VIII CURSO DE  HEMATOPATOLOGÍA

Segundo Curso de Formación Continuada a Distancia

Tortosa 2001

 

 

 

T.7 - AVANCES EN EL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA AMILOIDOSIS PRIMARIA

 

Dr. Joan Bladé. Institut de Ma1alties Hematooncológiques. Servei d'Hematologia. Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS). Hospital Clínic. Barcelona.

 

 

GENERALIDADES

 

La amiloidosis es un trastorno caracterizado por el depósito de una substancia amorfa en diversos órganos y tejidos. Bajo la luz polarizada, la substancia amiloide se tiñe con el rojo Congo y produce una birrefringencia de color verde manzana. La substancia amiloide está compuesta por una red de fibrillas unidas entre sí. Estas fibrillas están dispuestas en antiparalelo (estructura beta plegada). El plegamiento en disposición beta de las fibrillas es la responsable de las características tintoriales y de las propiedades ópticas de la sustancia amiloide. Todas las formas de amiloidosis son rojo Congo positivas y lo que determina el tipo de amiloidosis es el estudio inmunohistoquímico de la sustancia amiloide.

La sustancia amiloide es rica en gIicosaminoglican, substancia que puede tener propiedades fibrinogenésicas (1,2). Otro componente constante de los depósitos amiloides es el denominado componente P, una glicoproteína resistente a las proteinasas que también se encuentra en el suero (SAP). La posibilidad de emplear técnicas gammagráficas utilizando SAP marcado con radioisótopos ha proporcionado información valiosa sobre la historia natural y la respuesta al tratamiento en la amiloidosis sistémica. De hecho, la disminución de la producción de la proteína precursora de la fibrilla amiloide se ha correlacionado con la disminución del depósito de substancia amiloide. Ello sugiere que la amiloidosis es un proceso más dinámico de lo que se había considerado (2).

En todas las formas de amiloidosis, la formación y depósito de las fibrillas amiloides precisan de la existencia de la respectiva proteína precursora. Las razones por las cuales el material amiloide se deposita en unos individuos y no en otros, los factores que determinan la distribución anatómica del depósito, la velocidad de comienzo y progresión, así como las distintas consecuencias clínicas del depósito amiloide no están plenamente establecidos (1,2).

En este curso revisaremos las características clínicas, el pronóstico y el tratamiento de la amiloidosis primaria.

 

AMILOIDOSIS PRIMARIA

 

Concepto e incidencia

 

En la amiloidosis primaria (AL) las fibrillas amiloides están compuestas por la porción variable de una cadena ligera. La cadena ligera es con mayor frecuencia lambda que kappa (relación 3:1). La edad mediana al diagnóstico se sitúa alrededor de los 65 años. La incidencia anual se cifra en alrededor de 8 casos nuevos por millón de habitantes y año (3).

 

Manifestaciones clínicas y de laboratorio

 

            El cansancio y la pérdida de peso, constituyen los síntomas más frecuentes de la AL (4,5). Los pacientes que tienen insuficiencia cardíaca suelen presentar disnea y/o edemas. También pueden aquejar parestesias, síncope o hipotensión ortostática. Los principales hallazgos a la exploración física son: hepatomegalia (20%), púrpura (15%), macroglosia (10%), esplenomegalia (5%) y edemas.

Los síndromes que se asocian a la amiloidosis primaria son: síndromes nefrótico y del túnel carpiano, insuficiencia cardíaca congestiva, neuropatía periférica, hipotensión ortostática, malaabsorción y hepatomegalia masiva (1-4). De hecho, la existencia de cualquiera de estos síndromes en presencia de un componente monoclonal sérico o urinario es muy sugestiva de amiloidosis primaria. El ecocardiograma es una técnica muy rentable en la evaluación de la cardiomiopatía amiloidótica y la biopsia endomiocárdica es positiva en la práctica totalidad de los casos (6). Los pacientes que presentan un tabique interventricular igual o superior a 15 mm tienen una mediana de supervivencia inferior a 6 meses frente a una mediana de más de dos años para los que tienen un tabique interventricular de grosor igual o inferior a 12 mm (6). Una sexta parte de los pacientes presentan hipotensión ortostática (4). Un tercio de los pacientes presentan síndrome nefrótico en el momento del diagnóstico (5). Alrededor del 15% de los casos tienen neuropatía periférica. Una cuarta parte de los casos presentan un síndrome del túnel carpiano (5). En ocasiones, la forma de presentación de la AL consiste en una hepatomegalia masiva, que simula una cirrosis hepática o sugiere la existencia de metástasis hepáticas (4,7).

La electroforesis sérica muestra una banda homogénea de moderada cuantía en la mitad de los casos e hipogammaglobulinemia en una cuarta parte. Cuando se efectúa una inmunofijación sérica y urinaria se encuentra componente monoclonal en el 90% de los casos. En el 90% de los casos existe proteinuria. El uroproteinograma muestra un patrón glomerular con eliminación predominante de albúmina y en las tres cuartas partes de los casos la inmunofijación pone de manifiesto la existencia de cadenas ligeras. La mediana de células plasmáticas en médula ósea en la serie de la Mayo Clinic fue del 7% (5). En una cuarta parte de los casos existe elevación de la fosfatasa alcalina. En un 5-10% de los casos existe un déficit de factor X, aunque rara vez dará lugar a diátesis hemorrágica.

