (33%), por encima, incluso, de los procesos linfoproliferativos (24%). Además, destaca el hecho de que la afectación del bazo suele asociarse a infección por bacilos resistentes a los tratamientos habituales e inmunodepresión más severa, teniendo por tanto mal pronóstico, con una alta tasa de mortalidad. En nuestra serie, se detectaron granulomas en 7 casos, uno de ellos con morfología sarcoidea y los seis restantes necrotizantes (16%). Sólo en dos de los casos fue posible demostrar la presencia de bacilos mediante tinción histoquímica. En la actualidad, se puede detectar la presencia de bacilos mediante análisis por PCR, lo que es de utilidad en estos casos con escasa presencia de bacilos.

Actualmente, se está valorando el papel de la esplenectomía en casos de leishmaniasis visceral severa refractaria en sujetos VIH+, especialmente en aquellos con parámetros inmunológicos preservados, cargas virales bajas y esplenomegalias severas, barajándose como hipótesis la del secuestro esplénico de linfocitos.

La aparición de leiomiomas EBV+ (EBER+) en sujetos inmunodeprimidos es un hecho bien establecido. La mayoría de los casos aparecen en niños VIH+, pero también se han descrito tanto en adultos como asociados a estados de inmunodepresión de diferente origen, como el producido en estados postrasplante o en el Síndrome de Inmunodeficiencia Variable Común. Algunos tumores están localizados en lugares inusuales y su histología no permite predecir su conducta biológica.

 

Bibliografía

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MEDIOLISIS ARTERIAL SEGMENTARIA (SMA) DE LA ARTERIA ESPLÉNICA

Se trata de una arteriopatía de distribución segmentaria no arterioesclerótica ni inflamatoria, de patogénesis desconocida encuadrada dentro del grupo de la fibrodisplasias. Fue descrita inicialmente en 1976 por Slavin y González-Vitale en tres pacientes con clínica de shock hipovolémico e isquemia intestinal, que presentaban al mismo tiempo una lesión característica en grandes arterias musculares. Posteriormente, el mismo autor observó lesiones similares en dos fetos, encontrándose localizada la lesión en las arterias coronarias epicárdicas. Unas lesiones similares habían sido descritas en primer término, también en arterias coronarias fetales, por Gruenwald en 1949; este autor denominó a la lesión "necrosis de la media", atribuyéndola a hipoxia fetal; posteriormente, De Sa describió estas lesiones en fetos en 1979.

Posteriormente, se han ido describiendo nuevos casos (14 hasta el momento actual) afectando a diferentes arterias: arterias epiploícas, hepáticas, gástricas, gastroepiploícas, ramas de la arteria cólica media y craneales, pudiéndose distinguir dos localizaciones fundamentales de la SMA: las arterias epicárdicas coronarias en neonatos, niños y adultos jóvenes, y las arterias esplácnicas abdominales, en pacientes de mayor edad, con una clínica de hemoperitoneo, dolor abdominal y shock. La edad media de presentación de este último grupo es de 65 años (rango 28-87 años) y es frecuente la afectación de varias arterias abdominales de manera simultánea. Nosotros hemos tenido la oportunidad de recoger tres casos que debutaron de esta forma en el tercer trimestre del embarazo, con graves repercusiones materno-fetales.

Su patogénesis aun no está aclarada, existiendo distintas hipótesis. Inicialmente, Slavin defendió que la lesión estaba relacionada con una respuesta inmune mediada por inmunocomplejos anómalos, teoría posteriormente apoyada por otros autores como Juvonen. También se ha postulado un origen isquémico, debido a una respuesta vascular anómala a catecolaminas que induciría lesiones de los vasa vasorum, o bien por una respuesta vasoespástica en casos de hipoxemia severa. Slavin defiende que la enfermedad sería debida a vasoespasmos que podrían a su vez ser debido a una disfunción paracrina que actuaría en el endotelio de forma focal. A favor de esta hipótesis está el hecho de que las lesiones de SMA no complicadas se asemejan a algunos tipos de displasias fibromusculares en relación con vasoespasmos.

Histológicamente, se caracteriza por lesiones segmentarias sin predilección por los puntos de ramificación y que pueden afectar a la totalidad de la circunferencia del vaso o bien afectarla parcialmente. El hallazgo fundamental se encuentra en la media vascular, la cual sufre un proceso lítico, con transformación citoplasmática vacuolar y granular de las células musculares lisas, posterior degeneración y presencia de líquido extracelular de aspecto similar a edema. La membrana celular de las células afectadas se torna borrosa y el núcleo puede llegar a desaparecer. Este proceso comienza en la porción más externa de la media, en donde puede quedar localizado, o ir progresando afectando a la totalidad de la capa media. La elástica interna suele estar preservada.

