Existen numerosas descripciones de las manifestaciones clínicas de un tumor de tallo cerebral. María y D’Souza sugieren agruparlos en los siguientes síndromes (
3). :
1-Síndrome de pares craneales y vías largas: Es el más frecuente. Se caracteriza por diplopia, paresia y/o parálisis asimétrica de pares craneales y dificultad para caminar o usar la mano.
2- Síndrome hidrocefálico: La oclusión del 4to ventrículo o del acueducto de Silvio produce dilatación ventricular por encima de ella, con cefalea y vómitos por la hipertensión endocraneana.
3- Síndrome involutivo: Se ve habitualmente en lactantes que presentan una detención o involución del desarrollo psicomotor, que era normal hasta un momento determinado, además de cefaleas y vómitos intratables.
4- Síndrome psiquiátrico: Hay apatía, depresión, disminución del aprovechamiento escolar, pérdida de la memoria, trastornos de conducta, pesadilla y enuresis. Se ve en los tumores difusos con toma del diencéfalo.
5- Síndrome hemorrágico: Poco frecuente, secundario a un sangramiento intratumoral. Su comienzo es agudo con peligro inminente para la vida. Cuando el tumor es bulbar hay hemiplejía o cuadriplejía con parálisis oculomotora, nistagmus, ataxia y toma de pares craneales.
6- Síndrome del ángulo ponto-cerebeloso: Cuando el tumor toma una mitad del puente y crece hacia el ángulo produciendo disfunción del V,VI,VII y VIII pares, vértigo, tinnitus, nistagmus, etc.
El paciente que se presenta puede clasificarse en el primer grupo, aunque la presencia de fasciculaciones, la marcada toma de la deglución y la fonación, la ausencia de alteraciones sensitivas y la edad del paciente (6ta década de la vida) inclinaron el diagnóstico en un inicio hacia una enfermedad de la neurona motora, lo que llevó a la no realización de un estudio imagenológico completo (Tomografia Axial Computadorizada y Resonancia Magnética Nuclear) y, por tanto, a un tratamiento inadecuado.
Existen una serie de factores pronósticos al enfrentar estos tumores (
3), que son:
1. El estado del enfermo en el momento del diagnóstico: a más sintomas disminuyen las posibilidades de alivio.
2. Los tumores de crecimiento exofítico (en la luz del 4to ventrículo) sobreviven más que los endofíticos.
3. Los que debutan con toma de pares craneales son de mayor mortalidad.
4. Los gliomas difusos son sugestivos de malignidad y por tanto de alta mortalidad.
5. La presencia de zonas hipodensas en la Tomografia Axial Computarizada son sugestivas de malignidad.
6. La presencia de mitosis en la biopsia sugiere malignidad.
7. La presencia de calcificaciones y fibras de Rosenthal en la biopsia sugieren una lesión benigna.
Al aplicar estos criterios al paciente que se presenta, se comprobó que presentaba seis factores de mal pronóstico, lo que explica la rápida evolución del mismo, pues falleció a los seis meses de iniciados los síntomas.
Ante un paciente con un cuadro sugestivo de una ELA que presente una evolución tórpida, se se debe realizar precozmente TAC y RMN, las cuales son estudios electivos en la valoración de esta enfermedad.