 

Diagnóstico

 

El diagnóstico de amiloidosis se basa en la demostración de substancia amiloide en los tejidos. La posibilidad de una AL debe considerarse en todo paciente con un componente M sérico o urinario y alguno de los síndromes propios de la amiloidosis. En el 98% de los pacientes con AL existe componente M sérico o urinario o bien se puede demostrar una población monoclonal de células plasmáticas en médula ósea. El procedimiento diagnóstico inicial consistirá en una punción de la grasa subcutánea, que es positiva en el 80% de los casos. Si la punción de grasa subcutánea es negativa, el siguiente paso radica en la práctica de una biopsia rectal, que resulta positiva en el 70% de los casos. Si tras estas exploraciones no se llega al diagnóstico, se practicará una biopsia del órgano presumiblemente afecto. Para tipificar la amiloidosis se efectuará el estudio inmunohistoquímico utilizando anticuerpos frente a la proteína A, cadenas ligeras kappa y lambda, transtiretina (prealbúmina ) y beta2-microglobulina. El algoritmo diagnóstico de la AL se resume en la figura 1.

El diagnóstico diferencial entre amiloidosis primaria y amiloidosis asociada a mieloma en general no ofrece dificultades (5). Sin embargo, los limites entre ambas entidades son arbitrarios, ya que ambos procesos son proliferaciones de células plasmáticas con distinta expresividad clínica. Siempre que se sospeche una amiloidosis primaria con tinción Rojo Congo positiva y no se encuentre componente monoclonal en suero y/u orina se debe desconfiar de este diagnóstico y descartar otras formas de amiloidosis, particularmente la amiloidosis familiar (1,2). Se debe tener presente que la mediana de edad en el momento del diagnóstico de la amiloidosis familiar es de 65 años y que en aproximadamente la mitad de los casos no se encuentran antecedentes familiares.

 

Pronóstico

 

            La mediana de supervivencia de los pacientes con AL es inferior a 2 años y depende fundamentalmente del síndrome asociado, de tal modo que la mediana de supervivencia es inferior a 6 meses en los pacientes con insuficiencia cardíaca, mientras que es superior a los 5 años cuando el síndrome asociado es una polineuropatía periférica (5). La afección cardíaca constituye la causa de muerte en al menos el 50% de los casos (4,5). La supervivencia actuarial a los 10 años del diagnóstico es ligeramente inferior al 5% (8).

 

Tratamiento

 

El tratamiento de la AL es muy poco satisfactorio (9-11). En una serie de 153 pacientes con AL tratados con melfalán/prednisona, la tasa global de respuestas fue del 20% (11). En esta misma serie, los pacientes con síndrome nefrótico, sin insuficiencia renal ni afección cardíaca, tuvieron una tasa de respuestas del 40%. Se ha demostrado que la colchicina no es eficaz en el tratamiento de la AL (12). Con el empleo de La 4'-iodo-4' -deoxydoxorubicina (I-DOX), derivado antraciclínico con especial afinidad para las fibrillas amiloides, se han referido resultados esperanzadores (13). Por el momento, el tratamiento estándar para los pacientes que no son candidatos a autotrasplante de progenitores hemoperiféricos es la asociación de melfalán y prednisona.

El tratamiento más esperanzador para pacientes menores de 65 años consiste en dosis elevadas de melfalán seguido de rescate con progenitores hematopoyéticos de sangre periférica (autotrasplante) (14). El grupo de Boston ha referido los resultados obtenidos en 103 pacientes sometidos a dicho procedimiento (15). En el 65% de los pacientes que sobreviven al año del tratamiento intensivo se alcanza una mejoría objetiva de los órganos afectos. La probabilidad de alcanzar una respuesta es mayor si el tipo de cadena ligera es kappa. Sin embargo, en la AL la mortalidad relacionada con el procedimiento oscila entre el 13 el 43% (14-16). Las causas más frecuentes de mortalidad en el postrasplante inmediato son: hemorragia digestiva por toxicidad gastrointestinal, insuficiencia cardíaca y arritmias, rotura de vísceras (intestino, bazo), hipotensión arteria! refractaria y fallo multiorgánico (15,16). Si bien el tratamiento intensivo seguido de rescate con progenitores hematopoyéticos mejora la tasa de respuestas y puede prolongar la supervivencia, dada su elevada mortalidad resulta imprescindible una cuidadosa selección de los pacientes, limitando la indicación a los enfermos con afección de solo uno o dos órganos y sin cardiopatía complicada (15,16). En caso de afección cardíaca grave debe plantearse la práctica de un trasplante cardíaco y posteriormente, una vez recuperado de este último procedimiento, proceder al autotrasplante. Los pacientes con amiloidosis prin1aria posibles candidatos a autotrasplante deberían ser remitidos a una institución especializada en este tipo de tratamientos a fin de proceder a una cuidadosa valoración de la indicación. En caso de que se decida la práctica de un autotrasplante no se debe iniciar el tratamiento con melfalán y prednisona, ya que el tratamiento alquilante puede comprometer la obtención de progenitores hemoperiféricos. Alrededor de110% de los pacientes con AL tienen una afección cardíaca grave predominante con escasa o nula afectación clínica de otros órganos (1,2). En este caso se debe considerar la posibilidad de efectuar un trasplante cardíaco, especialmente si se tienen en cuenta las expectativas creadas por el autotrasplante de progenitores hematopoyéticos. Las posibilidades terapéuticas en la AL se resumen en la Tabla 1.

