El angiosarcoma es un tumor poco frecuente en los tejidos blandos. En el intestino delgado los tumores son poco frecuentes, y los angiosarcomas son todavía más (1, 2, 3). Este tumor suele darse en personas mayores, como en el presente caso que tenía 85 años (2). A pesar de ser tumores poco frecuentes en el tracto gastrointestinal, se han descrito tumores de este tipo, primarios y metastáticos (1, 2, 4, 5). Aunque la etiopatogenia de este tumor es desconocida hay algunos factores patogénicos que se han descrito en relación con ella como son la radiación externa y la retención de cuerpos extraños (1). Hay casos publicados secundarios a radioterapia abdominal por carcinomas de origen ginecológico, incluso hasta 20 años después del tratamiento (6,7,8). La mayoría de los pacientes son asintomáticos y el síntoma clínico primario más importante puede ser el de perforación, (1), como lo fue en el caso que presentamos, aunque luego, en el estudio de la pieza no se demostró esta circunstancia. Las neoplasias que tienen su origen en los vasos pueden mostrar diversas apariencias histológicas (9) y a veces muestran un aspecto epitelioide. El diagnóstico diferencial, por su aspecto histológico ha de hacerse con el carcinoma, con el melanoma e incluso con un linfoma (2, 4,10). La variante epitelioide de este tipo de tumores con técnicas inmunohistoquímicas, muestran reactividad con marcadores mesenquimales como la Vimentina, con marcadores para vasos, como el CD31 y CD34, y para la Pancitoqueratina (2). Aunque se ha descrito la positividad para CD34 en estos tumores, hay estudios que indican que el CD34 no es muy específico (9). Sin embargo la positividad de dicho anticuerpo junto con la de CD31, Molécula de Adhesión Endotelial-Plaquetaria-I (PECAM-1), más específica, son los mejores marcadores para tumores endoteliales (11). El que este tumor muestre varios nódulos puede por un lado hacer pensar en que sea metastásico, ya que, cuando son primarios, es más frecuente la variante unifocal, pero sin embargo, están descritos angiosarcomas multicéntricos primitivos en intestino delgado (2). A veces, existe la dificultad de diferenciar el Angiosarcoma Epitelioide del Sarcoma de Kaposi visceral, que en ocasiones tiene apariencia epitelioide. La afectación visceral ocurre ,de vez en cuando, años después de la lesión cutánea y es multifocal (4). En nuestro caso se descartó el Sarcoma de Kaposi basándose en criterios morfológicos (ausencia de hendiduras y de patrón fusocelular sarcomatoide), inmunohistoqímicos (Virus Herpes 8 negativo) y clínicos (negatividad para VIH, ausencia de Síndrome de Inmunodeficiencia, etc), revisándose también la biopsia previa del tumor cutáneo. Existen dos casos publicados de presencia de Virus Herpes tipo 8 en angiosarcomas, en pacientes VIH negativos. Este virus está relacionado con el Sarcoma de Kaposi y otras enfermedades en las que existe “hiperplasia endotelial” (Castelman, linfadenopatía angioinmunoblástica, hiperplasia angiolinfoide con eosinofilia, linfoma de cavidades, etc.). En nuestro caso fue negativo. Se debate en la actualidad la alternativa de que sean los linfocitos acompañantes los infectados y no las células endoteliales ya que en todas estas lesiones existen linfocitos implicados, quizá en menor grado en los angiosarcomas (12). En el caso que presentamos, concurren algunos factores contradictorios desde el punto de vista etiopatogénico. Por una parte podemos pensar que sea una metástasis del tumor cutáneo previo. Además tenemos dos factores, descritos en la literatura, que contribuyen al desarrollo de un tumor de este tipo como primitivo en el intestino. Por un lado la historia previa de radiación pélvica años antes por un carcinoma y por otro, la existencia de un cuerpo extraño, que han podido inducir el desarrollo tumoral. Pero pese a estas dos últimas circunstancias, nos inclinamos a que sea metastático, dado sus antecedentes, y que, en realidad, tanto la radioterapia, como el cuerpo extraño no creemos que sean factores excluyentes de esta posibilidad. Pueden ser coadyuvantes, sobre todo la primera, del desarrollo del Angiosarcoma cutáneo. Sin embargo, la presencia de enteritis por radioterapia en el territorio de asiento del caso que remitimos, junto a la presencia del cuerpo extraño impactado en una de las tres lesiones tumorales intestinales, nos impide negar categóricamente la posibilidad de que sea un Angiosarcoma Epitelioide Primitivo Multicéntrico del Intestino Delgado no sincrónico con el cutáneo, a la manera que el Sarcoma de Kaposi diseminado, sobre todo en VIH, se considera una enfermedad sistémica.
|