V CURSO DE HEMATOPATOLOGÍA
TORTOSA, 13-14 NOVIEMBRE 1998
FACTORES PRONÓSTICOS EN LOS LINFOMAS NO
HODGKINIANOS
Dr. Manuel M. Morente
Servicio de Anatomía Patológica
Hospital General Universitario de Guadalajara
Universidad de Alcalá de Henares
INTRODUCCIÓN
FACTORES DEPENDIENTES DEL PACIENTE
Edad
Género, raza, etc.
Factores
intercurrentes
Estado
general
Infección
por HIV y otros estados de inmunodeficiencia
Factores dependientes de la
neoplasia
Síntomas B
Alteraciones
analíticas
Parámetros
histológicos
Tipo histológico
Inmunofenotipo
Índice
proliferativo
Alteraciones
citogenéticas
Alteraciones funcionales de
oncogenes y genes supresores
Estadio
Cantidad de tejido
neoplásico
Número y localización de los ganglios afectos
Bulky
Carga tumoral
Localizaciones especiales
Índices pronósticos (IP)
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
Podemos asegurar que, en la
actualidad, el principal factor pronóstico será su correcta tipificación
cito/histológica. Sólo desde un óptimo diagnóstico histopatológico es posible
establecer un juicio pronóstico, siendo esta afirmación válida tanto para un caso
concreto como para las series amplias de correlación anatomoclínica, donde es
imprescindible el asegurar que los diversos casos son tipificados desde criterios
homogéneos, con independencia del origen diverso de los casos (especialmente en las
series multihospitalarias) y/o de la aplicación de criterios cambiantes con el tiempo
(especialmente en las series retrospectivas).
Conviene no olvidar que el establecimiento de este
juicio pronóstico es algo más que un ejercicio académico, sino que interviene de forma
decisiva en la actitud terapéutica individualizando tipos de terapia, dosis, frecuencias,
etc. para acomodarlo al propio paciente y su proceso, con el fin de minimizar la toxicidad
y maximizar las opciones de curación (Pereira, 1988).
En las siguientes páginas nos acercaremos de
forma breve a los principales factores pronósticos de los procesos neoplásicos
linfoides, referidos al momento del diagnóstico. En una primera parte se comentarán
factores pronósticos generales, para pasar posteriormente a esbozar algunas de las
circunstancias pronósticas concretas de algunos tipos de linfomas, toda vez que hablar de
los linfomas no-Hodgkin es una pequeña falacia pues es tal su diversidad que resulta
difícil establecer parámetros comunes ... ¿tiene el mismo significado un estadio IV en
una LLC que en un DLBCL? ... ¿tiene el mismo significado la ausencia de remisión
completa en un mieloma múltiple que un Burkitt?. Al restringir esta revisión a los
factores pronósticos presentes en el momento del diagnóstico estamos conscientemente
dejando de considerar un conjunto de aspectos que serán de enorme transcendencia para el
paciente como pueden ser la respuesta al tratamiento, la presencia y características de
las posibles recidivas, etc.
Debido a la orientación del curso, se dará
especial relevancia a aquellos factores pronósticos en los que interviene de forma
fundamental el patólogo; conviene en este sentido no olvidar el aforismo: "No
consientas que tu clínico te niegue ninguna información necesaria para tu trabajo, pero
tampoco le niegues tú ningún dato que pueda serle útil en el suyo". Se comentarán
además diversas aproximaciones pronósticas eminentemente clínicas, que deben ser
conocidas por el patólogo para poder establecer un diálogo multidisciplinario de los
casos.
Conviene no olvidar que la orientación actual de
este tema aconseja el estudio de los factores pronósticos específicos de cada entidad
según las clasificaciones y orientaciones más actuales (REAL y OMS). Igualmente parece
preciso recordar que, desde esa concepción actual de las neoplasias linfoides, la inmensa
mayoría de los estudios actualmente disponibles han de ser objeto de revisión crítica,
toda vez que normalmente se basan en entidades heterogéneas al tomar como referencia
fundamental la Clasificación de Trabajo para uso Clínico. Según esta categorización se
agrupan juntos aquellos procesos que presentan supervivencias similares y, al menos en
ocasiones, con terapias similares, independientemente de su transfondo biopatológico. En
la REAL el centro es cada una de las entidades según su complejo
clínico-patológico-inmunohistoquímico-citogenético, para posteriormente estudiar su
evolución y respuesta a la terapia, así como sus variantes y grados de agresividad.