 

Referencias

 

1. Falk RH, Comenzo R, Skinner M. The systemic amyloidosis. N Engl J Med 1997; 337: 898-­909.

2. Gillmore JD, Hawkins PN, Pepys M Amyloidosis: a review of recent diagnostic and therapeutic developments. Br J Haematol 1997; 99: 245-256.

3. Kyle RA, Linos A, Beard CM, et al. Incidence and natural history of primary systemic amyloidosis in Olmstead County, Minnesota, 1950 through 1989. Blood 1992; 79: 1817-1822.

4. Kyle RA, Gertz MA. Amyloidosis. En: Neoplastic Diseases of the Blood. 2nd Ed. Wiemik PH, Canellos GP, Kyle RA, Schiffer CA, eds. Churchill Livingstone, Nueva York, 1991; pp: 525-570.

5. Kyle RA, Gertz MA. Primary systemic amyloidosis: clinical and laboratory features in 474 cases. Semin HematoI 1995; 32: 45-59.

6. Cueto-García L, Reeder GS, Kyle RA, et al. Echocardiographic findings in systemic amyloidosis: spectrum of cardiac involvement and relation to survival. J Am Coll Cardiol 1985; 6: 737-743.

7. Gertz MA, Kyle RA. Hepatic amyloidosis (prin1ary -AL-, immunoglobulin light chain): the natural history in 80 patients. Am J Med 1988; 85: 73-80.

8. Kyle RA, Gertz MA, Greipp PR, et al. Long-term survival (10 year or more) in 30 patients with primary amyloidosis. Blood 1999; 93: 1062-1066.

 9. Kyle RA, Greipp PR. Primary systemic amyloidosis: comparison of melphalan and prednisone versus placebo. Blood 1978; 52: 818-827.

10. Kyle RA, Greipp PR, Garton JP, Gertz MA. Primary systemic amyloidosis: comparison of melphalan/prednisone versus colchicine. Am J Med 1985; 79: 708-716.

11. Gertz MA, Kyle RA, Greipp PR. Response rate and survival in primary systemic amyloidosis. Blood 1991; 77: 257-262.

12. Kyle RA, Gertz MA, Greipp PR, et al. A trial of three regimens from primary amyloidosis: colchicine alone, melphalan and prednisone, and melphalan, prednisone and colchicine. N Engl J Med 1997; 336: 1202-1207.

13. Gianni L, Bellotti V, Gianni AM, Merlini G. New drug therapy of amyloidosis: resorption of AL type deposits with 4'-iodo- 4'-deoxydoxorubicin. Blood 1995; 86: 855-861.

14. Comenzo RL, Vosburgh EV, Falk RH, et al. Dose-intensity melphalan with blood stem cell support for the treatment of AL (amyloid light chain) amyloidosis: survival and responses in 25 patients. Blood 1998; 91: 3662-3670.

15. Comenzo RL. Hematopoietic cell transplantation for primary amyloidosis: what have we leamed?. Leuk & Lymph 2000; 37: 245-258.

16. Rives S, Bladé J, Martínez C, Marín P, Carreras E, Montserrat E. Tratamiento con melfalán a altas dosis seguido de rescate con progenitores hematopoyéticos en la amiloidosis primaria. Med Clin(Barc) 2000; 115: 216-220.

 

 

 

 

 

 

 

 

Tabla 1. Opciones terapéuticas en la amiloidosis primaria

 

 

Melfalán / prednisona

(MP)

 

 

 

 

Poliquimioterapia (VBMCP)

 

Dexametasona a dosis altas

 

Colchicina

 

I-DOX

 

 

 

  • Tasa global de respuesta del 20%, mayor entre los pacientes con síndrome nefrótico sin insuficiencia renal ni cardíaca (40%). Supervivencia < 2 años. Riesgo de desarrollo de mielodisplasia en pacientes tratados con agentes alquilantes.

 

  • Eficacia similar a MP.

 

  • Posible beneficio en estudio inicial no confirmado.

 

  • Ausencia de beneficio (sola o en combinación).

 

  • Experiencia muy limitada, con respuestas transitorias en un pequeño grupo de enfermos.

 

 

Autotrasplante de progenitores hemopoyéticos

 

  • En pacientes hasta los 65 años, sin cardiopatía sintomática y £ 2 órganos afectos