S2 Estado actual de conocimiento y clasificación de los
linfomas cutáneos B
Dr. Vicente
Romagosa. Servicio de Anatomía Patológica.
Hospital
Universitari Prínceps d´Espanya. L´Hospitalet de Llobregat. Barcelona.
El caso nº 1 representa el paradigma de lo que llamamos LINFOMA CUTÁNEO DE CÉLULAS DE LA ZONA MARGINAL y que también es referido como linfoma SALT (por Skin Related Lymphoid Tissue Lymphoma). Este paciente, que en la actualidad tiene 56 años, fue diagnosticado y tratado con éxito hace 15 años de una enfermedad de Hodgkin estadio I. Cinco años más tarde desarrolló varias lesiones nodulares, sobreelevadas y violáceas en el dorso. La primera biopsia, que mostraba una población policlonal de células plasmáticas, fue interpretada como Linfocitoma. La persistencia de las lesiones obligó a una segunda biopsia cuya población celular se había tornado monoclonal. Fue tratado con radioterapia en la zona afecta y, desde entonces, ha venido presentando recidivas, que han sido tratadas o con radiaciones o con cirugía. Las secciones que se remiten corresponden a una lesión aparecida en el antebrazo el año 1999 (Fig.1)
Histológicamente se aprecia un
infiltrado denso que alcanza hipodermis y que deja una zona libre subepidérmica
(zona de Grenz). El infiltrado está constituido por una mezcla de células
linfoides pequeñas de citoplasma acuoso entremezcladas con células de aspecto
transformado (células “blastoides”) acompañadas de numerosos linfocitos
pequeños de fenotipo T que, en algunos momentos llegan a oscurecer la población
de células neoplásicas. Las células plasmáticas, muy numerosas, tienden a
envolver a la población linfocitaria, formando capas compactas alrededor de la
misma. La presencia de folículos linfoides, a menudo colonizados por la
población neoplásica, es frecuente y se pone mejor de manifiesto mediante
tinciones para células dendríticas. El CD10 tiñe a menudo los restos de centros
germinales y no debe confundirse con la expresión por parte de células
neoplásicas que, en nuestra experiencia, en ningún caso se ha puesto de
manifiesto.
Se pueden formar complejos linfoepiteliales, más frecuentemente en relación a glándulas ecrinas y, raramente, con el complejo pilo-sebáceo. Es muy característica la expresión de CD30 por parte de las células grandes “blastoides” de fenotipo B que interpretamos como signo de activación. La proteína S100 muestra la presencia de una numerosa población de células presentadoras de antígeno que probablemente juega un papel importante en la génesis de estos procesos.
La sobreexpresión de bcl-2 es
muy frecuente en estas proliferaciones, aunque la mezcla con células T-memoria
acompañantes, a veces muy prominente, como se ha dicho, dificulta la lectura de
esta tinción. En algunos casos, como en el presente, se demuestra reordenación
de bcl-2 mediante técnicas de PCR (Fig.2). Interpretamos este fenómeno por la
marcada versatilidad de la célula B de la zona marginal. En ninguno de nuestros
casos con expresión molecular de bcl-2, existe el menor rasgo que pueda sugerir
un linfoma folicular y, en todos ellos, el CD10 ha sido negativo. Es cierto que
otros grupos interpretan la alteración molecular como signo inequívoco del
origen centro-folicular de la neoplasia (aún con ausencia de expresión de
CD10), pero si ello es así, no cabe duda de que la “célula centrofolicular
cutánea” tiene un comportamiento biológico muy distinto de la que prolifera en
otros tejidos.
Fig.
1 |
Fig.2 |
H.E.1 |
H.E.2 |
H.E.
3 |
Ki
1 |
CD3 |
Bcl.2 |
Kappa |
|