Parece necesario así mismo llamar la atención
sobre la gran actualidad de este tema y lo rápidamente que está cambiando en los
últimos años, debido a la optimización de técnicas de biología molecular y del
creciente conocimiento del ciclo celular, sus mecanismos de control y las sustancias con
él relacionadas. Estos avances están devolviendo el protagonismo al hecho de
transformación oncológica per se, y no tanto a sus aspectos clínicos, eslabón final de
cadena y por tanto rápidamente cambiables dependiendo del diagnóstico y la terapéutica
cada vez más precoz y eficaz (López-Guillermo; 1998).
fACTORES
DEPENDIENTES DEL PACIENTE
Edad
Las edades avanzadas se relacionan
con un peor pronóstico, presumiblemente asociada a la necesidad de establecer pautas
terapéuticas con reducción de dosis. Existen no obstante datos contradictorios respecto
a la independencia o no de este parámetro (Carbone, 1997), si bien, actualmente, se
considera la edad como un factor pronóstico independiente y de primera importancia
(Dixon,1986; Pereira,1988; Cowan,1989; Coiffier,1991; Ship,1992; The international
Non-Hodgkin...,1993; Shipp,1994).
Género, raza, etc.
Los factores raciales son
difícilmente valorables debido a la dificultad de separarles de condicionamientos
geográficos y/o socioculturales. Así, en los EEUU se ha observado una mayor incidencia
de formas agresivas y avanzadas en la población hispana respecto al resto de las etnias,
sin que se hayan considerado las circunstancias sociales de esta población. No parece
existir correlación entre el género de los pacientes y el pronóstico (The international
Non-Hodgkin...,1993).
Factores
intercurrentes
Estado general
Se categoriza por medio del
denominado Performance status, en sus diversas escalas. De ellas las más usadas
son la propuesta por Karnofsky a mediados de siglo, pero que sigue siendo ampliamente
usada (Karnofsky, 1949; Mor, 1984) y la del Grupo Oncológico cooperativo del Este o ECOG
(Eastern Cooperative Oncological Group) (Zubrod,1960), sin que parezca existir diferencias
en la aplicabilidad de ambas (Buccheri,1996, Conill,1990; Verger,1992). La capacidad
funcional del enfermo es, generalmente, un buen índice de la agresividad del proceso
(Guglielmi,1991; Coiffier,1991; The international ...,1993), si bien hay que descartar
déficits previos e independientes al linfoma. Por otro lado es de difícil valoración en
series retrospectivas.
PRINCIPALES
ESCALAS DE CATEGORIZACIÓN DEL ESTADO FUNCIONAL DEL PACIENTE ONCOLÓGICO |
ESCALA
DE KARNOFSKY |
100 % |
Normalidad,
sin evidencia de enfermedad |
90 % |
Actividad
normal. Signos y síntomas menores |
80 % |
Actividad
normal con esfuerzo. Algunos signos y síntomas. |
70 % |
Capaz
de cuidarse a sí mismo, pero incapaz de desarrollar una actividad o trabajo normal. |
60 % |
Capaz
de autocuidarse pero requiere asistencia ocasional. |
50 % |
Requiere
ayuda de otros y frecuente cuidado médico. |
40 % |
Incapacitado,
requiere cuidados especiales. |
30 % |
Severamente
incapacitado. Indicación de hospitalización. |
20 % |
Muy
grave. Hospitalización necesaria. Precisa tratamiento activo de soporte. |
10 % |
Moribundo |
0 % |
Fallecido |
ESCALA
E.C.O.G. (Eastern Cooperative Oncological Group) |
0 |
Vida
normal sin limitaciones de ningún tipo. |
1 |
Limitación
para actividades que requieren grandes esfuerzos físicos. Puede hacer trabajos
sedentarios |
2 |
Se
vale por sí mismo pero es incapaz de realizar cualquier actividad. Puede deambular más
del 50% del tiempo |
3 |
No se
vale por sí mismo. Encamado o en sillón más del 50% del tiempo |
4 |
Inválido.
