EXCMO. AYUNTAMIENTO DE CIUDAD REAL

EL ESCUDO

DE

CIUDAD REAL

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N el año de 1970, se dirigió el Ayuntamiento a la Real Academia de la Historia en petición de informe sobre el Escudo de Armas que debía usar la ciudad y, por encargo de la misma, lo hice de la siguiente manera: En consecuencia de la petición del Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real para que, el Académico Correspondiente de la Real de la Historia, que suscribe, informe sobre cuales son las Armas Municipales que debe usar dicho Ayuntamiento de nuestra capital, tiene el honor de presentar a la consideración del mismo el siguiente informe:

Desde su fundación, por el Rey Don Alfonso X El Sabio en el año de 1255, tomó aquella Villa Real primitiva la vera efigie de su Rey fundador por escudo. Era ésta una fundación realizada por el Monarca en el mismo corazón de los dominios de la Orden Militar de Calatrava y para contrarrestar la creciente influencia de esta Orden y de las de Santiago y San Juan que, en la guerra de reconquista de nuestra tierra, habían llevado siempre la iniciativa y alcanzado un poder temporal que disputaban a la misma Corona.

Aquella efigie de Don Alfonso El Sabio fue representada sentado en su trono con sus atributos reales de cetro y espada y rodeado y cobijado por un arco sillar y de una muralla que envolvía al conjunto y, dentro de ella, las casas e iglesias de la ciudad. Estatua que son las Armas heráldicas de la ciudad y que, con muy buen acuerdo, ha sido erigida en estatua, como digo, en bronce en la Plaza Mayor y de cuyo acuerdo tuve el honor de formar parte e informar como Académico.

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Armas puras de la ciudad. En piedra. Siglo XVI

Estas Armas son las que figuran en una piedra del siglo XVI y que proceden del antiguo Ayuntamiento de la ciudad que todos sabemos estaba situado en la Plaza Mayor, esquina a la calle María Cristina y que han estado, en el portalón del antiguo Ayuntamiento, hoy demolido. Hacía juego con otro de la misma época con las armas del Rey Don Felipe II y ambos fueron cuidadosamente desmontados para su nueva colocación en el Ayuntamiento de la ciudad.

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Armas del Sr. D. Felipe II el Prudente. En piedra. Siglo XVI.

Esta representación de las Armas de Ciudad Real, sin forma de escudo, sencillamente, es el sigilum municipal y medieval de tanto arraigo en aquellas edades, que así se usaba hasta en los mismos privilegios reales como sello de los monarcas. Y así las ha usado constantemente nuestro Ayuntamiento hasta nuestros días y, es, entre otros, escudo del Instituto de Estudios Manchegos, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que sigue usando, repito, aquel entrañable escudo primitivo del rey en el arco y rodeado de sus murallas.

Hacia el siglo XIV empiezan los escudos castellanos a usarse tal como los entendemos hoy. Dando forma al escudo y pintando en su interior las piezas correspondientes y añadiendo la Corona o el casco, según los casos. Este escudo de Ciudad Real, este sello municipal, se coloca entonces, hacia el siglo XV, dentro de un escudo al que se le da el color azul, tal vez haciendo referencia al maravilloso cielo de nuestra tierra manchega y se le borda en rojo o gules con los castillos de Castilla, por pertenecer nuestra ciudad a aquel antiguo reino ; se añadió la Corona que, naturalmente, fue Real. En un principio la Corona de los Reyes Medievales que era abierta y se usó, de esta forma, hasta el reinado de los Reyes Católicos.

Desde Don Felipe el Hermoso y Dª. Juana la Loca se empieza a usar en España la Corona Real cerrada con arcos de pedrería, en su remate el globo terráqueo y la cruz y, esta corona naturalmente es la que empezó a usar, y debe usar, nuestro Ayuntamiento.

En el siglo XIX, que es la peor época heráldica española, ésta se afrancesa, empiezan a usar los blasones en pico, por abajo, al uso francés y se añaden, con barroquismo impropio, pergaminos figurados y retorcidos por detrás o acolados, como se dice en Heráldica. Todo ello tiene su representación en un cuadro que ha figurado en el despacho del señor Alcalde en el cual todas estas novedades tienen su representación, aumentada por la bordura de castillos (aunque pone doce castillos en vez de los ocho de siempre), por el reino de Castilla, como antes digo, se convierten en torres, se suprime el arco sillar por un pabellón y aquel Rey medieval lo sientan en un trono isabelino y con una vestimenta impropia de la sencillez y la grandeza del antiguo sello municipal. También le cambian, por verdadera fantasía del artista, la Corona Real por una de Marqués y pintan las cruces de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa en los flancos del cuadro.

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Pintura conmemorativa de la creación de la Diócesis Priorato en 1875

Efectivamente, después de las leyes desamortizadoras de Mendizábal, y habiéndose sacado a pública subasta los bienes de las Ordenes Militares, el Gobierno español y la Santa Sede, después de años de negociaciones, llegan al acuerdo de erigir un Obispado Priorato que represente aquellas gloriosas milicias monásticas y militares que tanto intervinieron en la creación de España y de las que, desde tiempo de Don Fernando el Católico, era el Rey mismo Maestre de ellas. Se eligió como sede de este Obispado-Priorato la provincia de Ciudad Real por Letras Apostólicas de Pío IX con fecha 18 de noviembre de 1875 y Real Decreto del Gobierno español de 1 de agosto de 1876, habiendo sido publicada dicha Bula solemnemente ante la Virgen del Prado, nueva Catedral, por el Arzobispo de Toledo en 4 de julio de 1876.