Todas estas alteraciones pueden asociarse de manera ocasional a una respuesta inflamatoria con elementos polimorfonucleares, que suele quedar restringida a los tejidos periadventiciales.

La evolución de las lesiones depende de la extensión y profundidad de la mediolisis y de la preservación o destrucción de la elástica interna y de la íntima. La mediolisis transmural con pérdida de la elástica interna y de la íntima da lugar a la formación de fragmentos de pared arterial unidos por finos puentes con presencia de fibrina. Las áreas de lisis de la media son reemplazadas por material de matriz extracelular con espacios vasculares dilatados y restos de membranas.

Ultraestructuralmente, se observa la presencia de grandes vacuolas radiolucentes que contienen fragmentos de membrana y restos de organelas celulares en el citoplasma de las células musculares lisas en las áreas de mediolisis. La fusión de estas vacuolas dan lugar a una imagen en panal. También se observan cambios vacuolares en las células endoteliales vecinas. La matriz extracelular que se encuentra entre las células alteradas se expande focalmente, conteniendo fibrina, fragmentos de elástica, vacuolas y trombos plaquetarios.

El diagnóstico diferencial debe plantearse sobre todo con tres entidades:

Arteritis necrotizante: Se asocia a necrosis fibrinoide, trombosis e infiltrado inflamatorio pleomórfico. Además, frecuentemente comienza en la porción más interna de la pared arterial, evolucionando a cicatrización intimal y estrechamiento de la luz del vaso. Por el contrario, en la SMA no hay inflamación, la trombosis vascular es rara y el proceso comienza en la capa más externa de la media.

Necrosis quística de la media: En ella hay acúmulos de mucopolisacáridos ácidos extracelulares; en la SMA, hay presencia de vacuolas intracelulares sin presencia de mucopolisacáridos.

Enfermedad arterial quística adventicial: Es una enfermedad de las arterias de las extremidades, que ocurre típicamente en hombres en las décadas 3ª-4ª de la vida. Se caracteriza por la presencia de quistes que contienen mucopolisacáridos ácidos en la adventicia que van comprimiendo sucesivamente la media y la íntima de la pared vascular. En la SMA la alteración no se encuentra en arterias de las extremidades, se da en otra población, la media no se encuentra comprimida sino destruida, y no hay depósito de mucopolisacáridos.

Lo más importante en esta enfermedad sería el diagnóstico precoz, pero este es extremadamente difícil. Todos los pacientes descritos se han diagnosticado de manera restrospectiva. Sin embargo, debido a su potencial mortalidad, debería tenerse en cuenta ante cualquier dolor abdominal de comienzo súbito o presencia de aneurismas o roturas espontáneas de arterias viscerales de etiología aparentemente desconocida.

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PATOLOGIA ESPLENICA EN LOS SÍNDROMES MIELOPROLIFERATIVOS CRÓNICOS

Tanto en la Trombocitemia Esencial (TE) como en la Policitemia Vera (PV), la afectación del bazo es variable y generalmente de escasa entidad en lo que se refiere a la ocupación por elementos mieloides activos, observándose únicamente esplenomegalia prominente en casos de mielofibrosis acompañante que se traduce en mayor implicación esplénica en la hematopoyesis extramedular. Los hallazgos morfológicos en la TE y PV suelen ser diferentes a los hallazgos que aparecen en la Mielofibrosis Primaria o Metaplasia Mieloide Agnogénica (MFP/MMA). En ésta última, existe una esplenomegalia prominente que puede alcanzar hasta 4000 grs y se aprecia engrosamiento capsular, pudiendo encontrarse infartos antiguos subcapsulares. Se encuentran focos de hematopoyesis extramedular trilineal, en la pulpa roja, frecuentemente con presencia de megacariocitos de aspecto displásico. También es constante la fibrosis perisinusoidal, que siendo inicialmente reticulínica puede progresar a fibrosis colágena franca. Frecuentemente, se hallan signos de hipertensión portal con cuerpos de Gamna-Gandy, etc...

En la PV y TE existe una esplenomegalia leve o moderada que afecta aproximadamente al 90% de los pacientes con PV y al 50% de los casos de TE, donde sin embargo debe tenerse en cuenta la posibilidad de la atrofia esplénica. Pueden existir focos de trombosis e infartos, aunque con menor frecuencia en la TE. Los sinusoides suelen presentar grupos de histiocitos, aunque los grupos de siderófagos no son frecuentes. Habitualmente, los focos hemopoyéticos en la PV son escasos o inexistentes y si se encuentran pueden indicar la conversión de la enfermedad hacia una mielofibrosis. La trombosis de la vena esplénica progresiva es una complicación infrecuente que puede conducir a la aparicion de hipertensión portal o sangrado por varices esofágicas. La aparición de dolor abdominal en el contexto de una PV suelen estar en relación con la esplenomegalia y más infrecuentemente, a infartos.