Encamado o en sillón todo el tiempo |
Infección por HIV y otros estados de inmunodeficiencia
Los procesos linfoproliferativos
neoplásicos surgidos en un contexto de inmunodeficiencia (primaria, por infección por
HIV, yatrogénica especialmente en pacientes postransplantados, etc.) presentan un
comportamiento muy agresivo y un pobre pronóstico (Craig, 1993), como expresión de sus
peculiares características biológicas (Gaidano, 1998).
Factores
dependientes de la neoplasia
Síntomas B
Definimos los síntomas B o
categoría B de Ann Arbor como la existencia de una pérdida del 10% del peso corporal,
padecimiento de episodios nocturnos de sudoración profusa y la objetivación de fiebre
superior a 38 grados durante tres días consecutivos (Kaplan, 1980). Aunque inicialmente
descritos en la Enfermedad de Hodgkin, ha demostrado su aplicabilidad e impacto
pronóstico en los linfomas no Hodgkinianos (Hayward,1991; Guglielmi,1991; Coiffier,1991;
Cabanillas,1978; Ciampi,1981; Nakamine,1993; The international Non-Hodgkin...,1993).
Alteraciones analíticas
Las siguientes alteraciones
analíticas se asocian a un peor pronóstico:
- Anemia, leucopenia y trombopenia como
signo de afectación medular masiva (Conlan,1991; Hayward,1991)
- LDH (Láctico deshidrogenasa) es uno de
los principales y más estudiados parámetros, estando en relación directa con la
capacidad proliferativa y, por tanto, con el comportamiento de la neoplasia (Pereira,1988;
Shipp,1992; Coiffier, 1991; The international Non-Hodgkin...,1993).
- Beta-2-microglobulina: Es junto a la LDH
el principal marcador pronóstico bioquímico en los linfomas, estando en relación con la
masa tumoral (Cassuto, 1978; Johnson, 1993; The international Non-Hodgkin...,1993)
- Albúmina sérica ( The international
Non-Hodgkin...,1993)
- Cupremia: también en relación con la
masa tumoral (Ilicin,1971; Aragón,1975; Pizzolo,1978)
- Citoquinas plasmáticas: Se relacionan
con un peor pronóstico la elevación de IL-6, IL-10 y receptor soluble de IL-2
(Seymour,1995; Blay,1993; Stasi,1995; López-Guillermo,1998)
- Moléculas de adhesión: Expresión
sérica elevada de ICAM-1 (CD50) (Christiansen, 1996).
Parámetros histológicos
Tipo histológico
Es el factor pronóstico individual
más importante en los LNH (Pereira, 1988; Jaffe, 1986; Shipp, 1992; Carbone, 1997). Desde
los primeros estudios de correlación anatomoclínica se observaron ciertos principios que
venían a sustentar la importancia del tipo histológico: patrón folicular vs
patrón difuso, linfocito pequeño vs linfocito grande (Schultz, 1985; The
Non-Hodgkin´s Lymphoma Pathological Classification Project, 1982).
Estas apreciaciones desarrollaron
una tendencia, aún hoy vigente, de agrupar los distintos tipos histológicos en grupos de
significado pronóstico, siendo sin duda la denominada Working
Formulation (The Non-Hodgkin´s Lymphoma..., 1982) la iniciativa más elaborada y que
ha dictado el abordaje terapéutico durante décadas, si bien posiblemente haya
dificultado o retrasado el conocimiento más íntimo de la naturaleza de cada tipo
histológico e incluso de los grandes grupos de procesos T y B. Como recientemente
comentaba David Mason la WF recuerda aquel chiste según el cual "un camello es un
caballo diseñado por un comité" (Mason, 1998).
La WF ha posibilitado durante
décadas el desarrollo de una visión terapéutica relativamente homogénea y en este
sentido ha jugado un papel central en el desarrollo de parámetros pronósticos (Ersboll,
1985). Sin embargo ha sido, y aún es, utilizada no como una formulación de trabajo con
utilidad terapéutica, sino como una verdadera clasificación biológico-nosológica,
función para la que no ha fue desarrollada y que sin duda no cumple de forma
satisfactoria. Conviene no olvidar que la creación de grupos clínicos surge como
consecuencia de la falta de entendimiento entre patólogos.
