CONCLUSIONES Y COMENTARIOS
DIAGNÓSTICO CLÍNICO PATOLÓGICO:
Tumor de células gigantes óseo costal grado 2, estadío 3.
COMENTARIOS:
Comúnmente los tumores de costillas se deben a lesiones metastásicas. Dentro de las entidades primarias de esta región, las 2 terceras partes son malignas. Estos tumores primarios costales en orden de frecuencia aparecen de la siguiente manera: condrosarcoma 30%, linfomas y mieloma múltiple o solitario 17%, displasia fibrosa 12%, osteosarcoma 10%, osteocondroma 8%, sarcoma de Ewing 6%, granuloma eosinofílico 3% y otros tumores raros dentro de los que se incluyen: hemangioma, condrosarcoma mesenquimatoso, tumor neuroectodérmico, condroblastoma, fibroma condromixoide, tumor de células gigantes, tumor de células gigantes de la enfermedad de Paget, tumor de células gigantes del hiperparatiroidismo, histiocitoma fibroso, quiste óseo aneurismático, fibrosarcoma y angiosarcoma(4,5).
NATURALEZA Y ORIGEN:
Se ha discutido si el TCG es una neoplasia o no, por las múltiples teorías acerca de su origen, sobre todo en la primera mitad del siglo pasado. Sin embargo, autores como Jaffe, Goldeberg en los años 50 lo catalogaron como un proceso neoplásico, incluso con capacidad de dar metástasis pero conservando en ellos su patrón de benignidad, o desafortunadamente aparece como una variante de fibrosarcoma con focos de diseminación a distancia (6).
Como una neoplasia, el TCG parece ser un crecimiento anormal del tejido conectivo de soporte de la médula ósea. Con respecto a las células gigantes, su origen parece ser las células del mismo estroma y no deben considerarse como el origen mismo del tumor; idea generalizada en el pensamiento médico, aunque estas producen las mismas enzimas que el osteoclasto fisiológicamente activo. Estudios de cinemicrografía han demostrado que se forman de la agregación de las células mononucleadas del estroma(6).
En contraposición al concepto de neoplasia existe la teoría de que el TCG es un proceso anormal de cicatrización; teoría fácilmente descartable por algunos autores, quienes no lograron descartar un trauma o lesión previos en sus series, como para explicar el mencionado proceso cicatrizal(6).
INCIDENCIA:
El TCG representa alrededor del 4-5 % de todos los tumores primarios de hueso, y de los benignos el 18.2 % (7,8), El 75 % de los casos afecta a personas entre los 20 a 40 años de edad, siendo raro en menores de 10 años y en mayores de 50. Tiene mayor incidencia en el sexo femenino 57 %. Con relación a la distribución geográfica es más frecuente en países orientales que en occidentales (1,2,8).
LOCALIZACION:
Es mucho más frecuente en los extremos de los huesos largos comprometiendo la epífisis y la metafísis con localización excéntrica. Los tres sitios más afectados son: extremo inferior del fémur, extremo superior de la tibia y extremo distal del radio (entre estos conforman el 60-80% de los casos publicados), siguiendo otras localizaciones en huesos largos y muy raramente en la pelvis, rótula, vértebras, huesos del cráneo y costillas, apareciendo en este último lugar en menos del 1% de los casos. (1,2,6,7,8).
DATOS MACROSCOPICOS
Las dimensiones del TCG oscilan entre l cm. y l0 cm de diámetro. El tumor se compone de un tejido friable, muy vascular de color rojo pardusco con algunas tonalidades de gris. Los tumores de gran tamaño tienen zonas quísticas y hemorrágicas; llegan a perforar la corteza extendiéndose sobre los tabiques musculares invadiendo los tejidos blandos adyacentes. (8 )
DATOS MICROSCOPICOS:
A este nivel las células gigantes tienen apariencia osteoclástica, lo cual ha sido confirmado con estudios por microscopio electrónico, histoquímico e inmunohistoquímico(8,9,10,11). La naturaleza de las células gigantes es mesenquimatosa más que hematopoyética; y los estudios en el ámbito de microscopía electrónica son compatibles con extirpe fibroblástico u osteoblástico. (8,12,13). Esto último es sostenido por el hecho de que un tercio de los TCG exhiben osteoide o hueso interpretado como una respuesta metaplásica de las células del estroma a una fractura o a un tratamiento inadecuado. (6).
GRADOS HISTOLOGICOS:
Los patólogos han dividido en tres grupos los patrones histológicos de este tumor, mirando las características del estroma, la diferenciación celular, la cantidad de mitosis y la presencia de necrosis (6).
GRADO I: Estroma moderadamente vascular compuesto por células ovoides o fusiformes, sin mitosis y con gran población de células gigantes.