Una esplenomegalia severa en el seno de la TE se puede asociar a trombosis portal o indicar también progresión hacia mielofibrosis. También puede llegar a producirse típicamente, atrofia esplénica. Se trata de autoesplenectomías secundarias a infartos esplénicos extensos secundarios a trombosis repetidas de la arteria esplénica en relación con la enfermedad. En estas situación, el numero de plaquetas circulantes se dispara al no haber un "pool" de recaptación por el bazo. Otras causas de infartos esplénicos al margen de los SMPC, se presentan en sujetos con anemia de células falciformes, vasculitis sistémicas, leucemias agudas, endocarditis bacterianas e incluso, tumores próximos, como los pancreáticos, que compriman la vasculatura esplénica.

La LMC es un síndrome mieloproliferativo crónico frecuente (20% de las leucemias) y generalmente, de fácil diagnóstico, que suele presentarse a cualquier edad, si bien la mediana se halla en torno a los 50 años. La mayoría de los casos muestran un grado variable de trombocitosis. El frotis de SP es generalmente diagnostico, con marcada leucocitosis (>50.000) en todos los estadios madurativos, basofilia absoluta y frecuente (30-50%) trombocitosis. La histología medular es muy sugerente, siempre que se valoren adecuadamente los megacariocitos. El hallazgo exploratorio más frecuente es la esplenomegalia (50% casos). Dejada a su evolución natural, la enfermedad progresa rápidamente a la fase de crisis blástica en 3-5 años. Esta fase frecuentemente se precede de una fase de aceleración, en la cual suelen aumentar la cifra de basófilos en SP y otras alteraciones como aumento de la leucocitosis, anemia, trombocitosis o trombocitopenia, blastos circulantes, mielodisplasia y fibrosis reticulínica en la biopsia de MO. En un tercio de los casos, la crisis blástica suele ser linfoide (tdt/CD10+), mientras que en los dos tercios restantes, es no linfoide y heterogénea morfológicamente. El diferenciarlas es importante, puesto que tiene consecuencias terapéuticas claras, como se puede ver en el presente paciente. Aunque eventualmente ambas situaciones son fatales, las crisis linfoblásticas son generalmente manejables con QTP. El tratamiento en la fase crónica es con hidroxiurea, busulfán, etc y si bien existen actualmente grandes esperanzas e n terapias farmacológicas alternativas (inhibidores específicos de kinasa bcr-abl), el único tratamiento potencialmente curativo es el TMO.

El marcador típico de la LMC, el cromosoma Filadelfia, fue descubierto en 1960 y finalmente, tras estudios de bandas, se concluyó en 1973 que correspondía a una translocación prácticamente constante entre los brazos largos de los cromosomas 9 y 22 [t(9;22)(q34;q11)], generándose como consecuencia además, dos cromosomas derivativos 9q+ y 22q-. Este es el tipo de translocación típica y se halla presente en el 90% de los casos. Se han descrito variantes además, en el 5% de los casos. El cromosoma Ph se halla presente en todas las líneas celulares, incluidas las linfoides, indicando el carácter truncal de la enfermedad. Durante la fase de aceleración y transformación ocurren además, una serie de cambios adicionales, secundarios no aleatorios, como duplicación del Ph, trisomía 8, iso(17q) y +19. El cromosoma Ph se puede encontrar también en el 5% de niños y en el 15-30% de adultos con LLA así como en el 2% de pacientes con LANL.

En todos los casos de LMC se produce una fusión entre el gen bcr en el cromosoma 22 y el abl en el 9, originándose un tránscrito de fusión y una proteína híbrida BCR-ABL, que tiene una actividad tirosín-quinasa constitutiva. Dependiendo del lugar del punto de rotura cromosómico, la proteína resultante puede variar, con un pm de entre 185-230 kd. Casi todos los pacientes con LMC convencional, en fase crónica, presentan la proteína de 210 kd, mientras que los casos de LLA Ph+ frecuentemente tienen la de 185 kd, con una actividad kinasa y oncogénica notablemente más potente. La forma de 230 kd parece asociarse a una forma más indolente de LMC. La presencia de la proteína de fusión y la basofilia pueden anteceder en varios años a la aparición de la enfermedad, como se ha visto en supervivientes a las explosiones nucleares japonesas. Últimamente, se están estudiando de forma intensiva las delecciones que se producen en las proximidades del punto de rotura cromosómico, en el cromosoma derivativo en el momento de la génesis de la translocación las cuales podrían jugar un papel pronóstico en la progresión de la enfermedad.