El progresivo conocimiento de los procesos
linfomatosos ha ido poniendo en evidencia las abundantes "lagunas" de la WF. La
LLC-B y el linfoma de la zona marginal extranodal (linfoma MALT de bajo grado) podrán
tener índices de supervivencia similares, pero ni biológica, ni clínica, ni
terapéuticamente tienen nada que ver, aunque ambas sean de bajo grado y puedan
corresponder a una definición celular superficialmente similar como es célula pequeña
no hendida. Un linfoma de precursores (linfoblástico) puede presentar aspectos
histológicos y tasas de mortalidad similares a un linfoma de Burkitt, con el que incluso
puede compartir algunas pautas terapéuticas con similares índices de éxito, sin que
esto signifique ningún tipo de relación biológica. Si bien sigue siendo aceptado que un
patrón folicular implica mejor pronóstico en el caso de linfomas originados en el centro
germinal, no puede afirmarse lo mismo en otros procesos linfoproliferativos con un patrón
folicular o nodular tales como los linfomas del manto, de la zona marginal e incluso el
patrón pseudofolicular en una LLC-B.
La propuesta del International Lymphoma Study
Group recogida en la Clasificación REAL (Harris, 1994; Morente, 1995) y al menos
parcialmente desarrollada sobre la de Kiel (Lennert, 1990) defendida durante
décadas por la mayoría de hematopatólogos europeos, se basa en conceder personalidad
propia a cada entidad definida por criterios clínicos, morfológicos,
inmunohistoquímicos y citogenéticos, con independencia de su respuesta a pautas de
tratamiento concretos. En esta misma línea se está desarrollando también la nueva
clasificación de neoplasias linfoides auspiciada por la OMS (Jaffe, 1997). Es
decir, ambas son clasificaciones nosológicas y no de grupos pronósticos.
En el momento actual existe una experiencia
suficiente como para poder afirmar la importancia clínica de la Clasificación REAL (The
Non-Hodgkin's lymphoma Classification Project, 1997; Pittaluga, 1996; Melnyk, 1997) y
aunque también han surgido propuestas tendientes a establecer grupos de valor
pronóstico-terapéutico basados en las categorías de la REAL (Hiddemann,1996), perece
prevalecer, al menos de momento, la propuesta de profundizar en los parámetros propios de
cada entidad (Pittaluga,1996) sin el establecimiento de tales agrupaciones .
El estudio particular de diversas entidades
nosológicas de la REAL nos puede aportar otros parámetros histológicos de valor
pronóstico: Grados en los linfomas foliculares, patrones de infiltración medular en la
LLC-B, variantes histológicas del linfoma del manto y de los linfomas anaplásicos,
variante intravascular de los linfomas difusos de células B grandes, etc.
Especial importancia reviste el diferenciar si un
linfoma agresivo es primario o surge en el seno de la evolución natural de otro proceso
indolente, toda vez que el comportamiento clínico de los linfomas de células grandes que
aparecen como transformación de otro de bajo grado es mucho más agresivo que si surge de
novo (Armitage,1981).
Inmunofenotipo
Son signo de mal pronóstico los
siguientes hallazgos inmunohistoquímicos:
- Inmunofenotipo T. En general los linfomas
T presentan un peor pronóstico respecto a los B (Armitage, 1989; Coiffier, 1990; Coiffer,
1991; Lippman, 1988; Melnyk, 1997), especialmente si se asocia con pérdida de marcadores
propios de estirpe en los linfomas de células T.
- La expresión de diversas moléculas de
adhesión celular (NCAM, LAM1, etc.) (Gale, 1994; Kern, 1992; López-Guillermo, 1998),
especialmente la expresión de CD44, que conlleva un comportamiento muy agresivo (Pals,
1989; Horst, 1990,A; Horst, 1990, B, Jalkanen, 1990; Joensuu, 1993).
- La ausencia de expresión de antígenos tipo HLA-DR
se asocia a peor pronóstico, al menos en los linfomas de células grandes (Miller,
1988; Rybski, 1991; Momburg, 1987).
- La expresión de la glicoproteína P
asociada a la resistencia múltiple a drogas (Yuen, 1994; Chabner, 1994; Pileri, 1991)
- Por el contrario, la expresión
de CD30 no parece alterar el pronóstico (Shulman, 1993) excepto en los linfomas
cutáneos de células T, donde se asocia a una evolución más favorable (Willence, 1997).
