S2 Estado actual de conocimiento y clasificación de los
linfomas cutáneos B
Dr. Vicente Romagosa. Servicio de Anatomía Patológica.
Hospital Universitari Prínceps d´Espanya. L´Hospitalet
de Llobregat. Barcelona.
En el caso 3 el problema es el opuesto. Este paciente de 42 años con lesiones recidivantes en el brazo izquierdo muestra una histología muy poco expresiva a pequeño aumento. El patrón “bottom heavy” contrasta con la imagen “top heavy” de los dos casos anteriores. A mayor aumento, en cambio, la población celular es bastante superponible a la de otros casos, quizá con la excepción de la mayor riqueza en células grandes “blastoides”, que se traduce en una mayor actividad proliferativa con el Ki67 y un mayor número de células CD30 positivas. El diagnóstico diferencial con linfoma anaplásico Ki-1, de plantearse, nos lo resuelve en este caso la riqueza de células B con una muy escasa dotación de linfocitos T acompañantes. Pero no siempre vamos a tener esta suerte. Es la constelación de datos clínicos, histológicos e inmunohistoquímicos la que nos va a aclarar el diagnóstico.
Y, ¿cómo se comportan
evolutivamente estos casos?. Ya hemos dicho que el caso 1 es el paradigma de esta
neoplasia: lesiones recidivantes por períodos de más de 10 años, siempre
controlados con terapia local y estudios de extensión negativos. Una pequeña
proporción de los casos de nuestra serie se escapa, no obstante, de esta línea
tan poco agresiva: En la serie de 22 casos recientemente revisada por nuestro
grupo, seis pacientes (27%) han venido desarrollando recidivas durante su curso
evolutivo en períodos que han oscilado entre los 6 meses y 8 años después de la
primera manifestación. Cinco pacientes (20%) presentaron afectación
extracutánea durante su evolución, incluyendo un linfoma de célula grande
intestinal, un caso con afectación masiva en tejido celular subcutáneo y
ganglios regionales, un caso con afectación de glándula salival y un caso con linfoma
esplénico de la zona marginal. En tres casos se detectó afectación de la médula
ósea, dos de ellos en relación con afectación extracutánea, pero uno como
afectación aislada.
El seguimiento en los 22 pacientes
ha oscilado entre 6 meses y 13 años. Quince de ellos siguen en remisión
completa. Cuatro tienen enfermedad residual estable. Dos pacientes fallecieron
durante el seguimiento, uno debido a progresión de su enfermedad y otro por
causas no relacionadas.