La presencia del cromosoma Ph es por tanto un marcador selectivo de la enfermedad y su detección puede emplearse tanto para el diagnóstico, como para el seguimiento de la enfermedad. Su presencia puede hacerse mediante citogenética convencional o mediante métodos moleculares, generalmente RT-PCR. Actualmente, se dispone en el mercado de sondas adecuadas para su determinación mediante FISH, que resultan muy cómodas. Esta situación es un ejemplo de la utilidad de efectuar improntas convencionales, secadas al aire, sin necesidad de fijador alguno, para la realización de técnicas de FISH, de forma mucho menos engorrosa que a partir de cortes parafinados. Esto permite el remitirlas desde cualquier centro a otro en las cuales se disponga de los medios para efectuar el estudio. Mediante esta misma técnica, se puede detectar también la t(11;14) en los linfomas del manto. En este ultimo caso, el rendimiento es sensiblemente superior al obtenible mediante cualquier otro método molecular al uso. La técnica es utilizable además, de forma retrospectiva, en improntas de años de antigüedad, como hemos tenido la oportunidad de comprobar personalmente en ganglios y aspirados de médula ósea. También se puede efectuar en frotis de PAAF (secados al aire). La técnica permite además, en le caso de la LMC, analizar posibles cambios secundarios de diverso tipo. En uno de nuestros enfermos, se pudo demostrar la presencia de fusiones Ph+ múltiples, acorde con una fase de transformación blástica.

 

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ESPLENOMEGALIA COMO FORMA DE PRESENTACION DE UNA NEOPLASIA OCULTA NO HEMATOPOYETICA.

Las metástasis esplénicas son prácticamente una rareza patológica. Dentro de los tumores sólidos, el bazo puede verse afectado por invasión directa por neoplasias vecinas (estómago, riñón, páncreas, suprarrenal), a través de diseminación hematógena a distancia acompañando a otras metástasis (los más frecuentes melanoma, pulmón y mama), o también de forma solitaria en los tumores ginecológicos principalmente.

Tanto los tumores esplénicos primarios como los secundarios son poco frecuentes representando según las series de esplenectomía entre el 1.6 y el 3%. La incidencia de metástasis esplénicas en autopsias varía según los estudios, llegando al 36% según el tipo de malignidad. La forma macroscópica de presentación puede ser como nódulos únicos o múltiples, con una disposición difusa o miliar; Histológicamente la presencia de las células neoplásicas puede estar confinada a los senos venosos, pulpa roja, pulpa blanca, trabéculas o en ambos compartimentos. Rara vez se encuentran en los vasos linfáticos y si se observa se debe interpretar como permeación retrógrada linfática secundaria a afectación hiliar.

En las series de autopsias descritas, las metástasis esplénicas representan el décimo lugar entre los 44 lugares metastáticos reportados. Los tumores que con más frecuencia metastatizan al bazo son mama (16.8%), melanoma (4% diagnosticados in vivo y dentro de enfermedad diseminada), carcinoma de pulmón, ovario (27%) y de estómago (6%) y por contigüidad). Estos tumores constituyen el 60% de los tumores primarios sólidos que afectan al bazo. Raras veces la esplenomegalia constituye el primer síntoma de presentación. Puede ser diagnosticada a la vez que el tumor primario o como primer signo de una recurrencia, siendo más frecuente este último en tumores ginecológico (endometrio, cérvix uterino, ovario).

El diagnóstico in vivo es difícil. Puede ocurrir de forma incidental o por los síntomas que produce al crecimiento, (compresión gástrica, dispepsia, vómitos), o como complicación (ruptura, hemorragia e infección), y a la exploración física al detectar esplenomegalia. Los estudios de imagen son básicos (ECO, TAC distinguen entre lesiones quísticas y sólidas). La PAAF puede usarse en lesiones solitarias sólidas. Ocasionalmente, se han descrito carcinomas de mama (generalmente, carcinomas lobulillares) con debut en forma de PTI y esplenomegalia metastática generalizada. Pero también se han descrito casos con origen en pulmón, colon, tiroides y próstata, entre otros.

El tratamiento de elección para las complicaciones o en aquellos casos de lesión solitaria o única es la esplenectomía, dejándose el tratamiento médico para aquellos casos que se encuentran en el marco de una enfermedad neoplásica diseminada.

En resumen, la presentación como esplenomegalia o masa solitaria como manifestación única o predominante de enfermedad neoplásica es rara. Habitualmente, es diagnosticará como hallazgo incidental, en la pieza de exéresis quirúrgica o en la autopsia.

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Actualizado: 09/07/2003