Índice proliferativo
La capacidad de proliferación es
uno de los parámetros citohistológicos más clásicamente relacionados con el
comportamiento biológico-clínico de cualquier neoplasia. En la historia de la Patología
se han desarrollado muy diversas técnicas tendientes a cuantificar este parámetro que no
debe confundirse, en sentido estricto, con la capacidad de crecimiento ya que ésta
depende no sólo del porcentaje de células en ciclo celular, sino también de la
velocidad de este ciclo y de la cantidad de células que mueren bien por mecanismo
apoptótico o de necrosis.
De entre las diversas técnicas desarrolladas para
determinar el índice proliferativo, el más usado actualmente por su sencillez,
economía, protocolización y reproductibilidad es la determinación inmunohistoquímica
de la proteína Ki67, una proteína nuclear asociada a proliferación celular que se
detecta en las fases G1, S, G2 y M del ciclo celular, pero no en la
fase G0 (Gerdes, 1984; Gerdes, 1991)
El impacto pronóstico del índice proliferativo
medido por el antisuero Ki67 ha sido estudiado en prácticamente todas las neoplásias
humanas (Brown, 1990; Gerdes, 1990), incluyendo el estudio de procesos
linfoproliferativos, habiéndose demostrado que casos de linfomas no-Hodgkin con alto
índice proliferativo se asocian a un peor pronóstico y menores supervivencias globales
(Gerdes, 1987; Grogan, 1988; Hall, 1988; Brown, 1990; Miller, 1994; Winter, 1996; Wilson,
1997).
Alteraciones citogenéticas
En general puede afirmarse que la
existencia de anormalidades citogenéticas clonales conlleva un peor pronóstico, mientras
que su ausencia se asocia a mejor respuesta al tratamiento, menor índice de recidivas y
mayor supervivencia global (Yunis, 1987; Sanger, 1987; Levine, 1988; Whang, 1995).
Más complicado resulta el delimitar el impacto
pronóstico de algunas anormalidades concretas: ¿La translocación t(8;14) se asocia a
mal pronóstico por la alteración en sí, o por ocurrir en un linfoma tan agresivo como
el Burkitt? ¿La translocación t(14;8) se asocia a buen pronóstico por la translocación
en sí, o por ocurrir frecuentemente en casos de linfomas foliculares?. Dicho esto podemos
preveer un peor pronóstico en aquellos casos con las siguientes alteraciones:
a) Monosomías y alteraciones del cromosoma 17
(Levine,1988; Cabanillas,1989; Pirc-Danoowinata,1994).
b) Monosomías y alteraciones del cromosoma 7
(Cabanillas,1989; Pirc-Danoowinata, 1994).
c) Trisomías del 5, 6 y 18 (Schouten, 1990).
d) Otras alteraciones del 1, 2, 3 y 6 (Yunis,
1989).
Alteraciones funcionales de oncogenes y genes supresores
El desarrollo durante los últimos
años de nuevas técnicas de biología molecular, ha permitido un conocimiento más
preciso del ciclo celular, las proteínas en él involucradas y sus interrelaciones. Sobre
la base de estos estudios moleculares se ha podido demostrar que la acumulación de
alteraciones genéticas juega un papel decisivo en la iniciación y progresión de los
fenómenos de la transformación oncogénica en general (Vogelstein, 1988) y de la
linfomagénesis en particular (Magrath, 1992; Crocker, 1993). Estas alteraciones incluyen
la pérdida del equilibrio que define el balance entre la activación de genes promotores
del ciclo (oncogenes) y la inactivación de genes supresores, con la consiguiente
alteración o disregulación de la progresión del ciclo celular. Algunas de estas
disregulaciones han demostrado tener influencia pronóstica.
El oncogén c-myc juega un papel central en
el desarrollo de los linfomas de Burkitt con diferencias peculiares entre los casos
esporádicos y endémicos. Cuando coexiste sobreexpresión de c-myc y de bcl-2 estos
linfomas poseen un comportamiento muy agresivo. Asimismo, la sobreexpresión de c-myc en
linfomas difusos de célula grande B se puede asociar a una evolución más desfavorable
(Scarpa, 1991).