En conmemoración de todo ello es cuando se pinta este cuadro que comentamos al que se le añade en las esquinas las cruces de las Ordenes Militares pero sin más simbolismo que éste, conmemorativo. Si, por las razones apuntadas, recoge esta Diócesis las Ordenes Militares españolas, es fácil comprender que nada tiene que ver con ellas la ciudad capital de la provincia. Fue fundada precisamente para contrarrestar a las Ordenes de Calatrava, Santiago y San Juan que dominaban militar y políticamente las tierras manchegas y, además, menos relación tenemos con la Orden de Alcántara, que es extremeña y portuguesa o con la Orden de Montesa que es de la Corona de Aragón.

De todas formas el Ayuntamiento hace, ya en pleno siglo XX, unos ventanales en el despacho del Sr. Alcalde y, con muy buen sentido pone de nuevo el sello del Rey dentro de sus murallas y le añade la Corona Real cerrada. Al proclamarse la segunda República y con un sentido puramente destructor, y fanático, arrancan de los ventanales la Corona Real y ponen un cristal en blanco (que todavía pudimos ver en el demolido Ayuntamiento) que tiene la forma de aquella Corona. Nada tiene que ver la Heráldica con los regímenes políticos ; nada tiene que ver la Corona mural con el sistema político republicano, muchas ciudades de regímenes monárquicos la usan y muchas repúblicas, como la francesa, siguen usando sus viejas Coronas Reales. La Heráldica es el compendio de la historia a lo largo de las centurias y Ciudad Real, como su mismo nombre lo indica, no puede usar más que la Corona Real.

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Ventanal de nuestra época, que había en el despacho de la alcaldía del
desaparecido Ayuntamiento, del que fue arrancada la corona real

El cuadro que antes comentamos provocó que el Ayuntamiento de nuestra ciudad hiciera una consulta a la Real Academia de la Historia en el año 1970, preguntando qué Corona debía usar la ciudad y la Academia encargó, al que suscribe, su contestación que, efectivamente, evacuó el 27 de mayo de dicho año, trasladando este acuerdo de la Real Academia al Ayuntamiento por medio del Ministerio de la Gobernación, Dirección General de Administración Local con fecha 12 de mayo del mismo año. En el archivo municipal fue encontrado un certificado de «blasones de la ciudad» firmado por el entonces cronista rey de armas de su Majestad don Félix de Rújula, de fecha 8 de octubre de 1878. Esta certificación se limitó a copiar el cuadro que comentamos con todas las equivocaciones del mismo y carece, como ha dictado nuestra Real Academia, de todo valor y está plagado de errores.

Por todo ello, las Armas Municipales de la ciudad capital de la provincia, descritas en términos heráldicos, son las siguientes :

Escudo a la española y, en campo de azur, la efigie de Don Alfonso X El Sabio, con Corona medieval de cinco florones abiertos, espada y cetro en sus manos y sentado en su trono ; cobijado en un arco sillar y rodeado de una muralla exagonal que encierra un caserío con la puerta de Toledo en punta, todo ello en sus colores naturales. Bordura de gules con ocho castillos de tres torres de oro aclarados de azur y mazonados de sable ; Corona Real cerrada que es un círculo de oro enriquecido de rubíes y esmeraldas con ocho florones (a la vista tres enteros y dos medios) formado’ por hojas abiertas verdes, cargadas en su centro de una perla, levantados y cubiertos de ocho diademas cargadas de perlas y todas cerradas en lo alto por un globo terráqueo cruzado de una cruz llana de gules y coronado por una cruz de oro. Forrada la Corona de rojo y que es la Corona Real de España. Salientes los flancos y en punta lleva la leyenda «muy noble Ciudad Real muy leal», lema concedido por Don Juan II al otorgarle el título de ciudad.

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Escudo de Ciudad Real

Por deseo del Excmo. Ayuntamiento ha querido plasmar en una pintura las Armas descritas que ha realizado el Aparejador municipal don Federico Pérez Castilla, de acuerdo conmigo y cuya reproducción figura en la cubierta de este estudio.

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Pendón de la ciudad, en rojo carmesí (color de Castilla), con el escudo
bordado primorosamente en seda, oro y plata. Restaurado en 1970.

No quiero terminar, sin hacer presente que es un honor para mí la petición recibida por el Excmo. Ayuntamiento de nuestra capital de realizar este informe sobre su escudo municipal, que cuenta siete centurias de uso ininterrumpido y que, con todo amor y cariño, le ofrezco en recuerdo de mis varios abuelos que tuvieron el honor de ser Alcaldes de nuestra ciudad y cobijarse bajo esas armas que son su escudo municipal.

 

D. Ramón José Maldonado y Cocat