GRADO II: Un intermedio con escasas mitosis, población moderada de células gigantes y escaso pleomorfismo en el estroma.
GRADO III: Estroma pleomórfico, con núcleos de variadas formas y tamaños, mitosis muy comunes y células gigantes pequeñas y muy escasas.
En la práctica clínica la clasificación descrita no es muy confiable para predecir el comportamiento del tumor, como en un principio se había pensado; ya que no existe relación entre el crecimiento lento o rápido del tumor y sus características histológicas; de tal manera que es mucho más útil la clasificación en estadíos de acuerdo a su comportamiento clínico. (6).
ESTADIO I: Tumor latente, cuya historia natural es el crecimiento muy lento durante la infancia o la adolescencia para luego permanecer inerte o incluso curar espontáneamente. Limites muy precisos formados por hueso esclerótico, maduro y la zona reactiva presenta escasa neovasculatura y pocas células inflamatorias. Aproximadamente un 10% pertenece a esta categoría.
ESTADIO II: Tumor activo, cuya historia natural es el crecimiento progresivo no autolimitado sin llegar a la latencia o a la curación espontánea. Los bordes son aún definidos e incluso se observa hueso maduro alrededor pero la zona reactiva muestra elementos mesenquimales inmaduros en extensión importantes dentro del hueso sano, circunstancia que implica una difícil remoción de toda la lesión. La mayoría de los TCG (80%) se encuentra en este estadio.
ESTADIO III: Tumor agresivo, comportamiento invasivo, crecimiento rápido, los bordes son imprecisos y vemos nódulos tumorales protruyendo dentro de la cápsula del tumor. Llama la atención que la zona reactiva presenta aumento considerable de la neovasculatura, esta edematosa, es densa y la recurrencia después de la resección intracapsular es segura. Afortunadamente solo un 10% de los TCG presenta este comportamiento clínico.
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
Con respecto a este capítulo, podemos señalar que intervienen diferentes factores dependiendo de la localización, presentación clínica, manifestaciones radiológicas, entre otras. No obstante; si nos basamos en la presencia de las células gigantes primeramente hay que hacer este diagnóstico diferencial con los tumores pardos del hiperparatiroidismo, en el cual aparecen datos hormonales y de calcio en los exámenes, que precisan el diagnostico. Posteriormente entramos en un conjunto de entidades llamadas osteopatías gigantocelulares que histológicamente se asemejan al TCG y son:
1) Quiste óseo aneurismático
2) Quiste óseo simple
3) Condroblastoma epifisiario
4) Granuloma eosinófilo
5) Fibroma no osificante
Pero con este caso en particular, a medida en que se avanzaba en el estudio aparecían dificultades para hacer el diagnóstico concreto. En primer lugar con ninguno de los exámenes imagenológicos se podía precisar con exactitud si la tumoración era primaria de costilla o de pulmón; se tenia la incertidumbre que si la lesión creció hacia el pulmón o agresivamente desde este hacia la pared costal por lo que unificando las características clínicas y los exámenes realizados se pensaba en primer lugar que la paciente era portadora de un tumor maligno de partes blandas (sarcoma); debido a la rápida progresión e invasividad de la neoplasia. Cuando se tomaron las primeras muestras para biopsia no se pudo definir con exactitud y no es hasta que se analiza histológicamente la pieza quirúrgica que se logra definir el diagnostico.
EVOLUCION CLINICA O HISTORIA NATURAL
El TCG debe ser considerado como un tumor de bajo grado de malignidad. En las series consultadas, la incidencia de recidivas intratables y metástasis fue del 10%. MC Donald y Col. (18) reportan un tasa de recidivas del 34% en pacientes tratados con curetaje de la lesión y del 7% en los casos tratados con resecciones quirúrgicas amplias. Existe una buena correlación entre el estadio clínico del TCG y el pronóstico (19). Así, Bertone y Col. (20) observaron diseminación metastásica en casos de TCG en estadio 3 con destrucción de la cortical ósea y extensión a los tejidos blandos.
Otro fenómeno interesante esta dado por el hecho de que casi todos los casos de TCG con diseminación metastásica ocurrieron en pacientes intervenidos quirúrgicamente, sugiriendo la posibilidad de que la cirugía pudiera haber lesionado vasos sanguíneos con presencia de tejido tumoral intravascular (21).
Como se ha visto el TCG es una entidad rara, y mucho mas aún, localizado en costillas, apareciendo muy pocos casos publicados. No encontramos ningún reporte de un TCG costal tan grande y con evolución tan rápida por lo que consideramos muy oportuno hacer este trabajo.
Nuestra paciente se estudio sistemáticamente en busca de signos de recidiva, los cuales nunca aparecieron por lo cual se dio el alta y se definió como curada.
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