La expresión de bcl-2 no tiene
repercusión pronóstica en los linfomas de bajo grado (Willindham, 1997) ni en los
derivados del centro germinal (Pezzella, 1992), excepto en aquellos compuestos
exclusivamente por células grandes (Yunis, 1989). En los linfomas de alto grado de
células B se observa una correlación con peor respuesta al tratamiento (Gribben, 1991),
mayor índice de recidivas (Tang, 1994; Hill, 1996; Kramer, 1996) y disminución de la
supervivencia global (Yunis, 1989; Piris, 1994; Hermine, 1996; Hill, 1996; Pescarmona,
1997; Sanchez, 1998) especialmente si se asocia a expresión de p53 (Piris, 1994). Este
peor pronóstico parece depender de la acumulación de ambas proteínas como consecuencia
de una alteración genética múltiple, más que de la interacción entre ellas (Cooper,
1997).
Las disregulaciones del gen bcl-6 representan
un paso importante en la generación de muchos linfomas B difusos primarios de célula
grande, mientras que su alteración no suele ser objetivada en los casos secundarios. Por
ello, la expresión de bcl-6 en un linfoma de estas características es una indicación de
mejor pronóstico (Yunis, 1989; Offit, 1994; LoCoco, 1994) no observada, sin embargo, en
todas las series (Pescarmona, 1997).
Se han descrito mutaciones y
alteraciones de p53 en un gran número de tipos de linfomas no-Hodgkin, siendo más
frecuente en casos de transformación a alto grado y formas agresivas (Lo-Coco, 1993;
Chilosi, 1996; Ilyas, 1996; Cooper, 1997; Koduru, 1997; Wilson, 1997). La presencia de
niveles detectables de p53 en LNH se relacionan, salvo excepciones (Kramer, 1996), con
estadios avanzados de progresión tumoral, pobre respuesta a la quimioterapia y bajos
índices de supervivencia (Levine, 1988; Cabanillas, 1989; Schouten, 1990; Rodriguez,
1991; Ichikawa, 1992; Soini, 1992; Sander, 1993; Fan, 1994; Korkolopoulou, 1994; Piris,
1994; Louie, 1995; Greiner, 1996; Koduru, 1997; Wilson, 1997; Sanchez, 1998),
especialmente si se asocia a expresión de bcl-2 (Piris, 1994). Se han descrito
implicaciones pronósticas similares en otras neoplasias humanas, donde se ha podido
demostrar por medio de análisis multivariante que la expresión de p53 es un factor
pronóstico independiente del grado histológico tumoral (Nigro, 1989; Oliner, 1992;
Sidransky, 1992,A; Thor, 1992; Visakorpi, 1992; Hsiao, 1994; Latres, 1994; Gelsleichter,
1995; Hughes, 1995; Sidransky, 1996), sin que esta observación sea universal (Kyritsis,
1995; O'Neill, 1996).
Si bien la delección o inactivación de alelos
del gen de susceptibilidad del retinoblastoma (Rb) parecen jugar un papel
fundamental en los citados tipos tumorales, especialmente retinoblastoma y osteosarcomas,
no existen evidencias que permitan extender esta afirmación a la generalidad de los
linfomas no-Hodgkin (Steel, 1993). En general la identificación de la proteína Rb por
métodos inmunohistoquímicos y su cuantificación por Northern Blot reproducen en
esencia lo hallado en tejido linfoide reactivo, es decir, presencia de la proteína en
relación directa con el índice proliferativo y por tanto más frecuente en los linfomas
de alto grado (Ginsgerg, 1991; Martínez, 1993), linfomas centrofoliculares (Martínez,
1993; Zukerberg, 1996; Sanchez, 1998) y en los centros proliferativos de linfomas de bajo
grado tipo Leucemia Linfoide Crónica de células B (Ginsgerg, 1992; Kornblau, 1994;
Rozman, 1995; Zukerberg, 1996). La frecuente expresión de cantidades de proteína
superiores a lo esperado es independiente de los niveles de ciclina D1 (Zukerberg, 1996).
Tanto en linfomas de bajo como de alto grado citológico, pueden hallarse casos con
ausencia o notable disminución de la presencia de proteína Rb. Sin embargo no ha sido
posible demostrar alteración genética salvo en escasos casos (Corradini, 1994), por lo
que la ausencia de proteína parece deberse principalmente a fenómenos
postranscripcionales.
