La distribución de las pacientes con adenocarcinoma de endometrio según la edad al diagnóstico y la edad de la menopausia aparece en la
Tabla_1, donde se observa una mayor frecuencia de pacientes enfermas con edades entre 60 y 69 años (38,1 %), seguidas en orden descendente por las que tenían de 50 – 59 años de edad (28,8 %). En la mayoría, la edad de la menopausia ocurrió de 45 – 55 años (72,9 %) y de estas fue más frecuente también, en las de 60 – 69 años de edad (49,4 %).
El promedio de edad de estas pacientes fue de 61,64 años, con una desviación estándar de 11,54 años. La enferma de menor edad tenía 33 años y la de mayor edad 87 años.
Se refleja en la
Tabla_2 la distribución de las pacientes con adenocarcinoma de endometrio según factores de riesgo no ginecológicos presentes, y en la misma se aprecia un predominio de pacientes hipertensas (55,9 %), seguidas por las que presentaron obesidad (52,5 %) y en un 19,5 % diabetes mellitus.
El 5,1 % de las pacientes tuvo otros tipos de enfermedades, entre las que se encuentran las colecistopatías. Es de señalar, que sólo el 23,7 % de las pacientes no presentó ninguno de estos factores de riesgo analizados. Se plantea por diferentes autores, que de un tercio a tres cuartos de pacientes con adenocarcinoma de endometrio son hipertensas. En el presente estudio se corrobora esta relación.
La
Tabla_3 refleja los tipos histológicos del adenocarcinoma de endometrio y el estadiamiento clínico de las pacientes, donde se observa que la mayoría tuvo estadiamiento I (61,9 %) y en éstas predominó el tipo histológico endometroide (93,1 %). Se aprecia que el 76,3 % de las pacientes tuvo adenocarcinoma de tipo endometroide, seguidas en orden, por las que presentaron el adenoescamoso (8,5 %) y el de células claras con el 7,6 %.
En la etapa II y III, también fue más frecuente el carcinoma endometroide en las pacientes (56 % y 44,4 %) y no se encontró este tipo histológico en las pacientes que se encontraban en la etapa IV. El tipo seroso papilar y de células claras no se encontraron en pacientes en etapa I y en pacientes en etapa IV sólo se encontró el tipo histológico de células claras. El adenoescamoso o mixto fue más frecuente en el estadio III.
El tipo histológico del tumor es uno de los factores pronósticos considerados de primera generación y cuya determinación se puede efectuar con el simple examen macroscópico de la pieza quirúrgica y con hematoxilina y eosina. El tipo histológico es un factor importante, ya que existen algunos subtipos tumorales, que conllevan por sí mismo e independientemente de otros factores un peor pronóstico.
En la
Tabla_4 se aprecia que porcentajes considerables de pacientes tenían invadido hasta el tercio interno (30,5 %) y hasta el tercio medio (27,1 %). Es de destacar, que el 80 % de las 5 pacientes que se diagnosticaron con menos de 40 años de edad, la invasión estuvo limitada al endometrio, y de las 9 diagnosticadas a los 80 años o más, la invasión alcanzó al tercio externo del miometrio, en el 44,4 % de ellas. Se encuentra una relación significativa, (p = 0,01698) entre la profundidad de invasión y la edad al diagnóstico, lo que señala, que esta última, influye en dicha profundidad.
En la
Tabla_5 se aprecia que predominaron las formas tumorales bien diferenciadas (55,1 %) y de ellas, fueron más frecuentes las que tuvieron una profundidad de invasión hasta el tercio interno del miometrio (49,2 %), mientras que, de las que tenían diferenciación histológica moderadamente diferenciadas, fueron más frecuentes las que alcanzaron al tercio medio (46,2 %) y de las poco diferenciadas, lo que más se presentó fue la invasión hasta el tercio externo con el 40,7 %.
En consecuencia, se encuentra una relación muy altamente significativa (p = 0,0000) entre la profundidad de invasión en el miometrio y el grado de diferenciación tumoral, lo que indica que, a menor diferenciación mayor será la profundidad de la invasión. (x2 = 72,69937; gl = 8).
El grado de diferenciación tumoral es uno de los factores pronósticos considerados de primera generación, en que el patólogo puede dar información pronóstica y según diferentes autores, son predictivos del comportamiento biológico del carcinoma de endometrio. En otros estudios reportados, resultó ser el factor pronóstico más importante, existiendo una correlación estricta entre el grado histológico y la profundidad de invasión miometrial. En nuestro estudio se corroboró lo planteado por estos autores.
Se refleja en el [gráfico_2] la profundidad de invasión del adenocarcinoma de endometrio en las pacientes y su grado nuclear. Obsérvese que predominaron las de grado nuclear I (54,2 %) y de estas, las que tenían tomado el tercio interno (46,9 %). En las de grado nuclear II, fue más frecuente, en las que la profundidad de invasión llegaba al tercio medio (42,9 %). En cuanto a las de grado nuclear III, se aprecia la mayor frecuencia, en las que la invasión llega al tercio externo del miometrio (38,5 %). Se encuentra una relación muy altamente significativa ( p = 0,0000) entre la profundidad de invasión y el grado nuclear. (x2 = 66,61794; gl = 8).
Obsérvese, en la
Tabla_6 que el endometrio no tumoral normal y el hiperplásico fueron los que más se presentaron (21,2 % y 20,3 % respectivamente). De los normales fueron más frecuentes los que tomaron el tercio interno del miometrio (56 %) y de los hiperplásicos, los que invadieron hasta el tercio medio (45,8 %) del mismo.
Cuando el endometrio no tumoral fue normal, el tumor se mantuvo limitado al endometrio o infiltrando el tercio interno de la pared uterina, y sólo en un 8 % llegaba la infiltración hasta el tercio medio.
Cuando el endometrio no tumoral fue hiperplásico, en el mayor por ciento de las pacientes, la infiltración llegó hasta el tercio medio, siendo la máxima invasión en este grupo de pacientes (45,8 %).
El endometrio no tumoral atrófico, se presentó en el menor número de pacientes (16,9 %), no encontrándose este tipo de endometrio en las pacientes donde la lesión estaba limitada al endometrio y sí en todas las pacientes donde la infiltración llegó hasta el tercio externo del miometrio.
Varios autores refieren la importancia del diagnóstico del endometrio no tumoral como un factor pronóstico, haciendo mención a que las pacientes con presencia de endometrio atrófico tienen peor pronóstico. En nuestro estudio se corroboró este hecho.
En un porcentaje elevado de nuestras pacientes no pudo determinarse el tipo de endometrio no tumoral, lo que estuvo en relación con pacientes no operadas, otras que recibieron tratamiento radiante previo o que el tumor tomaba toda la extensión del endometrio.