Otros genes supresores del
crecimiento tumoral con posible incidencia en el comportamiento clínico de linfomas son
los codificadores de las moléculas p16, p21, MDM2 y otros (Siebert, 1996;
Pinyol, 1998; Gombart, 1995, Sanchez, 1998).
Estadio
El estadio o grado de extensión de
la enfermedad es uno de los principales y más contrastados parámetros pronósticos en
los linfomas. Para su categorización se usa fundamentalmente la sistematización de Ann
Arbor que, desarrollada inicialmente para la enfermedad de Hodgkin (Carbone, 1981;
Rosemberg, 1971), ha demostrado sobradamente su valor pronóstico en los linfomas no
hodgkinianos (Rosemberg, 1977), especialmente cuando se categorizan en dos grupos:
estadios precoces (I y II) y avanzados (III y IV) (Simon, 1988; Bloomfield, 1974;
Patchefsky, 1974; The international Non-Hodgkin..., 1993; Anderson, 1982).
Cantidad de tejido neoplásico
La sistematización de Ann Arbor
ofrece información sobre el grado de extensión de la enfermedad, pero no de la cantidad
de tejido neoplásico, para lo cual se han definido diversos parámetros con posible
impacto pronóstico entre los que destacan el número de localizaciones del linfoma, la
presencia de grandes masas tumorales (bulky) y la denominada carga tumoral.
Número y localización de los ganglios
afectos
Cuando se valora de forma aislada
no siempre presenta implicaciones pronósticas. Mayor poder predictivo posee el ponerlo en
relación con la localización de las lesiones linfomatosas, con peor pronóstico en las
localizaciones mediastínicas y retroperitoneales (Danieu, 1986; Trump, 1982; Guglielmi,
1991). Asimismo posee valor predictivo el grado de afectación extranodal (Guglielmi,
1991; Pereira, 1987; Coiffier, 1991; Bastion, 1991).
Bulky
Se define como la existencia de
masa o masas tumorales especialmente voluminosas, variando los límites de la definición
según series concretas y localizaciones. Su existencia presenta clara relación
pronóstica (Guglielmi, 1991; Pereira, 1987; The international Non-Hodgkin..., 1993) si
bien plantea dificultades su medición en series retrospectivas.
Carga tumoral
El concepto de "carga
tumoral" fue desarrollado en el MD Anderson de Houston a partir de dos variables: nº
de áreas nodales extensas (bulky) y nº de áreas extranodales (Jagannath, 1986).
Atendiendo a estos parámetros, se distinguen en la actualidad tres grupos de riesgo o
carga tumoral (Velasquez, 1989).
CARGA TUMORAL |
Nº de áreas tumorales extensas |
| |
0 |
1 |
>1 |
Número
de áreas
Extranodales afectas |
0-1 |
BAJA |
MEDIA |
|
| |
2 |
|
ALTA |
| |
>2 |
|
Los criterios usados para definir
una afectación nodal extensa son:
Anillo de Waldeyer ... Tumor T3 / T4 de la TNM
Ganglios periféricos ... > 7 cm
Mediastino ... Cualquier masa mediastínica
Abdomen ... Masa > 7 cm
... Afectación simultánea de ganglios
paraórticos y pélvicos.
... Cualquier masa palpable
... Desplazamiento de órganos abdominales por
masa.
Este método de cuantificación de tejido
neoplásico ha demostrado ser fácilmente aplicable en las series prospectivas, con una
buena correlación pronóstica (Gandarillas, 1995), especialmente en linfomas de grado
intermedio.
El grupo de Romaguera ha propuesto otro método de
establecimiento de categorías de carga tumoral atendiendo a los mismos parámetros junto
con el grado de afectación medular, para linfomas de bajo grado en estadio IV (Romaguera,
1991):
CARGA TUMORAL |
Tamaño de enfermedad nodal |
| |
< 5
cm |
> 5
cm |
Número
de áreas
extranodales afectas |
0-1
Afectación de MO < 20% |
BAJA |
|
| |
0
Afectación de MO > 20% |
INTERMEDIA |
|
>2 |
|
ALTA |
Localizaciones especiales
Es bien conocido que la diversa
localización de la enfermedad, bien primaria, bien por extensión, condiciona diferencias
significativas en cuanto al pronóstico, con peor evolución en los casos con afectación
de médula ósea, sistema nervioso central o hígado (Rosemberg, 1975; Mackintosh, 1982;
Bennet, 1986; Bartl, 1982; The international Non-Hodgkin..., 1993; Yan, 1995), mientras
que los cutáneos (Meijer, 1995; Willence, 1995) y del MALT (Fisher, 1995; García-Girón,
1988; Montalban, 1995; Radaszkiewicz, 1992; d'Amore, 1994) presentan frecuentemente una
evolución más favorable.
Índices pronósticos (IP)
Se han desarrollado numerosos
estudios tendientes a desarrollar índices pronósticos que permitiesen establecer una
estimación pronóstica de una forma rápida y fiable. Algunas de estas iniciativas son:
IP del Hospital Princesa Margarita
(Ciampi,1981)
- Diseñado tanto para linfomas nodulares como
difusos
- Parámetros: Edad, folicular vs difuso,
síntomas B, nivel de hemoglobina.
IP del Hospital Princesa Margarita para
Linfomas foliculares (Gospodarowicz, 1984)
- Diseñado para linfomas nodulares
- Parámetros: Edad, Bulky, estadio, síntomas B.
IP del Instituto del Cancer Dana Farber (Shipp,
1986)
- Diseñado para linfomas de alto grado.
- Parámetros: Performance status, bulky, nº de
áreas extranodales afectas.
IP del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center
(Danieu, 1986)
- Diseñado para linfomas de alto grado.
- Parámetros: Localización afecta, nivel de LDH
IP del Grupo de Estudio de Linfomas Agresivos
- GELA (Coiffier, 1991)
- Diseñado para linfomas de alto grado, ha
demostrado su validez también para linfomas de bajo grado (Bastion, 1991)
- Parámetros: Bulky, nº de áreas extranodales,
Estadio, LDH.
IP del Grupo de Linfomas de Escocia
y Newcastle (Leonard, 1991)
- Diseñado para linfomas de bajo grado
- Parámetros: Performance status, edad, estadio,
sexo, hemoglobina.
IP de la Universidad de la Columbia
Británica (IP-Vancouver) (Hoskins, 1991)
- Diseñado para linfomas de alto grado.
- Parámetros: Síntomas B, nº áreas
extranodales, nº áreas ganglionares, edad.
IP del M.D.Anderson Hospital para
linfomas de bajo grado (Romaguera, 1991)
- Diseñado para linfomas de bajo grado.
- Parámetros: Género y carga tumoral
IP del M.D.Anderson Hospital para
linfomas agresivos (Rodriguez, 1992)
- Diseñado para linfomas de alto grado.
- Parámetros: Estadio, síntomas B, bulky, LDH,
beta-2-microglobulina.
Índice pronóstico internacional
(IPI) (The International Non-Hodgkin..., 1993)
- Se ha convertido en el standard utilizado por la
inmensa mayoría de los grupos.
- Originalmente diseñado para procesos agresivos,
se ha demostrado su utilidad en linfomas de bajo grado (Hermans, 1995; López-Guillermo,
1994; Bastión, 1994)
- Parámetros: Edad, estadio, nº de áreas
extraganglionares , estado general, LDH.
- Ha demostrado su utilidad en las principales
entidades de la REAL (Melnyk, 1997)
ÍNDICE
PRONÓSTICO INTERNACIONAL |
VARIABLE |
0 puntos |
1
punto |
Edad en
años |
< 60 |
³ 60 |
Estadio
Ann Arbor |
I - II |
III -
IV |
Nº
áreas extranodales |
< 2 |
³ 2 |
Estado
general (ECOG) |
< 2 |
³ 2 |
LDH |
Normal |
Elevada |
GRUPO DE RIESGO |
PUNTOS |
Bajo |
0 - 1 |
Intermedio / Bajo |
2 |
Intermedio / Alto |
3 |
Alto |
4 - 5 |
Junto a estos
índices debe recordarse los anteriormente citados para la medición de la carga tumoral,
sin olvidar el más clásico y usado de todos que no es otro que la clasificación de
Ann-Arbor.
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Fecha de última modificación: 01 abril, 1999
Copyright. Dr. Tomás Álvaro Naranjo. 1998. Todos los derechos
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